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"MUCHOS AÑOS DE REPRESION Y LA PAZ NO LLEGA"

Semana
25 de octubre de 1982

SEMANA: ¿Qué diferencias fundamentales ensuentra entre la primera Comisión de Paz y la integrada en estos días?
GERARDO MOLINA: Las diferencias principales radican en la posibilidad de fórmulas de paz. En la comisión anterior éstas eran muy escasas. En cambio hoy, por la evolución a partir del 7 de agosto, esas posibilidades se han ensanchado y ya le permiten ver al país la viabilidad de un arreglo de esta magna cuestión. La segunda diferencia: las posiciones de los dos gobiernos que han tenido que ver con esto. El del doctor Turbay era reticente no estaba bien definido en su política dé paz, tal vez por las dificultades que tenía en el ejército y en algunos de los sectores políticos que lo acompañaban, concretamente una parte del conservatismo. En cambio el gobierno actual está decidido a hacer todos los esfuerzos necesarios para ello.
S.: ¿Usted piensa que la retisencia de los conservadores ante este nuevo gobierno ha dado una vuelta?
G.M.: Sí, ha dado una vuelta; usted está viendo en las declaraciones de "El Siglo" y de los senadores conservadores que ha habido un cambio completo.
Yo lo atribuyo a dos factores: de un lado que el gobierno es presidido hoy por un hombre de origen conservador y naturalmente el conservatismo no puede irse en contra de una política personificada en un presidente de su propia corriente; y, en segundo lugar, el cambio en la política o en la situación del país, que hoy es más exigente que hace dos meses en lo que se refiere a la necesidad de la paz. El conservatismo por no quedarse atrás del país tiene que meterse en esta corriente.
De todas maneras quedan algunos obstáculos para el logro de esa paz y de esa amnistía real y plena.
S.: ¿Cuáles serían en su concepto esos obstáculos?
G.M.: Por fuera del Parlamento existen las siguientes dificultades. Una, yo no estoy convencido de que todo el ejército sea partidario de una política de paz y, concretamente, de una amnistía. Creo que allí hay un poco de resistencia.
En segundo lugar, fuera del capitolio está el hecho de que puede haber por parte de los grupos alzados en armas una posición sectaria que dificulte el arreglo. Anoto dos posibilidades que estorbarían esta política de paz: una, la actitud del M-19 al reclamarle al gobierno que prescinda de su ministro de Defensa. Es una proposición a mi juicio inoportuna, por lo menos. También puede haber una dificultad en el hecho de que el M-19 dice que no entrega las armas; claro que habrá que buscarle una solución en la práctica y seguramente se encontrará pero por el momento es una dificultad para este proceso de pacificación. Por otra parte los llamados delitos atroces; aún no hay claridad sobre éso ni se ha encontrado una fórmula.
S..¿El hecho de que la Comisión esté integrada por tantos miembros y sea tan heterogénea, no dificultaría ese trabajo?
G.M.: Estoy de acuerdo. Por éso yo era partidario de una comisión representativa de los diferentes sectores sociales, económicos y políticos involucrados en este gran problema de la paz. Pienso que con una Comisión de 18 personas, la mitad justamente, habría sido suficiente para los propósitos que se buscan; pero el gobierno fue de otro parecer y ya no hay nada que hacer a ese respecto, sólo procurar que dentro de esa mezcolanza tan grande que hay ahí de intereses y de opiniones se llegue a un acuerdo.
S.: ¿Usted no piensa que las condiciones actuales han cambiado porque el anterior gobierno practicó la represión, y logró, hasta cierto punto, el acorralamiento militar del M-19 y que por ello este gobierno encontró unas condiciones más favorables para dar vía libre a este proyecto?
G.M.: Lo que creo es que hay dos filosofías encontradas. Para el gobierno anterior, presionado por militares estilo Camacho Leyva, la paz sólo era posible a base de represión. El presidente Turbay dándose o no cuenta de ello se metió o se dejó meter en ese callejón.
En cambio, ahora tenemos una filosofía distinta en el gobierno, consistente en que reconoce que ya la represión no es suficiente. El país lleva muchos años de represión y sin embargo la paz no llega.
Ahora este gobierno, con acierto, resolvió ensayar el camino de las negociaciones y el diálogo y yo creo que ahí está la novedad del experimento y el posible o el casi seguro éxito que va a tener.
S.: Si se llegara a dar una amnistía plena en el país, el partido que usted está formando, el Partido Socialista ¿daría cabida a los integrantes de las organizaciones rebeldes, una vez amnistiados?
G.M.: Bueno, el problema no está en si nosotros les damos cabida, si no es ver si ellos proponen que se les abra la puerta, es cuestión de conversar. No podría yo decirle ahora en qué actitud van a salir los grupos guerrilleros a la vida civil. Ya sabemos que un sector de estos grupos guerrilleros está ubicado políticamente en el Partido Comunista de modo que sería allá a donde ellos irían. Otra vertiente o agrupación importante es la del M-19 que seguramente va a trabajar en el campo político; ellos nos han hecho saber por vías indirectas que miran con interés y aún con simpatía los esfuerzos por constituir el movimiento socialista para crear luego el partido de ese nombre. Si ellos miran con interés nuestra propuesta, pues habrá que oirlos una vez que ya estén en la vida normal. Todo es cuestión de hablarlo, ver con qué ideas y aspiraciones vienen, si llegan muy radicales o muy moderados.
S.: Carlos Lleras Restrepo se ha pronunciado en el sentido de que no vería necesaria la creación de un partido socialista, dando a entender que tal vez el liberalismo acogería todas esas inquietudes. ¿Usted que piensa?
G.M.: Bueno, pienso que el doctor Lleras Restrepo no interpreta correctamente el fenómeno nacional, y propiamente el del partido liberal al cual él pertenece. Hasta hace unos 30 años sí era exacta la tesis del doctor Lleras y yo lo expuse en un libro que él cita a menudo, y según el cual hasta esa época el Partido Liberal sí estuvo en condiciones de aceptar o incorporar los movimientos socialistas que se esbozaban, porque era un partido que hasta ese momento tenía mucha tradición de "partido del pueblo" que fue como se formó en el siglo pasado. Por éso Olaya Herrera, López Pumarejo, el mismo Benjamín Herrera antes de ellos, dijeron que, dentro del partido liberal, cabían las ideas socialistas. Y era cierto el partido liberal tuvo siempre un ala socialista desde el siglo pasado, pero eso ya pasó a la historia. A partir del año 50 de este siglo, ya el país empezó un proceso de alto desarrollo capitalista que hizo que el liberalismo cambiara de orientación y en vez de seguir siendo el partido del pueblo, se convirtió en un partido al servicio de los intereses de la alta burguesía y, por consiguiente, vino una conservatización de este partido.
Por éso usted ve que, en los últimos años, nadie dentro del liberalismo habla de aceptar las ideas socialistas; las consideran como ideas extrañas y aun peligrosas. De modo pues que para los últimos años el enfoque del doctor Lleras ya no es exacto, porque el Partido Liberal hoy no está en condiciones de abrirles cauce a las ideas socialistas. De ahí que haya que aceptar buscar otro camino.

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