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No es el diablo, es un artista

Santiago Salazar, estudiante de bachillerato de 15 años de edad, expresa su molestia por los estereotipos con que los medios de comunicación y las autoridades trataron al cantante Marilyn Manson

Semana
29 de septiembre de 2007

El pasado 22 de septiembre el “polémico” artista Marilyn Manson se presentó en la ciudad de Bogotá. La boletería salió a la venta dos meses antes de su actuación. En un principio la gente que ha tenido una imagen satánica de Manson empezó a protestar y a criticar la llegada de este personaje a nuestra ciudad. Los medios se encargaron de dar información incorrecta del artista: salieron artículos en revistas, en periódicos, en noticieros y en emisoras de radio dando información errada a la gente que no conocía de “este sujeto”.
 
Decían cosas tales como que Marilyn Manson se había puesto senos, que se había quitado un ojo y se había puesto uno de gato, que se quitó las costillas, que en sus conciertos mataba gallinas y perros, que quemaba la sagrada Biblia, que comía niños y muchas otras cosas absurdas.
 
Todo lo dicho anteriormente es un mito creado por la gente que quiere ver a este artista como un “satánico”, sólo por el hecho de que se viste diferente y que se maquilla de una forma inusual. Los rumores dados por los medios trajeron consecuencias tales como que el 19 de septiembre se diera a conocer que la Policía y la alcaldía bogotana habrían prohibido el ingreso de menores de edad a este concierto. Si no se seguían estas órdenes dadas por la “autoridad” se cancelaba el concierto. Todos nosotros los menores de edad que habíamos comprado boletas literalmente nos jodimos.
 
En los alrededores del megaevento (lugar donde se presentó el concierto) era impresionante la cantidad de policías que había, llevaron aproximadamente 400 policías, (esta cantidad de policías es la necesitada para una manifestación violenta). La alcaldía y policía bogotana no tenían claro que simplemente era un concierto de rock, que no era ninguna manifestación ni algo fuera de la ley. El público asistente se sentía de cierta forma agredida por la policía, ya que solo era un concierto de rock.
 
En la entrada al concierto pedían boleta y cédula en mano, todo aquel que no tuviera cédula no podía ingresar al concierto. Por curiosidad le pregunté a un policía que por cuál razón no nos dejaban ingresar a nosotros los menores de edad al espectáculo, su respuesta fue: “La imagen del artista no es apta para menores de edad ni tampoco su espectáculo”.
 
Esa fue la ridícula explicación que todos los menores de edad recibimos al tratar de conocer una respuesta por lo menos un poco válida para que no nos dejaran ingresar; la prohibición del ingreso de menores de edad se hizo sin ningún motivo justificable, el único motivo fue que la imagen de Manson no era apta para menores de edad. Acá queda reflejado la poca cultura que nuestra ciudad y nuestro país tiene.

*Estudiante del Colegio San Carlos de Bogotá.

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