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Mal manejo a la mayor crisis humanitaria desde la Bogotá solidaria

Esto es un llamado a la administración para entender lo que ha venido pasando con la mayor crisis humanitaria que hemos vivido y crear acciones afirmativas e integrales para su atención, y así brindarles un bienestar y sobre todo para no vulnerar ningún derecho.

21 de septiembre de 2021

Según la OIT (Organización Mundial del Trabajo) en las migraciones masivas en Venezuela han salido alrededor de 5,47 millones de personas, que huyen de una dictadura, de un cúmulo de violaciones en sus DD. HH. En Colombia, según cifras oficiales de Migración Colombia, hay 1,7 millones de venezolanos, en Bogotá son 340.711, representando 19,5 % de la población total en Colombia.

El ingreso de la población venezolana a nuestro país ha dado como resultado inyecciones de inversión extranjera, migración de profesionales altamente calificados, proyectos sociales liderados por asociaciones de migrantes, proyectos de emprendimiento e innovación, una oferta gastronómica de restaurantes venezolanos y de otros servicios sectorizados, todos escenarios que han permitido a las personas y a la ciudad progresar social y económicamente.

También han llegado migrantes vulnerables, una población compuesta en su mayoría, en condición irregular que ha iniciado procesos migratorios sin planeación o información previa. Generalmente trabajan desde la informalidad o están desempleados y viven con un alto grado de incertidumbre al no contar con los recursos suficientes para asentarse formalmente en la ciudad y enviar remesas a sus hogares.

“Todos ellos son factores que incrementan el riesgo de estas personas a ser habitantes de calle, vivir en pagadiarios o en viviendas sobrepobladas, o ser víctimas de trata de personas y de comportamientos xenófobos y aporofóbicos” como lo señala el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario en el documento ‘Las migraciones en el contexto Colombo-venezolano’.

Otros aspectos importantes en torno a la situación de vulnerabilidad de los migrantes venezolanos que el observatorio considera son migrantes en situación de calle, asentamientos informales, mercados informales y economías colaborativas, trata de personas y prostitución y comportamientos xenófobos y aporofóbicos.

El tema de la convivencia también se ha visto afectado, así se demostró durante un conversatorio de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), se dieron a conocer datos sobre la situación de violaciones a los derechos humanos de la población venezolana en Colombia. Por ejemplo, se indicó que este año 362 migrantes venezolanos han sido asesinados en el país. El 88,1 por ciento de las víctimas eran hombres y 11,9 por ciento, mujeres.

En agosto, de acuerdo a lo señalado por el barómetro de xenofobia Bogotá, generó el 61 % de los mensajes de xenofobia a nivel nacional y el 18 de agosto tras las declaraciones de la alcaldesa Claudia López de crear un comando conjunto para perseguir los venezolanos generó ese día el 171 % de mensajes xenófobos.

Las consecuencias negativas que se han desprendido de las actuaciones imprudentes por parte de la administración han generado guerras en los barrios en diferentes puntos de la ciudad, estigmatizar a toda una población por el actuar de algunos, no es la solución para atacar la inseguridad a la que está sumergida la ciudad, por el contrario, ha intensificado la problemática social que ya afrontan los migrantes venezolanos.

Siendo Bogotá el principal receptor de esta población, se evidencia la necesidad de crear una herramienta que a nivel distrital permita la consolidación de la información de esta población, facilite garantizarles el goce efectivo de derechos constitucionales, favorezca la coordinación institucional e intersectorial y permita ampliar los canales de comunicación y de promoción hacia migrantes, organismos civiles y religiosos, gestores sociales y sociedad civil en general.

Esto es un llamado a la administración para entender lo que ha venido pasando con la mayor crisis humanitaria que hemos vivido y crear acciones afirmativas e integrales para su atención, y así brindarles un bienestar y sobre todo para no vulnerar ningún derecho. Todo migrante que llega a Bogotá es un bogotano más.

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