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La hora de todas las víctimas

Sin ruborizarse el uribismo ha planteado una tabla de víctimas en la que se nos intenta discriminar según quiénes fueron nuestros victimarios. Y las víctimas más relevantes serían las de las Farc.

María Jimena Duzán, Revista Semana, María Jimena Duzán
19 de julio de 2014

Según las estadísticas, somos 6 millones de colombianos. A la mayoría de nosotros nos tocó aprender a lidiar con nuestra tragedia en la penumbra de la soledad porque la sociedad nos dejó solas. Para sobrevivir al dolor, sacamos fuerzas de entre las entrañas, allá donde muy pocos seres son capaces de adentrarse sin perder el juicio. Aprendimos a sobrevivir pese a la indiferencia y nos las hemos ingeniado para disipar el odio que siembra en uno el peso de la impunidad.

Sin embargo, pese a que ya somos una realidad y de que se avecina nuestro tiempo, según nos dicen, las víctimas del conflicto colombiano aún deambulamos por el país, mascullando nuestro drama de manera vergonzante, sin que nuestras miradas nos delaten, mientras el país político nos intenta resarcir con leyes que no se aplican y los victimarios se lavan las manos diciendo verdades que en realidad son fábricas de mentiras.

Así me atrevería a definir a las víctimas que hemos logrado sobrevivir sin perder el juicio en este conflicto. Y en esa definición deberían caber sin excepción todas las víctimas de este conflicto. Desde las víctimas de las Farc, como el general Mendieta y del ELN como el exsenador Juan Fernando Cristo, cuyo padre fue asesinado por ese grupo guerrillero, pasando por el padre del senador Iván Cepeda asesinado por los paramilitares, hasta llegar a los campesinos del Cauca, del Urabá, de Montes de María, del Magdalena medio, entre otras regiones, que han sido víctimas de todos los actores armados a la vez –de las Farc, de los paras y de los agentes del estado–, como si el universo entero se hubiera ensañado contra ellos. En una de esas masacres, por allá en los noventa, cayó mi hermana Silvia, también periodista, junto con unos valientes líderes campesinos, asesinados por estar pensando en cómo aclimatar la paz y no en cómo incentivar la guerra.

Desde entonces, las víctimas que he ido conociendo a lo largo de la vida y de mi trabajo periodístico se han caracterizado porque nunca han empuñado las armas ni armado un grupo de autodefensa para vengar la muerte de sus seres queridos. Por el contrario, se han dedicado a reconstruir sus vidas, sus pueblos, sus familias. El país que siempre nos ha estigmatizado no conoce de lo que somos capaces las víctimas de este conflicto y de todo lo que podemos aportarle a este país.   

Toda esta reflexión la traigo a colación porque me preocupa la manera en que el uribismo está participando en el debate sobre quiénes deben ser las victimas que van a ir a La Habana. Sin ruborizarse han planteado una tabla de víctimas en la que se nos intenta discriminar según quiénes fueron nuestros victimarios. Y dentro de esa estratificación un tanto macabra, las victimas más relevantes serían las de las Farc.

Imponer una tabla de víctimas me parece indigno para con las víctimas de este país porque nos revictimiza y nos degrada aún más de lo que ya nos degradó la guerra. Comparto con el uribismo su interés por visibilizar a las víctimas de las Farc y la urgencia de que las Farc les den la cara a las víctimas. También sé que ese grupo político representa parte de una sociedad que tiene que ser escuchada porque puso 7 millones de votos y que este proceso de paz tiene que hacerse también con el uribismo.

Pero repudio su tesis de estratificar a las víctimas. Su propósito es el de visibilizar a las de las Farc con el objeto de invisibilizar a las demás. Esa visión mezquina del conflicto solo nos lleva a la consagración de la guerra y a que el número de víctimas pase de 6 millones a 10 o a 20.

La hora de las víctimas no puede ser entendida como una oportunidad para sacar provechos políticos y cualquier intento, venga de donde venga, tiene que ser repudiado. Pero además, como me decía un líder del Salado: “Si van a hacer una mesa de negociación exclusivamente para las víctimas de las Farc, ¿en dónde me va a meter a mí que he sido víctima de las Farc y de los paras?” 

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