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Mitos que se acaban con Uribe

Las elecciones que le dieron el triunfo a Uribe demostraron que voto de opinión hay tanto en el campo como en la ciudad, y en todos los estratos

Semana
2 de junio de 2002

La elecciOn de Alvaro Uribe dio al traste con varios mitos que hasta ahora venían gobernando:

Mito No. 1: El del repitente. Antes de Uribe se sostenía que todo candidato presidencial repitente contaba por lo menos con el 75 por ciento de los votos obtenidos en la anterior elección. Este mito fue refutado por las experiencias de Serpa y Noemí.

Mientras el primero bajó su votación al 62 por ciento, Noemí bajó la suya al 22 por ciento.

Mito No. 2: El del primerazo. Se daba por hecho que en Colombia nadie podía ser Presidente de primerazo, sino que previamente había que hacer una especie de fila india. Un turno generacional, que Uribe se saltó como si nada.

Mito No. 3: El del partido unido. Nadie se atrevía a poner en duda la teoría de que el Partido Liberal unido era una fuerza invencible, y que nunca disidentes liberales podrían conquistar la Presidencia. Incluso Galán estaba en proceso de volver al oficialismo por respeto a este mito que se creía invencible, hasta que Uribe lo desafió.

Mito No. 4: El de las extremas. Se creía que la derecha en Colombia ‘tenía techo’, y que ningún candidato que la exhibiera como bandera obtendría el favor definitivo del electorado. Este, que era un mito aplicable en el país tanto a las extremas de derecha como a las de izquierda, quedó también enterrado con el triunfo de Uribe.

Mito No. 5: El de Antioquia: Según este mito, era imposible que en Colombia hubiera otro presidente antioqueño que no fuera conservador. Sin palabras.

Mito No. 6: El de la plaza pública. Era generalizada la creencia de que una campaña presidencial sin grandes manifestaciones en plaza pública sugería una peligrosa prueba de debilidad electoral. Ahora pregúntenle a Serpa.

Mito No. 7: El de la campaña. No se creía posible que un candidato ganara las elecciones sin contar con una costosa estructura de campaña, llena de asesores nacionales y gringos. La de Uribe fue prácticamente una campaña ‘de garaje’ en la que no sólo él era el candidato sino, en no pocas ocasiones, también su propio asesor.

Mito No. 8. El de la segunda vuelta. Después de que esta reforma fue aprobada por la Constitución del 91, todo el mundo creía que Colombia estaba condenada a tener dos vueltas electorales: no se creía posible que un candidato presidencial resultara capaz de derrotar a sus rivales en la primera vuelta. Ver para creer.

Mito No. 9: El de la maquinaria. Se suponía, hasta que estas elecciones refutaron la teoría, que eran los congresistas los que le ponían los votos al candidato a la Presidencia. Esta vez fue todo lo contrario: Alvaro Uribe les puso los votos a sus congresistas.

Mito No. 10: El de la hoja de vida. Había hecho carrera la tesis de que para ser Presidente había que haber sido por lo menos ministro. En adelante los candidatos presidenciales saldrán de los cargos locales de elección popular (léase Uribe y Peñalosa).

Mito No. 11: El de la Costa. Se daba por descontado que para ganar las elecciones presidenciales era definitiva la Costa. (Después de su derrota electoral López dijo: “¡Me falló la Costa!”. Y Belisario dijo luego de su triunfo: “¡Me funcionó la Costa!”). La experiencia de Uribe demuestra que en adelante habrá que echarle mucho ojo a las tendencias en Bogotá, Medellín y Cali.

Mito No. 12: El de la opinión. Era creencia generalizada que el voto de opinión era un fenómeno urbano y de clase alta. Las elecciones que le dieron el triunfo a Uribe demostraron que voto de opinión hay tanto en el campo como en la ciudad, y en todos los estratos sociales. A Uribe lo eligieron tanto los taxistas como los socios del Country, y tanto los bogotanos como los caqueteños.

Mito No. 13: El de ella. La elección de Uribe acabó con el mito de la primera dama. Por una decisión que el país supo respetarle, doña Lina Moreno no tuvo ningún papel público en esta campaña, y está por verse la figuración que resolverá tener como inquilina de la Casa de Nariño.

Mito No. 14: El de los políticos. Hasta la era Uribe se daba por hecho que para ganar las elecciones había que tener una apropiada combinación de voto de opinión y de maquinaria. Esta campaña demostró que primero hay que tener la opinión y que los políticos van llegando y se van colgando de ella.

Mito No. 15: El de la estatura. Tampoco demostró ser cierto que en Colombia pasa lo mismo que en Estados Unidos: que el candidato grande siempre le gana al chiquito.

ENTRETANTO… Suena… suena Juan Camilo Restrepo como nuevo contralor en reemplazo de Ossa, a quien se le acaba su período en dos meses. ¿No sería espectacular, por fin, tener un señor contralor?

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