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Sincerándonos…

Maduro se queda corto en los problemas que dice que le exporta Colombia, se le olvida nombrar a las FARC y al ELN que operan en territorio venezolano a sus anchas.

Semana.Com
18 de septiembre de 2015

Los presidentes de Colombia Juan Manuel Santos y de Venezuela Nicolás Maduro anunciaron una reunión para este lunes en Ecuador y tratar de solucionar la crisis fronteriza, que comenzó hace cuatro semanas con un cierre parcial de la misma.

Maduro acusa a Colombia de exportar pobreza, refugiados por la violencia, ‘guerra económica’ con las divisas y el contrabando, y presencia de bandas criminales (Bacrim) y paramilitares. Mucho de lo cual es verdad: unas antes, otras ahora. Y otras definitivamente no.

Mirándolo objetivamente, tiene razón Maduro en que Colombia no es el mejor vecino que se pueda tener. El país tiene grandes y viejos problemas. Pero el Presidente venezolano se queda corto en algunos de los problemas que, con razón, dice que le exporta Colombia, al olvidársele nombrar a las guerrillas de las FARC y el ELN que operan en la frontera, y en territorio venezolano a sus anchas.

Tiene razón Maduro al protestar por la llegada de pobres y desplazados desde Colombia. Pero los pobres se iban hace décadas cuando Venezuela vivía de los petrodólares y era rica, y Colombia estaba mal económicamente. Los colombianos buscaban el ‘sueño venezolano’ trabajando y ganando en bolívares, que alcanzó a cotizarse a 17 pesos cada uno y por esto unos cinco millones de compatriotas se quedaron viviendo allá.

El mandatario venezolano sabe que la situación se invirtió y que las políticas económicas chavistas empobrecieron al país con hiperinflación, crecimientos negativos y escasez de toda clase de productos. Muchos son los venezolanos que les ha tocado salir del país y que han llegado a Cúcuta (Colombia), Estados Unidos y Europa. Los otros pobres que están todavía allá es porque sencillamente no tienen con qué irse.

En cuanto a la violencia sí se fueron muchos colombianos, pero han estado regresando por las mejores condiciones de seguridad de Colombia y mejor nivel de vida. Caracas es la ciudad más violenta de América Latina y Venezuela uno de los países con más homicidios en el mundo. Sorprende al escuchar a las personas el temor que les da pararse en cualquier calle de ese país a hablar por miedo a que los roben, en el mejor de los casos. Porque la delincuencia venezolana es famosa por matar y después robar.

Maduro habla de una guerra económica contra la moneda venezolana originada en Cúcuta, en donde se cotiza el bolívar a 0,005 pesos. Pero sabe que no es así porque a todas luces es imposible que una ciudad intermedia de Colombia, con las tasas de desempleo e informalidad más altas del país, con altos índices de pobreza, sin un aparato productivo y con poca infraestructura va a afectar la economía de un país de 30 millones de habitantes y con las mayores reservas de petróleo del mundo.

Tiene razón Maduro al protestar por el contrabando y el narcotráfico en manos de los paramilitares y las Bacrim. Es cierto que a Colombia llegan grandes cantidades de productos venezolanos y que estos grupos hacen presencia en Venezuela.

Pero Maduro sabe que ese contrabando y narcotráfico no es posible si desde el país que gobierna no se tolerara el tráfico de productos y estupefacientes. Sabe que las mafias del contrabando y el narcotráfico venezolanas, los aliados de las Bacrim y los paras colombianos, son las propias autoridades civiles y militares de ese país. Porque a pesar del cierre de la frontera y de movilizar a miles de efectivos, el contrabando sigue llegando a Cúcuta.

En cambio, Maduro no habla de la guerrilla de las FARC y el ELN cuando se refiere a grupos ilegales o criminales. Muy seguramente no los considera como tales y por esto les proporciona protección. Pero lo cierto es que allá operan, extorsionan, secuestran y asesinan.

Tiene razón Maduro en todos esos reclamos. En lo que no tiene razón, y eso lo saben tanto el gobierno colombiano como él mismo, es que los colombianos no son los únicos culpables, sino la corrupción de las autoridades venezolanas que se han aliado con los grupos ilegales para lucrarse del contrabando y el narcotráfico, y no para combatirlos.

Sí, Colombia no es el vecino más deseado, pero los otros vecinos deben hacer lo posible por ayudar a combatir los problemas, tal como hacen Ecuador, Perú y Panamá, y no para acentuarlos, aliarse y proteger los grupos ilegales y criminales.

(*) Periodista y magister en relaciones internacionales.