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Paganinis

Este gobierno ?que para eso es neopopulista? escogió apretar en la mitad mientras arriba cede y abajo da contentillo

Semana
2 de septiembre de 2002

Los ricos no se dejan tocar y los pobres no tienen qué dar. Así que, amigo lector de estrato 3, ó 4, ó 5, sepa que aquello de que "todos ponen" significa que va a pagar usted.

Para que no digan que es invento mío, veamos las medidas adoptadas o anunciadas por el equipo económico en sólo tres semanas de trabajar y trabajar y trabajar:

-Dejar sin trabajo a los sobrantes en la fusión de tres pares de ministerios y de seis entidades adscritas al Minagricultura (gentes, digamos, de estrato 3 ó 4).

-Extender la jornada hasta las 8 de la noche, reducir a 25 por ciento el sobrecargo por horas extras, eliminar los dominicales y festivos, rebajar las indemnizaciones por despido (estratos, por decir, 2 1/2 a 4 1/2).

-Quitarles la corbata a funcionarios de embajadas y consulados (estrato 51/2), Cntv, Consejo de la Judicatura, superintendencias, contralorías y personerías departamentales y municipales (estratos 5 a 1 1/2 -si uno piensa en los pueblitos más vaciados-).

-Aumentar en cinco años la edad de jubilación, elevar en dos puntos la cotización, requerir otros seis años de afiliación, y bajar la mesada a la mitad del salario devengado durante los últimos 20 años. Un mamonazo equivalente a perder por lo menos la mitad de la pensión esperada por ese 20 por ciento de los trabajadores pertenecientes a los estratos 3, 4 y 5 que hoy son el grueso de los afiliados. Como quien dice: adiós al principal ahorro de la clase media.

-Retención en la fuente sobre la totalidad, no sobre el 70 por ciento de los salarios superiores al millón y medio de pesos (estratos 4-5).

-Desmonte de los subsidios a la gasolina, el Acpm y el GLP, por valor de 1,5 billones de pesos (estratos 2 a 4).

-Fin de las primas extralegales en las gobernaciones, alcaldías, asambleas, concejos, universidades y colegios oficiales (estrato 3 ó 4, supongo yo).

-Extensión del IVA a los arriendos, el transporte, los servicios personales, quizás a algunos alimentos no procesados, o sea volver más regresivo un impuesto que ya era regresivo (estratos 2, 3).

-Impuesto de 1,2 por ciento a patrimonios mayores de 169 millones, que afecta, sí, a los más ricos pero que, gracias al reajuste automático del Catastro, muerde aún más viviendas de estrato 5.

En esta cuenta falta lo principal: el derrumbe de la clase media por obra de la recesión. Los venidos a menos, como ese 12 por ciento de los padres que han cambiado sus hijos del colegio privado a la escuela pública, o ese 16 por ciento que ha vendido la acción del club, el carro, la casa o la televisión para tapar un hueco con otro hueco.

Pues todo mundo sabe -y el gobierno admite- que sus medidas agravarán la recesión. Son dos puntos del PIB que faltan para las Fuerzas Armadas y 3,5 de déficit fiscal, o sea un mínimo de nueve billones que habrá que restarle al ingreso de los hogares antes de que -esperemos- vuelva la paz a Colombia y, tras ella, la inversión.

Cuando un país retrocede 15 años en su ingreso per cápita, es claro que están perdiendo los ricos, los pobres y los de la mitad. También es claro que la guerra heredada y el déficit heredado por Uribe no le dejan más remedio que apretar sin compasión.

Pero ya dijo Orwell que unas personas son más iguales que otras, y este gobierno -que para eso es neopopulista- escogió apretar en la mitad mientras arriba cede y abajo da contentillo.

Cede arriba. Por ejemplo: Junguito, el ortodoxo, ¡está dispuesto a emitir! Pero no para ayudar a los 11 millones de compatriotas que viven con menos de un dólar al día, sino a los tenedores de TES que ayer se enriquecieron y ahora pierden porque así es la bolsa.

Contentillo abajo. Por ejemplo: los créditos externos que el Presidente piensa repartir en paqueticos de a 500 dólares anuales entre un millón o quizá tres millones de familias pobres. ¡A ver si no barre el referendo o la lista oficial para el nuevo Congreso!

Dije que eran ejemplos, porque hay otros que vendrán a la mente del lector mientras va preparando su chequera.