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¿Lo salvará la cúpula?

Mi memoria de bogotano adoptivo registra que desde 2015 no se escuchaba el sobrevuelo de la flotilla de aviones Kfir sobre la capital.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
17 de diciembre de 2018

Ante el estruendo de sus turbinas surgieron todas las posibles razones.

La simplista dada las tensiones con Venezuela, fue asociar este hecho al de una potencial confrontación con el hermano país.

Rápidamente, los medios aclararon que se trataba de actos preparatorios para el ascenso de la nueva cúpula de las Fuerzas Armadas que tendría lugar con presencia del presidente de la república como corresponde.

Quedó claro entonces que la misión de la cúpula no es salvarnos de una potencial agresión de Venezuela.

Nada de eso.  

Su misión y han decidido aceptarla, es salvar a Iván Duque y su precario gobierno.

El compromiso ante el presidente y ante la nación es demostrar en los siguientes meses que pueden pulverizar al ELN militarmente, a las bandas de todos los pelambres y recuperar el control territorial que anda embolatado hace décadas en zonas del Bajo Cauca antioqueño, en Catatumbo, Arauca, zonas de Nariño, Guaviare, Putumayo y etc, etc.

Es el relanzamiento de la decisión de recuperar por la fuerza, una ruralidad que nos ha quedado grande integrar en lo económico, en lo social y en lo político a este algo que llamamos estado colombiano.

La misión en palabras del presidente Iván Duque es clara: “…Acá en Colombia el Bicentenario tiene que servir para que tengamos una nueva libertad, que nos liberemos de una vez por todas del secuestro, del narcotráfico, del terrorismo, que nos liberemos del crimen organizado, que podamos erradicar de nuestro léxico las palabras como el cabecilla, el capo, el jefe de estructura, y que en nuestro país el trabajo coordinado de la Fuerza todos los días, nos haga sentir más orgullosos de libertar en cada espacio del territorio la soledad que deja la violencia”.

Más claro no canta un gallo y lo precisa: “…Por eso esta cúpula del Bicentenario, la del Plan Bicentenario será la cúpula que nos permita consolidar en todo el territorio nacional la seguridad como símbolo de paz”.

¿Palabras, solo palabras? No creo.

El propósito definido es la confrontación y recuperación del control del territorio.

Loable y necesario. ¿Viable por la fuerza? No creo, a menos que se decida sin contemplación ni compasión alguna a edificar una realidad geopolítica nueva en los territorios mencionados.

Mucho dolor más tendrían que padecer las comunidades rurales de las zonas mencionadas si como todo indica, se juega a la lógica de que la derrota militar es la solución.

En el documental La Negociación de Margarita Martínez, el general Jorge Enrique Mora, baluarte de las Fuerzas Militares colombianas, explica cómo muy pocos conflictos en la historia han terminado con la derrota total del oponente.

El presidente y la nueva cúpula parecen haber comprado la idea de que lo restante de este conflicto eterno, luego del acuerdo que puso fin al conflicto armado con las Farc se puede resolver por “manu militari” exclusivamente.

¿Les acompañará el país en esa idea?

¿Será esta la fórmula para conseguir la legitimidad que anda perdida para el presidente?

@alvarojimenezmi

ajimillan@gmail.com

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