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Congresistas de Ambiente

Estas elecciones al Congreso tienen una dinámica multicultural nunca vista. Celebro que seamos tan libres de escoger de una lista o de otra, como aves al vuelo sin fronteras. La gran diversidad de aves y otras especies que circulan por el territorio nacional, exige tener congresistas que entiendan la compleja relación que existe entre las culturas y las estrategias adaptativas a cada uno de los ecosistemas. Esa relación fue bien explicada por Augusto Ángel Maya, el historiador del pensamiento ambiental del siglo XX.

Margarita Pacheco M., Margarita Pacheco M.
1 de marzo de 2018

A estas alturas, es un alivio tener claro por quién votar. Hemos escuchando por todos los medios de comunicación discursos y arengas para ganar una curul al Congreso. Uno ya no come cuento entero y analiza con juicio los antecedentes de cada personaje y su sinceridad.

Entre los candidatos y candidatas a Cámara y Senado, me decido por personas que representan movimientos sociales  en las Circunscripciones Especiales. Estos son los espacios políticos que darán voz a los que nunca la han tenido en el Congreso. Allí solamente tienen tres curules. Esta baja representatividad de las comunidades étnicas debería ser mucho mayor, dada la gran diversidad cultural, lingüística y ecosistemica del país. Hoy tenemos una enorme deuda con las minorías que han cuidado el patrimonio natural del país cuya labor de conservación y restauración no se  ha reconocido. Por el contrario, existen riesgos y amenazas sobre sus territorios y culturas, que aumentan la vulnerabilidad territorial con decisiones centralizadas y distantes de sus necesidades reales.

Creo que desde los centros urbanos debemos apoyar compromisos políticos para poner en marcha estrategias de paz territorial en las diversas regiones del país. Para que estas preocupaciones hagan eco, mujeres muy bien preparadas de las minorías étnicas nos pueden representar en el Congreso.

En la lista de profesionales para el Senado: Lena Estrada de La Chorrera, Amazonas, quien pertenece a la comunidad uitoto, ( Mais #203), Francia Márquez de las Negritudes del Pacífico ( Y #301)  Ati Seygundiba Quigua, lideresa arhuaca, ( ASÍ #203), quienes conocen sus ecosistemas de vida, proponen robustecer la multiculturalidad para hacer la paz, y tienen madera para hacer renacer el sentimiento de una identidad multicultural y una democracia añorada en las regiones más apartadas. De ellas, hay que votar por dos curules al Senado. Para la Cámara, voto por Juvenal Arrieta (Mais #205), politólogo embera chami, quien no solo representa a la Nación embera y sus cinco grupos, y con quien compartimos sus reivindicaciones por un mejor país rural-urbano. Todos tienen sus portales web y sus posiciones bien explicadas.

De estos tiempos de juego preelectoral, con tanta abundancia de ruidos, debates y foros académicos, laicos y religiosos, sobresale el aumento de jóvenes que se han postulado  y que serán votantes. Entre estudiantes, campesinas, indígenas, LGBT, se evidencian cambios culturales significativos en la forma de hacer política y en las ganas de cambio en el Congreso. De esta dinámica juvenil y refrescante, algo bueno tiene que resurgir.

Se vive esa libertad de opinión para escoger y seleccionar de aquí y de allá, sin señores feudales que ordenen por quién votar, sin etiquetas religiosas, ni colores de partido. Esta nueva dinámica, posterior al acuerdo del Gobierno con las Farc, posibilita escoger con mayor libertad, sin llevar el sello de ser de uno u otro partido, de derecha, de centro o de izquierda. Como las aves y los osos andinos, que restauran el bosque sin fronteras,  circulando libres por ríos, costas, manglares, valles y montañas.

Es vox pópuli la necesidad irreversible de cambios generacionales y de espacios para las minorías étnicas en el Congreso de la República. No queremos más de lo mismo, ni ñoños ladrones que dominen el electorado a punta de coimas ni herencias familiares en las curules. Estas premisas obligan a revisar con lupa quién es quién en el tarjetón para soñar con un legislativo más democrático y diverso. 

Ahora más y más jóvenes urbanos buscan con ahínco la protección del paisaje, promocionando la biodiversidad de las regiones que antes no se podrían visitar. Crecen los expertos en avistar aves y descubrir especies nuevas, en convocar a caminantes y montañistas, en explorar ríos, fondos marinos, desiertos y selvas. El país, patrimonio de la humanidad, debe estar en manos de legisladores que conozcan el patrimonio natural en las regiones más emblemáticas del planeta.

P.D.:

Voto porque sigan fortaleciéndose los Festivales de Aves de Cali, Pereira, Ibagué, Manizales. Ojalá mis senadoras indígenas  apoyen otros en Chocó, Orinoquia y Amazonia.

Voto a la Rectoría de la Universidad Nacional por dos dedicados académicos: Edna Bonilla o Fabián Sanabria.