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Se disolvieron los extremos

Aquellos que sostienen que no hay de dónde escoger están equivocados. Los debates en Medellín y Barranquilla dejan claro que hay capacidad, ganas y experiencias diversas y valiosas para asumir la jefatura del gobierno.

Álvaro Jiménez M
8 de abril de 2018

Aquellos que sostienen que no hay de dónde escoger están equivocados.

Los debates en Medellín y Barranquilla dejan claro que hay capacidad, ganas y experiencias diversas y valiosas para asumir la jefatura del gobierno.

Duque tiene aspectos de ventrílocuo, pero ello no significa que, como afirman muchos, sea una simple marioneta.

Germán Vargas ha puesto en evidencia su condición de candidato de Santos, además de su conocimiento del detalle del Estado.

A pesar del aspecto físico agotado y rígido que se le vio durante sus intervenciones en Medellín, en Barranquilla se mostró entusiasta y más parecido al peleador de siempre.

La adhesión de La U a su candidatura demuestra que las maquinarias son su fortaleza indiscutible. Pero no solo ellas, también concita una parte de la opinión empresarial e incluso la de liberales que prefieren la mermelada a la justicia social, es decir el sector godo del Partido Liberal.

Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y Gustavo Petro, por más que se incomoden los primeros, están en la misma franja.

Sus presentaciones en los debates podrían resumirse en ideas semejantes con énfasis y matices, pero no contrapuestas.

Mientras Petro le mete audacia, innovación y pone a soñar su audiencia con propuestas como la de aprovechar la energía solar implementando paneles solares en cada casa del Caribe o sostiene la prioridad de las reformas sociales y de la justicia; Fajardo y De la Calle, hacen esfuerzos por mostrarse diferentes de él, con propuestas que terminan siendo parecidas entre sí y no muy distintas a las presentadas por la Colombia Humana.

Como candidato, Petro se quedó con la agenda de las reformas, la modernización de la agenda social de Colombia y ha impuesto a los demás candidatos la agenda ambiental y animalista.

Petro ha logrado algo muy valioso: moverse al centro ante los ojos de la opinión, sin cambiar sus propuestas.

Ha conseguido que las acusaciones de semejanza con el régimen de Maduro y la amenaza del castrochavismo dejen de ser el referente exclusivo de los medios y de sus oponentes.

Contrario a esto, Duque busca en las formas mostrarse moderado, pero sus propuestas contra la familia en la diversidad sexual y la ruptura del proceso de paz bajo el eufemismo de “reestructuración”, dejan claro que para él y su partido, los acuerdos de Estado son para violarlos. Dice claramente que destruirá la Jurisdicción Especial para la Paz, al tiempo que no descarta intervenir para conseguir la caída del régimen venezolano. Propone modificar las decisiones que modernizaban el régimen de tierras, la erradicación voluntaria de cultivos ilícitos contempladas en el acuerdo de paz, al tiempo que propone penalizar el porte de la dosis mínima regresando a los colombianos a vivir en el pasado.

Sergio Fajardo ha hecho del tema anticorrupción su fuerte y la idea que repite indicando que la honestidad y transparencia del gobernante están asociadas a la manera como se es elegido tiene fuerza en la audiencia. Es una idea eje que se entiende fácilmente. Para la región Caribe y para la audiencia nacional. Es claro que nadie que llegue a Gobernar con el acompañamiento del clan del Gordo García o la casa Arana de Sucre, los ñoños de Córdoba, los Suárez Mira de Bello, los Aguilar de Santander etc, puede reclamar que se le vea transparente en el gobierno.

Fajardo, sólido en el planteamiento anticorrupción, sin embargo, no ha logrado mejorar la propuesta de educación gratuita y universal de Petro, por defender exclusivamente el Ser pilo paga, herencia de Gina Parody.

Nadie duda de la honestidad de Humberto de la Calle, de su conocimiento del Estado y la administración. Experiencia es la palabra que mejor lo define. Y sí. Es el más experimentado, logró remontar la caricatura surgida por no llegar al debate de Medellín. Pero el peso del proceso de paz lo hace blanco fácil de Duque, no logra estructurar propuestas, se le vio en Barranquilla con garra, pero a la primera confrontación se debilitó. Su equipo aún no logra conectar, pero verlo tirado en la lona sin espacio alguno es una equivocación.

Lo que los colombianos tenemos de cara al 27 de mayo es una niebla espesa, Habrá segunda vuelta y lo que resta es saber a quién sacan de la carrera Petro, Vargas y Duque.

Todo está en juego para los tres.  

Se reitera el equívoco de no haber unido lo obvio: De la Calle, Fajardo y Petro, pero esa es película para la segunda vuelta.

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