Home

Opinión

Artículo

JOSÉ MANUEL ACEVEDO M.

¡Muera el procurador, viva el fiscal!

Como en esas películas con final reforzado, la historia de la destitución de Gustavo Petro resultó todo un novelón con desenlace inesperado.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
12 de julio de 2014

El alcalde terminó quedándose atornillado en su cargo y su verdugo, el procurador Alejandro Ordóñez, tiene un pie por fuera del Ministerio Público como consecuencia de una ponencia del Consejero de Estado Alberto Yepes. 

La verdad es que cada día sospecho más de la versión emancipadora que nos venden algunos y me inclino por la tesis de que un poder político se está imponiendo silencioso frente a otro ya establecido, con las mismas mañas o incluso peores. 

No creo que si el Consejo de Estado tumba a Ordóñez haya desplegado un acto heroico contra el ‘fundamentalista opresor católico todopoderoso’, como quieren hacerlo ver algunos, y, al contrario percibo que varios magistrados simplemente están cambiando de bando, alineándose del lado de otro poderoso: el fiscal general de la Nación. Más progresista, dirán algunos, como si ese fuera pretexto para obviar los métodos que está empleando para ampliar su red de poder. Una rosca en la rama judicial está siendo reemplazada por otra y muchos demócratas y juristas serios pueden terminar secundando un asqueroso cambalache.

He estudiado bien los argumentos respetables de profesores universitarios que se han unido para demandar la reelección de Alejandro Ordóñez. Dentro de ese grupo se encuentran los miembros del colectivo de Dejusticia que con absoluta coherencia demandaron también la elección de los magistrados Francisco Ricaurte y Pedro Munar. 

Otros más, sin embargo, no resultan tan altruistas y han salido a aprovecharse de la situación creyendo que nadie lo notaría. El fiscal, insisto, ha alineado a sus amigos en contra de su rival Ordóñez y está ganando la partida. Una pelea que comenzó siendo académica y que se llegó a ventilar en foros universitarios terminó convertida en una loca carrera por el poder a cualquier precio. Todo aquello que Montealegre decía aborrecer de la conducta de Ordóñez está siendo utilizado y potenciado por el jefe del ente acusador para ampliar con descaro su dominio de la rama judicial y del Congreso de la República.

Esta revista contó en un ‘confidencial’ reciente que Montealegre llamó uno a uno a los consejeros de Estado para pedirles que apoyaran a un candidato a la Contraloría y en una columna anterior yo mismo di cuenta de los animados almuerzos del fiscal para impulsar otra candidatura y de sus movidas para elegir una magistrada de su cuerda en la Corte Constitucional.  

El gobierno nacional también anda pescando en río vuelto. Aunque sé que el ministro de Justicia ha sido partidario de que el Ejecutivo no intervenga en la discusión, algunos otros cercanos a Santos le han hecho ver al presidente que esta es la oportunidad perfecta para sacar del camino de ‘la paz’ al estorboso procurador. ¿Han hablado algunos emisarios del Gobierno a nombre del presidente con magistrados del Consejo de Estado sobre este tema? Pongo la pregunta sobre la mesa.  

Por último –y habiendo salvado la actuación de los abogados de Dejusticia en toda esta historia–, me gustaría pensar que ese grupo de investigadores independientes ahora se dedicarán a esculcar los nuevos nombramientos en la planta de la Fiscalía que creció exponencialmente con una reciente reforma mientras nadie dice ni mu. 

Hay que llorar por los dos ojos y el país debe saber si el doctor Montealegre está nombrando familiares de congresistas y magistrados en la Fiscalía, con lo cual estaríamos en presencia de una nueva versión de un roscograma igual o peor al que ya existe en la justicia.

¡Muera el procurador, viva el fiscal! es la consigna que algunos, que se les dan de prístinos, recitan sin pudor. Así no. Así no…

  
Twitter: @JoseMAcevedo 

Noticias Destacadas

Luis Carlos Vélez Columna Semana

La vaca

Luis Carlos Vélez