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Los sustos del vecino

Ecuador, igual qu siempre ha hecho Venezuela, tratará de impedir la entrada de indeseables, pero si entran tratará de coexistir con ellos

Semana
1 de diciembre de 2002

El coronel Lucio Gutiérrez recibe un país casi tan quebrado como Argentina, casi tan pobre como Honduras y casi tan difícil de gobernar como Venezuela. Pero su prioridad no será el FMI, ni la pobreza, ni la reforma política; serán, según anunció, "las relaciones con Colombia".

Mejor dicho, con el Plan Colombia: Ecuador teme que Estados Unidos lo meta en el conflicto del vecino, pero teme también que el vecino le exporte su conflicto.

El riesgo de exportación es evidente. No tanto, creo yo, porque los cultivos fumigados aquí se pasen a Ecuador: aunque la pobreza campesina es agobiante, el norte del país está más o menos protegido por la escasez de selvas, la densidad del poblamiento y el tejido social indígena. En cambio la dolarización, adoptada por Mahuad hace tres años, hizo de Ecuador un paraíso para los lavadineros.

También está el problema de los desplazados; unos 11.000 colombianos registrados y un número mayor sin registrar, que buscan empleo y servicios en Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos.

Están, y esto es peor, los brotes de violencia: el secuestro de 12 ingenieros y el del hijo de un conocido político, atribuidos a las Farc; combates entre tropa ecuatoriana y guerrilla colombiana; panfletos y amenazas de unos supuestos "ELP" y "Fare-DP" que suenan a sucursales.

Pero Ecuador se resiste a copiar el modelo represivo de Colombia. No sólo porque aquí ha fallado de redondo (cada año aumentan las hectáreas sembradas) sino porque tiene los ejemplos de Perú y Bolivia, donde hubo éxito sin fumigar y sin intervención del ejército en un problema que no es de su incumbencia.

Y sin embargo, desde 1999 se iniciaron operaciones conjuntas entre tropas del Comando Sur, soldados ecuatorianos y efectivos navales del Perú para "neutralizar guerrilleros y traficantes colombianos". Es más: así se entiende la presión de Estados Unidos para que esos dos países zanjaran su diferendo, lo cual permitió reubicar tropas de ambos en límites con Colombia.

Pero el tema más polémico es la base de Manta. instalada en 1999 para atacar el narcotráfico en Colombia. Igual que las "operaciones conjuntas", la base tuvo la oposición del movimiento indígena y del entonces coronel golpista, quien propuso un "plebiscito" para dirimir estos asuntos.

"Ecuador -repite ahora- no enviará tropas a Colombia". Y añade tres ingredientes que redondean su estrategia. Uno, "reforzar la vigilancia militar de la frontera". Otro, no usar "medidas similares al Plan Colombia, porque traen consigo muertes innecesarias". Y otro "formar un grupo de naciones garantes, con posible presencia de los cascos azules" para mediar en el conflicto del país vecino.

Es la expresión del interés nacional ecuatoriano. Digámoslo con crudeza: cuando el vecino está en guerra, uno cierra las fronteras y trata de evitar que los bandos le hagan daño. Ecuador, igual que siempre ha hecho Venezuela, tratará de impedir la entrada de indeseables, pero si entran tratará de coexistir con ellos: que la guerrilla no mate ni secuestre, que los narcos sean discretos y no "calienten" el país, y que Dios amanezca con los buenos.

La idea de mediación multinacional es generosa y al mismo tiempo suena generosa, sobre todo con los "cascos azules" que son un globo vacío como sabe todo mundo menos el que lo lanzó. Y por supuesto Ecuador, con intereses vitales en Colombia, no sería buen mediador aunque tal vez sí un garante indispensable de los acuerdos que se hagan.

No será pues muy fácil la relación entre los dos gobiernos. Fresca está la visita a Quito, donde Uribe dejó fama de gruñón. Fresco está el cierre del Rumichaca, y más fresca la idea de pedir visa a los quizá 300.000 colombianos que han construido mucho de lo mejor de Ecuador.

Pero cuando uno debe 14.000 millones de dólares y exporta 3.000 al año, cuando ha prometido el cielo a 10 millones de pobres y empieza con un enorme déficit fiscal, tal vez no tenga más remedio que archivar "el interés nacional" y hacerle caso al señor que reparte los caramelos del Atpa, el acuerdo con el FMI, los préstamos de la banca y, por qué no, la "iniciativa regional andina" con todo y base de Manta.

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