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Los que pierden

Otros eran los días en que pensábamos que los magistrados eran elegidos para salvaguardar la Constitución. Ahora se eligen para proteger los intereses de la clase política.

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
4 de mayo de 2013

En una ceremonia exprés, hecha casi en la penumbra de la clandestinidad, el cuestionado abogado Alberto Rojas Ríos tomó posesión como nuevo magistrado de la Corte Constitucional ante el presidente Santos. 

El nuevo magistrado entrará a ese alto tribunal imponiendo un rasero en materia de idoneidad moral sin precedentes en la historia de la Corte Constitucional. Detrás de Rojas podrán llegar los abogados litigantes que no paguen sus impuestos y que hayan recurrido, como bien lo denunció La Silla vacía, a toda suerte de tinterilladas para engañar a la Dian. 

Además de los evasores, podrán llegar también los abogados que se hayan quedado con el dinero de sus clientes producto de indemnizaciones y quienes también hayan conseguido burlar a la Justicia con prescripciones sospechosas, como lo denunció hace poco Noticias Uno con el caso de la viuda de marras. Faltar a la verdad no será ya un obstáculo sino un aliciente para poder aspirar a una silla en la Corte Constitucional. Rojas le ha mentido al país en todo. Mintió sobre sus relaciones con excongresistas condenadas por parapolítica como su amiga Zulema Jattin y sobre sus asesorías gratis prestadas a los congresistas que votaron por él. 

Y sin embargo, a nadie de la Unidad Nacional le importó que Rojas faltara a la verdad y no tuviera la idoneidad ética ni moral para ocupar ese cargo. 
No le importó al Partido Liberal, que lo impulsó desde el inicio a través de su jefe Simón Gaviria, ni a los de La U ni a los conservadores ni a  los de Cambio Radical que terminaron avalándolo con una devoción inusitada.  

La gran pregunta que uno se hace es esta:  ¿Por qué los congresistas de la Unidad Nacional se empeñaron en elegir un magistrado tan cuestionado? La respuesta es evidente: porque saben que ese magistrado va a actuar en defensa de sus microintereses y a velar por ellos como si se tratara de un fiel perro guardián. Otros eran los días en que pensábamos que los magistrados eran elegidos con el propósito de salvaguardar la Constitución. Ahora se eligen para proteger los intereses de la clase política.  

Con Rojas en la Corte, cada vez que se revise una tutela que tenga que ver con una pérdida de investidura, los congresistas sabrán que tienen un hombre que los defiende y que va a hacer todo lo posible por ayudarles. 

No sería raro que a raíz de la llegada de Rojas se buscara la mayoría en el alto tribunal para devolver la fallida reforma de Justicia al Congreso, con la idea de que se apruebe la doble instancia y se proceda a decapitar la sala penal de la Corte como lo preveía la reforma y queden blindados los congresistas de escándalos como el de la parapolítica, el de la Dirección Nacional de Estupefacientes o el de la salud o el de las pensiones. Un magistrado así de sensato no se lo hubiera soñado ni Alberto Santofimio. 

Su elección puede tener muy contentos a la Unidad Nacional, pero frente al país las cosas bien pueden ser a otro precio.  Ante el espejo de la opinión pública, tanto los partidos de la coalición del gobierno como el propio Santos, quedaron mal. 

El Congreso quedó mal con los colombianos porque una vez más decidió actuar de espaldas al país y pensar en sus microintereses. Este es el mismo Congreso que está poniendo toda suerte de zancadillas a la reforma a la salud porque se está metiendo con las eps cuestionadas, las mismas que ellos han capturado para su propio beneficio.  Queda mal la Unidad Nacional porque eligió un magistrado cuestionado y sobre todo queda mal el Partido Liberal que fue el que lo impulsó desde el inicio.  

Con esta elección demuestra que los años en el desierto no le enseñaron nada y que ha vuelto al poder a capturar la burocracia escogiendo gente no por su idoneidad moral sino por la conveniencia. Y quedó mal el gobierno de Santos posesionando un magistrado de la Corte Constitucional en la clandestinidad. En el fondo perdimos todos  porque de ahora en adelante para llegar a ser magistrado de la Corte Constitucional lo único que no se necesita es ser independiente, probo y honesto.
 
CODA: Conozco a Ricardo Calderón y sé que para él el periodismo es una herramienta invaluable para descubrir la verdad que los poderosos quieren acallar. Por haberlo ejercido con rectitud es que lo quieren amedrentar. Pero se equivocan si creen que las balas van a hacer desistir a Richi de seguir investigando. No lo conocen. 

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