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MARIA ANDREA NIETO Columna Semana

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No es la comunicación, es la gestión

Lo más seguro es que Claudia seguirá en caída libre. Las encuestas son lo de menos, lo de más es el deterioro de la calidad de vida de los bogotanos.

María Andrea Nieto
4 de septiembre de 2021

Claudia López debe estar muy confundida y frustrada. Ha invertido miles de millones de pesos en imagen y contratos de publicidad, pero la aprobación de su gobierno en las encuestas, cada día es peor. Lo vengo diciendo desde hace un año, a pesar de los enormes esfuerzos por callarme e intimidarme. Claudia López no tiene un plan para Bogotá. Su objetivo era llegar a la presidencia de la República en 2026 y usar la alcaldía como plataforma política.

Por eso, diseñó una estrategia para enmermelar a varios medios de comunicación que le ayudaran a “fabricar” una imagen positiva de ella y de su gestión. Para lograrlo, ha contado con un staff de 100 personas en su oficina de comunicaciones, que solo trabaja para ella, y que al día le cuesta a la ciudad 89 millones de pesos, es decir, la bicoca de 6.700 millones de pesos por año. Una vergüenza que, por supuesto, no incluye la pauta comercial adicional de su despacho y del resto de las entidades del Distrito, que ya va en 36.000 millones de pesos.

Si al menos se dedicara resolver el terrible problema de la inseguridad, de pronto podría recuperar, en algo, su imagen apaleada.

En la última encuesta de Datexco, la alcaldesa siguió en caída libre. La aprobación de su gestión cayó 17 puntos, pasando del 56 al 39 por ciento. De igual manera, el sondeo mostró una caída en la imagen favorable de la alcaldesa, pasando del 62 al 43 por ciento, una caída de 19 puntos porcentuales. La imagen desfavorable aumentó del 33 al 52 por ciento. Por su parte, en Invamer, el 51 por ciento de los ciudadanos desaprueba la gestión de la alcaldesa.

Si Claudia ha invertido en imagen y en pauta publicitaria, también lo ha hecho en encuestas y focus groups para su despacho. Se trata del contrato n.° 002 de abril de 2020 por un valor inicial de 1.280.367.000 pesos y que tuvo una adición de 661.438.875 pesos, para un total de 1.941.805.875 pesos. El contrato estaba previsto para ejecutarse en siete meses, pero después de tres prórrogas, se supone que termina el 13 de noviembre de este año. Estas mediciones se han realizado con sondeos telefónicos, encuestas a personas en hogares y sesiones de grupo desde el 29 de junio de 2020 y la última medición registrada fue del 24 de abril de este año. En total, se han realizado 12.680 unidades de sondeos telefónicos, 10.500 encuestas y 41 sesiones de grupo. Mejor dicho, se han realizado, hasta abril de este año, 23.221 encuestas que no han servido para nada, sino para desperdiciar recursos.

La alcaldesa no logra ni conectarse con la ciudadanía, ni trazar, ni ejecutar un plan en materia económica, social y de seguridad. La gente aplaude la buena gestión y castiga su ausencia. Pero eso no lo logra entender Claudia López.

Pasando de las estadísticas a la realidad, esta semana también fue dramática en términos de inseguridad. En la localidad de Usaquén y en el Parque de la 93, los ladrones irrumpieron armados y atracaron a los comensales de tres restaurantes. Los ciclistas chiflaron a la alcaldesa en la localidad de Fontibón, en medio de un show mediático por la muerte de los biciusuarios, y la respuesta, contraria a la esperada, fue la de eludir a los ciudadanos que le reclamaban y salir corriendo.

La alcaldesa parece vivir en la película The Truman Show. Esa en la que el protagonista vivía en un mundo recreado especialmente para su actuación. Claudia vive en una ciudad alterna, en la que no hay inseguridad, se goza de pleno empleo y no existe pandemia. Un lugar maravilloso donde se toma fotos llenas de color, para subirlas a sus redes sociales. Claudia tiene a Bogotá como un gigantesco parque temático para su propio entretenimiento y de sus fanáticos, cada vez más pocos.

Pero la Bogotá real está sumida en la quiebra de las empresas, desempleo y la consecuente inseguridad. La gente siente terror de salir a la calle, de ir a un restaurante, de pasear en un parque, de montar en bicicleta, ir en su carro, subirse a un bus del SITP o de TransMilenio, ir al banco, acercarse a un cajero automático o salir de paseo de la ciudad.

Ante esta realidad la alcaldesa, en lugar de actuar, pelea y les achaca la responsabilidad de su nula gestión a los demás. Recurre a la fórmula infantil de crear cortinas de humo para distraer la atención. Esta semana tuvo un contrapunteo con el Gobierno nacional por cuenta del pasaporte digital covid-19. La mandataria entró en ira, atacó la medida y clamó por la falta de vacunas en la capital.

Y aunque en las últimas semanas es cierto que el país ha tenido dificultades con las vacunas, lo cierto es que Bogotá va muy adelantada en esa materia. Me atrevo a afirmar que menos mal esa labor no estuvo en las manos ni de Claudia López, ni de su equipo de trabajo, porque por cuenta de su nula capacidad de ejecución, estaríamos lejos de los más de 6 millones de dosis que ya se aplicaron desde el Gobierno nacional en la ciudad.

Lo más seguro es que Claudia seguirá en caída libre. Las encuestas son lo de menos, lo de más es el deterioro de la calidad de vida de los bogotanos, que estamos lejos de merecernos vivir en una ciudad que esta alcaldesa destruyó y que muchos medios de comunicación fueron cómplices de que así sucediera. Ojalá el espejo de Claudia sirva para lo que se viene en las elecciones presidenciales. Y es que la intelectualidad no significa experiencia ni buena administración. Para la muestra, este gran botón.

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