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No subestimen la maquinaria

En 2010, santos, cuyo apoyo oscilaba en 29 por ciento, (4,3 millones de votos), llegó a 46 por ciento (6,8 millones de votos reales). ¿cuál fue la diferencia? la maquinaria. santos la tenía, Mockus no

Alfonso Cuéllar, Alfonso Cuéllar
28 de abril de 2018

Hasta 2008 Nate Silver era conocido por una sola cosa: su extraordinaria capacidad de predecir el desempeño futuro de beisbolistas profesionales en las Grandes Ligas de Estados Unidos. Ese año aplicó su modelo estadístico a las elecciones presidenciales entre Barack Obama y John McCain. Acertó en identificar el ganador en 49 de 50 estados. El método de Silver incluye analizar una multiplicidad de datos (encuestas recientes y pasadas,

votaciones históricas por candidatos tanto presidenciales como legislativas, por partidos, por distritos, por barrios y por fechas, la popularidad del presidente de turno, etcétera). Luego corre millones de proyecciones y de allí surge la probabilidad de victoria del candidato.

Lo interesante de lo de Silver, que hoy tiene copias y diferentes versiones en todo el mundo, es que no depende únicamente de las encuestas. En Colombia, Cifras y Conceptos ha osado ingresar con su propio modelo de predicciones. Digo osado porque le han caído rayos y centellas e incluso el Consejo Nacional Electoral. La razón: es el único que le da posibilidades a Germán Vargas Lleras de pasar a la segunda vuelta. Son curiosos nuestros medios de comunicación. Todos los días despotrican sobre las encuestas. Que nos son confiables, que no es posible entrevistar a 1.200 personas y proyectar un resultado. Pero, en el fondo, muchos creen en ellas ciegamente.

No conozco el detalle del trabajo de Cifras y Conceptos, pero no me parece descabellado el análisis cuando convierte los porcentajes de las encuestas en votos. Según las encuestas, si acuden a las urnas el próximo 27 de mayo 18 millones de colombianos –los que votaron en las elecciones del Congreso–, Gustavo Petro recibiría 5,4 millones, casi doblando su caudal en la consulta de marzo y cuatro veces más de los partidos de izquierda. Para ponerlo en perspectiva, en 2014 Óscar Iván Zuluaga recibió 3,7 millones en la primera vuelta. El caso de Antanas Mockus es también ilustrativo.  En esta misma época tenía el 38 por ciento, lo que habría sido 5,6 millones de votos. En medio de una ola verde positiva y mediática, obtuvo apenas 3,1 millones.

Petro tiene otro desafío; compite contra Sergio Fajardo, que ha ido repuntando en los sondeos (11-13 por ciento) y que serían 2,2 millones de votos. Ambos dependen del voto de opinión. Para cumplirse esas cábalas, se necesitarían que más de 7,6 millones de colombianos sufragaran por esas dos opciones independientes, que en el Congreso sumaron menos de una tercera parte. Parece más factible que cada voto que gane Fajardo sea a costa de Petro; la torta de opinión no es ilimitada.

El reto de Fajardo es replicar a Noemí Sanín que pasó de 12 por ciento a finales de abril a 26 por ciento el día de elecciones. Pero repito: serían principalmente votos petristas.

Tampoco me suena el 7 por ciento que le auguran a Vargas Lleras, que en plata blanca sería una votación de 1.260.000. Los partidos que lo apoyan – Cambio Radical, La U y el 50 por ciento de los conservadores– suman casi 5 millones de votos. Imposible que no le aporten algo.

Es útil revisar la experiencia de Juan Manuel Santos. En 2010, Santos, cuyo apoyo oscilaba en 29 por ciento (4,3 millones de votos estimados), llegó a 46 por ciento (6,8 millones reales). ¿Cuál fue la diferencia? La maquinaria. Santos la tenía, Mockus no.

En la primera vuelta de 2014, los políticos se quedaron quietos y Santos obtuvo lo que preveían las encuestas: 25 por ciento (3,3 millones).

En Colombia, es usual denigrar de lo que los gringos llaman el “Get Out the Vote”- la capacidad de las campañas de movilizar a los votantes a las urnas. No me refiero a la compra de votos, sino a la actividad proselitista de los partidos. No es fácil cuantificar cuánto representa la maquinaria de los 18 millones de colombianos que se espera voten. Pero es significativo. Sería un error subestimarla. n