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Millos, a un paso

Millos vuelve a meterse entre los ocho y depende de sí mismo para clasificarse. Le falta una última batalla contra Envigado de visitante. Cúcuta, Quindío, Nacional y Bucaramanga, esperan que resbale. ¿Los azules estarán en las finales? Crónica de Andrés Morales

12 de mayo de 2008

Millonarios no jugó bien el sábado contra Bucaramanga. Pero no importa, ya habrá tiempo para eso. Tenía que ganar y punto. Lo logró. Así su ataque sea predecible, por momentos abuse de un incierto pelotazo y fomente el bostezo, como en el segundo tiempo con los Leopardos, Millos consiguió lo que hasta hace dos fechas era utópico: estar entre los ocho clasificados.

Ya pasó el abril negro. Ese que dejó una puerta rota en Pasto, la humillación en casa frente al Chicó, el monologo de Santa fe en el clásico, insultos al Chiqui García y un técnico menos. Un mes en el que Millos quedó en el quirófano con los santos oleos encima. Postrado en puesto 13, con muy pocas posibilidades para clasificarse y un calendario desfavorable.

Llegó mayo y las cifras eran claras para Millonarios: ganar los tres partidos que quedaban, de lo contrario, se resignaba a ver el resto del torneo por televisión. Empezó visitando al Once Caldas en Manizales con el anti record de no haber ganado un solo partido fuera de Bogotá en todo el campeonato. Ganó cómodamente, prendió el respirador artificial y de paso eliminó a un rival directo. Mostró un fútbol práctico, con dos o tres toques para crear opciones de gol y sacó su arco en cero.

Fue el turno de recibir al Bucaramanga. Otro rival necesitado para seguir en la pelea y con misma la responsabilidad de ganar. Sin mostrar mucho pero con lo suficiente, ganó. Millos salió de cuidados intensivos. El delantero Rodrigo Astudillo, desequilibró y sacó pinceladas de talento. Puede ser la medicina que se estaba buscando, aunque preocupa que una lesión no lo deje jugar el próximo partido.

En la cancha, el equipo todavía muestra muchas falencias. Sus defensas centrales son muy lentos (siente la ausencia de Efraín Cortés) y le cuesta tener iniciativa en ataque. Ciciliano está jugando como un puntero más y no hay nadie que transporte la pelota hasta el área rival. Por eso queda dependiendo de los pelotazos que mandan desde atrás Mosquera y Bedoya, esperando que Martín García se la peine a Astudillo o que defina de cabezazo. Casi siempre la jugada queda en un rechazo defensivo.

Pero Millos está ganando los partidos que le toca ganar y eso es lo único que sus hinchas piden. Con la victoria del sábado sacó prácticamente a otro equipo en competencia y quedó cerrando el grupo de clasificados. Ahora, termina la primera fase visitando al Envigado que está séptimo pero no del todo clasificado.

Ganando, Millonarios se clasifica. Si empata o pierde, no queda eliminado automáticamente, pero empieza a depender de otros resultados. Necesitaría que Cúcuta y Quindío no ganen en su visita a los ya eliminados Caldas y Pasto respectivamente, que el Nacional no le meta cuatro al Huila en Neiva o que Bucaramanga no le haga siete al Pereira en su casa.

Por supuesto, los azules no quieren hacer esas cuentas. Prefieren hacer su tarea y llevarse los tres puntos de Envigado. A Millos le favorece que llega con la moral por lo alto y que ha jugado mucho mejor de visitante que en el Campín. Así fue contra el Calí, Tolima, Nacional o Caldas. El problema está en que se enfrenta con un equipo que ha permanecido la mayor parte del torneo entre los seis primero puestos, que en su casa solo a dejado escapar siete puntos de veinticuatro y que encuentra mucho gol y talento en la dupla ofensiva Giovanni Moreno-Neider Morantes.

Millos llega a mediados de mayo y ya respira solo. Un empujón más y entra a los cuadrangulares. En junio tendría tiempo para pensar en un juego más colectivo, pases precisos, goles, y, por supuesto, el campeonato.

Pero por ahora, no se acaba mayo.

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