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POLITICO COMO UNIO

Semana
30 de junio de 1986

Vengo de vivir la política por dentro. Y puedo asegurar que la gente de la calle tiene acerca de la política, media docena de mitos. Mitos por culpa de los cuales los colombianos estamos condenados a vivir, afectivamente, cada vez más alejados de nuestros gobernantes.
La política -a ver si le inventamos una definición apropiada- es el arte de aproximarse al poder sin equivocarse de camino.
Es lo más parecido a uno de esos cartones propios de los juegos de mesa, en los que hacer una movida equivocada puede obligarlo a uno a devolverse tres casillas, y a observar impotente, cómo el contrincante avanza seis. Lo primero que se aprende en política es que la opinión pública es un bicho muy raro. Es tan impredecible como el clima, o como la gripa. De pronto esta con uno, o de pronto no. Puede gustarle un candidato porque sí, o detestarlo porque no. Pero es la que en política da el triunfo, o la que lo quita.
Volviendo al ejemplo del juego de mesa, la opinión pública es el factor "dados" de la política. Porque la política se hace con la inteligencia, pero se resuelve con la suerte. Es ahí donde se pierde o se gana. Y es ahí, también, donde a veces en política puede perder el mejor.
Yo nunca me despojé, durante esta campaña, de mi condición de periodista. Eso significa que entré a conocer la política por dentro pero dejé la puerta abierta. Y, como dice un amigo mío, las derrotas no deben quitarle a uno ni el honor ni el humor. Yo, como periodista, le añadiría un tercer elemento: tampoco el sentido crítico. (Hasta aquí la experiencia personal de la autora de esta columna).
La campaña presidencial que culminó con la victoria de VB deja, además de los candidatos mismos una lista adicional de perdedores y de ganadores:
LOS QUE PERDIERON
Luis Carlos Galán: se descubrió que el galanismo no era, como se creía, la antitesis del oficialismo liberal: 80% de los galanistas votaron por Virgilio Barco. Eso le quitó a la disidencia galanista el 80% de su legitimídad, y al propio Galán el 80% de su encanto.
Julio César Turbay: este ex presidente, que alcanzó a estar muy in durante unas semanas por cuenta del anuncio de su próximo matrimonio es uno de los damnificados del triunfo barquista. Los cercanos al nuevo Presidente consideran que el turbayismo, aunque fuerza no despreciable a nível parlamentario, tiene actualmente una mala imagen, que se mantuvo alejada a toda costa del candidato. Por eso Turbay y Barco jamás salieron juntos en una fotografía o en una toma para televisión, aunque el ex Presidente acompañó al candidato en muchas de sus giras. No resultaría del todo estrambótico que Turbay sea el próximo embajador en Washington. Es la forma como buscaría neutralizarlo el nuevo gobierno.
Carlos Lleras Restrepo: no fue afortunada la participación del ex presidente Lleras en esta contienda electoral. Era el único que no podía caer en el error que cometió todo el resto de los colombianos: suponer que Barco había quedado liquidado después de su catastrófico programa de televisión. Pero el ex Presidente cayó en el error, y se apresuró, no sólo a descalificar el liderazgo de Barco sino a insinuar que estaría dispuesto a reemplazarlo en la candidatura. Los intensos editoriales que posteriormente escribió en favor del candidato liberal no fueron suficientes para que el ex Presidente borrara su "metida de pata".
LOS QUE GANARON
Alfonso López Michelsen: sus relaciones con Virgilio Barco no fueron durante la campaña presidencial mejores de las apenas necesarias. Y su colaboración política habría podido calificarse de indiferente, y haberse convertido en uno de los perdedores del triunfo barquista, de no haber sido por una de esas frases irónicas que caracterizan al ex presidente López. La mención de los abrazos a las comadres y los sancochos que estaba obligado a comer Alvaro Gómez le permitió reconocer tácitamente que Barco tenía ganadas las elecciones diciendo expresamente que Gómez las tenía perdidas.
De esta manera, el ex presidente Lopez quedó definitivamente reencauchado frente al nuevo régimen, pero se ahorró el requisito de ser amable con Barco.
Ernesto Samper: la victoria de Samper en esta campaña electoral fue por pinta y punta. No sólo se convirtió en la principal fuerza política del liberalismo en Bogotá, sino que se llevó el merito de haber borrado a Galán de un "mitacazo".
Dará mucho qué hablar en los próximos cuatro años. Y de pronto mucho más en los siquientes ocho.
Carlos Lemoine: no hay duda: Lemoine se ha convertido en el encuestador de moda. Sus encuestas, publicadas valientemente en momentos en que ningún otro se atrevía todavía a dar cifras electorales, vaticinaron con un margen mínimo de error el triunfo liberal. Ahora, todos los demás encuestadores aseguran que tenían los mismos resultados, pero que los tenían guardados debajo de la cama.
La franja: es claro que es una de las triunfadoras de la reciente contienda electoral. El país se ha contentado con la teoría de que la franja votó por Barco, aunque nadie haya podido explicar por qué, ni en qué proporción.
Acerca del origen de los 800 mil votos más que sacó Barco sobre los 3 millones 600 mil que se le calculaban al Partido Liberal, existen dos teorías:
1. Que esos 800 mil votos los pusieron entre el galanismo y la franja. Y que la franja que votó por Barco lo hizo fue contra Belisario. Pero la popularidad que aún conserva BB en las encuestas hace poco probable esta teoria.
2. Que la franja no votó por Barco, y que esos 800 mil votos fueron todos galanistas. En este caso quedaría demostrado que el movimiento de Galán no arrastra franja sino liberales aburridos de su propio partido.
Pardo Leal: aunque podría decirse que Jaime Pardo Leal, el candidato de la UP, es otro de los grandes ganadores de esta jornada electoral, la razón no radica en los trescientos y pico mil votos que obtuvo. Esta cifra fue muy inferior al medio millón de votos que se le calculaban inicialmente a un candidato de la izquierda que, por primera vez en la historia del país, tuvo en los medios de comunicación las mismas garantías que los candidatos de los partidos tradicionales.
Sin embargo, el verdadero triunfo de Pardo Leal está en haber convencido al país de que su candidatura representó un gran triunfo de la izquierda colombiana. Eso le permitirá a la bancada parlamentaria de la UP una gran notoriedad política durante el próximo período legislativo.
* * *
Ahora que he vivido la política por dentro, puedo asegurar que prefiero vivirla por fuera.
Quizás para muchos resulte confusa esta diferencia. Pero es la misma que existe entre que escriban sobre uno cosas tan aburridas como las que yo he escrito hoy en esta columna, o sea uno mismo el que las escriba sobre los demás.

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