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¿Por qué Efromovich prefirió meterle 65 millones de dólares a una compañía que debe más de 150 millones en pasivos pensionales?

Semana
28 de marzo de 2004

Las preguntas comenzaron a surgirme mientras escogía los tomates en el supermercado. Es cuando las señoras hacemos mejor las cuentas, aprovechamos las promociones, comparamos precios, sumamos y restamos.

Conclusión: a mí la venta de Avianca no me cuadra. Y lo repito mientras escojo una mata de apio. No me

cuadra. Y advierto que son cientos los colombianos que se hacen algunas preguntas clave.

¿Quién es Germán Efromovich, el único hombre capaz de tomar la decisión de comprar una de las compañías más emproblemadas del continente?

De él tenemos pocas pistas. Es brasileño, nació en Bolivia y se crió en Chile. Alguna vez vivió de lavar platos. No usa corbata. Tiene inversiones petroleras. Lleva seis años metido en un incipiente negocio de aviación, que arrancó cuando le entregaron un avión turbohélice en pago de una deuda, y como se encariñó con él resolvió crear una aerolínea. Ahora se ha sabido también que aunque nadie estuviera enterado, el señor Efromovich explota 5.000 barriles de petróleo en un yacimiento del Meta, y según el Ministro de Minas, "ha sido muy cumplido". Hasta aquí, lo que sabemos del nuevo dueño de Avianca.

Pero lo único cierto es que entre los colombianos ha generado la misma sorpresa que generaría entre los brasileños si mi buen amigo Byron López comprara de un día para otro a Varig.

Efromovich absuelve las dudas que ha generado su apuesta con frases de un inversionista iluminado: "Las crisis son las oportunidades". Y al propio presidente Uribe intentó tranquilizarlo diciéndole: "No se preocupe, que muchos bisnietos de Colombia seguirán viajando en Avianca".

¿Cómo se hizo este negocio, tan rápido, en una semana, en la que no sólo no hubo tiempo de hacer un due dilligence, ni de estudiar los que se habían hecho por parte de otros interesados? Nada, pero menos una compañía aérea, puede comprarse a ojo cerrado, sin una auditoría contable y jurídica total que indique con precisión cuál es el estado de la empresa.

¿Quién descubrió al brasileño? La conocida colombiana Violy McCausland, como banquera de inversión, dice que los méritos los tiene ella porque Efromovich era viejo amigo de su esposo. Y ya expidió un comunicado donde afirma que su empresa jugó un papel clave en esta transacción. Pero los vendedores no le reconocen el mérito de haber concretado el negocio, e incluso el periódico Portafolio dice que fue Isaac Yanovich, presidente de Ecopetrol, quien le presentó a Efromovich a Gabriel Silva, presidente de la Federación de Cafeteros. ¿Por qué tan disímiles versiones sobre la aparición del comprador en escena?

¿Por qué un inversionista como Efromovich, que podía haber comprado cualquier otra aerolínea sin los pasivos de Avianca (por ejemplo comprando el nombre de Aces y arrancando de 0), prefiere meterle 65 millones de dólares a una compañía que debe más de 150 millones de dólares en pasivos pensionales?

¿Quién asumió la responsabilidad de pagarlos: el comprador o el vendedor?

¿Qué sucedería con dichos pasivos si Avianca, bajo Efromovich, no logra salir de la quiebra?

¿Influyó en esta venta el riesgo de que la quiebra de Avianca pudiera afectar la salida de Bavaria a los mercados cerveceros internacionales?

¿Se dañaría el negocio si Avianca no logra salir del chapter 11 porque ni la corte de Estados Unidos ni los acreedores acepten el nuevo plan de reestructuración?

¿Por qué se quedó la Federación con el 25 por ciento de un negocio tan aleatorio?

¿Vender ahora era pérdida total y jugar a quedarse tres años les abre a los cafeteros una ventanita de esperanza para recuperar la inversión?

¿Sí tendrá el dinero don Germán Efromovich para salvar a nuestra compañía bandera?

Espero que estas preguntas señoreras que se me han ocurrido entre las verduras tengan algún día respuesta. Avianca es demasiado importante para los colombianos. Y para el señor Efromovich, muchas gracias: su compra por ahora salvó la aerolínea.



ENTRETANTO. El chiste de moda en Bogotá. "No pensaba votar por la reelección de Álvaro Uribe, pero al saber que incluía la fórmula vicepresidencial de Pacho Santos, voto".

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