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La muerte se viste de cianuro

A los lideres sociales se les mata de cualquier manera, pero en el caso de Alejandro los asesinos querían enviar un mensaje: somos poderosos y podemos cargarnos a quien nos venga en gana.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
14 de noviembre de 2018

“Tienes derecho a todas tus riquezas pero has ido demasiado lejos”, escribió en una servilleta el versátil músico Leonard Cohen. Esta sentencia bien cabe al consorcio político-empresarial colombiano que ha empleado el crimen como arma predilecta para enriquecerse. Cuentan con una camada de advocatus diabolis para que les arreglen sus entuertos. Son el poder real en Colombia. El gobierno que eligen los colombianos cada cuatro años es una mera formalidad. Mientras el poder real asesina, el poder formal se entretiene con cuentos infantiles y se lía en debates estériles con jóvenes atormentados por el spleen de París.    

Todas las sociedades viven fases críticas. Crisis que conducen al abismo. Abismos que tienen fondo. Se muere o se sale maltrecho al chocar contra el fondo de un abismo. La crisis moral de Colombia no tiene fondo. Es un agujero negro dominado por individuos amorales y asquerosamente ricos que silencian a sus opositores mediante el homicidio, el encarcelamiento o la triquiñuela legal. Balazos, persecuciones, palizas, amenazas,  multas, envenenamientos. No importa el método. El objetivo de estos demonios es sacarte de circulación si hablas más de la cuenta. Su más reciente víctima: Alejandro Pizano Ponce de León.

Alejandro murió envenenado. Cianuro. Bebió de una botella preparada por los asesinos. Los promotores de su muerte sienten una inquietante nostalgia por el asesinato silencioso. No quisieron untarse las manos de sangre. El asesinato como una obra de arte. Escarbaron en los anales de la historia para inspirarse. Así se mataba en los tiempos de Roma. Así morían Papas en el Vaticano. A los lideres sociales se les mata de cualquier manera, pero en el caso de Alejandro los asesinos querían enviar un mensaje: somos poderosos y podemos cargarnos a quien nos venga en gana. Un mensaje estremecedor que tiene con los pelos de punta a millones de colombianos que consumen bebidas gaseosas.   

Alejandro era uno de esos chicos “emprendedores” que el presidente Duque ha prometido “estimular” y “proteger”. Su padre conocía de sobornos realizados por políticos, empresarios y abogados. Caso Odebretch. El viejo muere desolado. No le pararon bolas. Murió sin aclarar el entramado corrupto tejido por políticos, abogados y empresarios. En El espía que surgió del frio, Alec y Nan mueren acribillados por los tiradores que protegían el Muro de Berlin. El padre de Alejandro murió acribillado por el cáncer, la moral retorcida enquistada en los centros de poder y puede que de alguna cosa más que vale la pena aclarar.

Barcelona. Bogotá. 8150 kilómetros de distancia entre las dos ciudades. Alejandro hizo este recorrido para decirle adiós a su padre. Los gánsteres lo estaban esperando con una pócima envenenada. Alejandro llevaba una vida normalizada en Barcelona, como la de cientos de jóvenes colombianos que salen a explorar el mundo. De él sólo queda una vida virtual. Instagram. No hay selfies. En su portal titulado memorist abundan los retratos de la vida que discurre en la calle. Un niño travieso que apunta con sus dos manos. Gente paseando sus mascotas. Una niña con una falda florida que levanta sus brazos al cielo. Un abuelo que juega con su nieto. Una mujer que se agacha para amarrar los cordones de su criatura.

¿Hay políticos, empresarios y abogados honestos en Colombia? Por supuesto que los hay. Pero los que asesinaron a Alejandro e ignoraron las denuncias de su padre son los que tienen la sartén por el mango. Gente retorcida que hace recordar a Stephen Nash, el destentado pordiosero que decía llamarse el rey de los asesinos. Antes de ingresar a la cámara de gas, Nash escupió con un chicle al capellán de la prisión y minutos después moría riéndose mientras aspiraba las emisiones de cianuro. Cianuro.

¡Viejo Topo! ¿Podrías decirme en dónde está el gobierno?

Yezid Arteta Dávila

* Escritor y analista político

En Twitter: @Yezid_Ar_D

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