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Memoria de gallina

¿Será que lo que le molesta a Uribe es que Santos haya podido llevar a cabo lo que él no pudo?

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
11 de octubre de 2014

El expresidente Álvaro Uribe se ha convertido en un feroz opositor al proceso de paz con las Farc con el argumento de que él nunca negoció con terroristas durante su gobierno. Sin embargo, lo que no sabe el país es que ese mismo expresidente que ha decidido sabotear el proceso de paz, fue el mismo que al final de su mandato hizo ingentes esfuerzos por abrir negociaciones con las Farc con el propósito de iniciar una etapa exploratoria como lo hizo finalmente Juan Manuel Santos.

La noticia de estos contactos secretos fue revelada por primera vez por El Tiempo el 26 de agosto de 2012. Sin embargo, el recuento que hago a continuación tiene no solo nuevas fechas sino documentos que nos llevan a concluir dos cosas: que el expresidente Uribe avanzó más de lo que nos imaginamos en su etapa exploratoria con las Farc y que probablemente sin estos avances Santos se habría demorado mucho más en llevar a las Farc a la mesa de La Habana.

Esta es la cronología de esa historia que ha sido contada pero por pedazos:

Los primeros contactos se hicieron en el primer semestre de 2009, luego de las liberaciones de los secuestrados por las Farc, las cuales se lograron a través de un contacto que consiguió el gobierno de Uribe. Como estas se pudieron hacer sin mayor contratiempo, el gobierno en cabeza del comisionado de paz Frank Pearl consideró la posibilidad de buscar un encuentro exploratorio secreto con las Farc por fuera del país.
Según mis fuentes el país escogido fue Brasil. Las razones para esa decisión eran obvias: ese país venía prestando su ayuda en esas liberaciones al punto de que los secuestrados eran rescatados en helicópteros brasileños. Con esa propuesta viajó Frank Pearl el 10 de Noviembre de 2009 a Brasil y se reunió en Brasilia con el canciller Celso Amorim. Brasil accede a la propuesta.

Entre noviembre de 2009 y febrero de 2010 se trabaja entre el gobierno y las Farc en torno a la posibilidad de una reunión, la cual contaría con el apoyo logístico de Brasil y de la Cruz Roja. Las Farc le hacen saber al gobierno que requieren de una carta en la que se les diga oficialmente de su interés por hacer una reunión exploratoria con ellos. Esa reunión se haría sin ninguna concesión y en medio de la guerra.

Faltando dos meses para las elecciones presidenciales, el 5 de Marzo de 2010, Uribe, luego de haberse mostrado renuente, autoriza a Pearl a enviar esa carta que es dirigida a Alfonso Cano y Pablo Catatumbo en donde les manifiesta su interés en mantener un encuentro secreto y directo en Brasil. (Ver copia de la carta enviada por el gobierno a las Farc).

Las cosas avanzaron tanto que el 25 de Marzo de 2010 la Embajada de Brasil en Colombia le entrega a Pearl la lista de cuatro sitios posibles para ese encuentro secreto: Cachimbo, Boa Vista, Porto Velho y Hermosa. Junto con los sitios se envía un informe con la ponderación de los lugares. (Ver mapa y la ponderación de los sitios).

Según lo he podido constatar, estos documentos se les hacen llegar a las Farc, pero cuando las cosas parece que marchan viento en popa, sorpresivamente el 7 de abril de 2010 el grupo guerrillero filtra una carta a los medios, incumpliendo el acuerdo de que esos acercamientos eran secretos. En esa misiva revelan por primera vez la existencia de esos contactos y rechazan la propuesta de esa reunión inicial en Brasil, pero dejan las puertas abiertas para un diálogo posterior con el nuevo presidente. (Ver carta de las Farc en respuesta al gobierno).

A pesar de este revés, el gobierno Uribe recibe una carta de las Farc el 25 de abril de 2010 en donde explican las razones de su negativa y su interés por buscar una salida negociada al conflicto armado con el próximo presidente. Y finalmente ese deseo lo vuelven a expresar las Farc a los pocos días de electo el presidente Santos cuando le envían una carta manifestando su interés en reanudar “el camino de las conversaciones”.
La primera reunión exploratoria que se hizo en La Habana bajo el gobierno de Santos fue secreta y se hizo en las mismas condiciones en que se pactó la que su gobierno propuso pero que nunca se realizó. ¿Será que lo que le molesta a Uribe es que Santos haya podido llevar a cabo lo que él no pudo? 

En resumidas cuentas, los únicos que teníamos razones para sorprendernos de que Santos anunciara el día de su posesión la idea de iniciar un proceso de paz con las Farc éramos los colombianos que no sabíamos nada de estos contactos secretos. Pero el único que no tenía de qué sorprenderse ni ponerse furioso con este anuncio era el expresidente Uribe que había puesto los primeros ladrillos en la construcción de esa esperanza.

Es bueno recordar estos episodios ahora que el expresidente anda en la tarea mezquina de sabotear el proceso de paz a como dé lugar.

PD: Esta columna la escribí el 13 de abril de 2013. Y aunque ha pasado más de año y medio, podría haberla escrito perfectamente hoy sin quitarle ni una coma. En momentos en que Uribe se ha convertido en el principal opositor al proceso de paz, y se rasga las vestiduras al lado del ministro Pinzón por la ida de Timochenko a La Habana, es bueno recordar en este país con memoria de gallina, que este otro Uribe conciliador existió en secreto, así a él mismo se le haya olvidado.

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