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Tal vez sea hora de que el país asuma con sentido crítico el papel de estos charlatanes. De lo contrario, no sería raro que uno de ellos terminara manejando un importante ente de investigación

Daniel Coronell
11 de enero de 2009

A Colombia le gusta creerse algunas mentiras. Por ejemplo, que nuestro himno nacional es el segundo más bonito del mundo después de La Marsellesa. Nadie sabe cuándo hicieron el reinado de himnos, ni cuál quedó de tercero. Le gustan también los embustes piadosos como que el país está blindado contra la crisis económica internacional.

No es broma. Así lo asegura el Ministro de Hacienda que no menciona que dependemos de los mercados de Estados Unidos, Venezuela y Ecuador.

Leyendo hace unos días la sección Enfoque de SEMANA me encontré con un atractivo titular: "2009 es el año de las revelaciones". Correspondía a una entrevista con el síquico Armando Martí, quien -según la nota- hablaba luego de "pronosticar el triunfo de Obama y vislumbrar la liberación de varios secuestrados".

Preocupado por no haber presenciado el prodigio de adivinación, me puse a averiguar cuándo y cómo entregó el logoterapeuta sus vaticinios.

La respuesta la vine a encontrar en el material promocional de Armando Martí y en sus entrevistas anteriores a la misma sección de SEMANA.

Evidentemente, el señor Martí anticipó quien sería el triunfador en las elecciones de Estados Unidos, pero ahí un detallito: Lo hizo cuando las encuestas políticas de ese país le empezaran a dar al demócrata una ventaja holgada sobre su contendor.

La entrevista fue publicada el 6 de julio de 2008. A la pregunta sobre el próximo Presidente de Estados Unidos, el asombroso Martí respondió:

—Obama -y agregó otro dificilísimo pronóstico- Él revisará a fondo las actuaciones del gobierno anterior y dará un giro muy importante en sus políticas internas y externas.

El martes anterior a la publicación, Obama se había consolidado en las primarias demócratas prometiendo precisamente el cambio. La encuesta Zogby le otorgaba una ventaja de cuatro puntos sobre McCain y los principales análisis apuntaban a que el republicano había llegado a su techo, mientras Obama iba en pleno ascenso.

Como en Colombia muchos encuestadores se portan como adivinos, di por explicado el primer vaticinio y me fui a revisar el segundo.

¿Cuándo pronosticó el síquico la liberación de varios secuestrados? ¿Por qué asegura en su página que anticipó el rescate de Íngrid Betancourt? ¿Acaso nuestro Nostradamus pudo ver la operación Jaque? Buscando las respuestas me encontré con otra (!) entrevista de Martí en la misma sección de SEMANA, pero publicada el 25 de diciembre de 2006.

Allí el profeta formula sus predicciones para el año antepasado: "Estoy viendo, a mitad de año, que uno de los líderes de las Farc dará un paso muy grande hacia la paz, pero causada por la muerte natural de otro líder. Creo que el intercambio humanitario se va a dar, pero después de julio".

Dos años después, el pronóstico no se ha cumplido. En ninguna parte se menciona a Íngrid, ni el rescate. Pero, con enorme generosidad, la entrevista extrae un fragmento de la frase para asegurar que ya Martí había anunciado la muerte de 'Tirofijo'.

Olvida, en cambio, otras predicciones del mentalista en ese diciembre de 2006.

Cuando le pidieron su pronóstico sobre el TLC en 2007, respondió tajantemente: "Va a ser un éxito económico impresionante. La fusión de capitales va a ser muy buena para el país".

También lo indagaron sobre un enfermo famoso que, por aquella Navidad de 2006, parecía muy grave:

—"¿Qué va a pasar con Fidel Castro?"

—"Muere entre tres y cinco semanas".

Han pasado 106 semanas desde aquel contundente vaticinio. Sin embargo no me asombraría que cuando Castro realmente muera, alguien nos diga que ya lo había anunciado Armando Martí. Porque como en la ranchera a todo dijo que sí, pero no nos dijo cuándo.

Tal vez sea hora de que el país asuma con sentido crítico el papel de estos charlatanes. De lo contrario, no sería raro, que uno de ellos terminara manejando un importante ente de investigación, con pistola, carro blindado y honorarios por cuenta de los crédulos contribuyentes colombianos.

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