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#7VecesSÍ

Por más que le echo cabeza, no encuentro una razón de peso que justifique no votar la Consulta del 26 de agosto, más allá de la pereza de salir un domingo para ir hasta el puesto de votación; o la apatía, esa indiferencia total frente a lo político que tienen algunas personas que no han ido, ni piensan ir nunca en su vida a las urnas. Pero si usted es y ha sido votante, o tiene la cédula inscrita en su ciudad, no tiene ninguna excusa para no votar.

Ana María Ruiz Perea, Ana María Ruiz Perea
19 de agosto de 2018

Algunos dicen que no votan porque esto va a beneficiar a Claudia López en cualquiera sea la aspiración política futura que ella tenga. Pensar en una acción ciudadana, y estar a punto de hacerla realidad, daría un enorme rédito político a cualquier otra persona que hubiera hecho la misma tarea que Claudia hizo: intentar que se aprobaran 8 proyectos de ley contra la corrupción, darse cuenta de que el Congreso jamás los aprobaría, y entonces recoger firmas y entregarle la posta a la gente para que obligue al Congreso a reformar las estructuras corruptas y mafiosas. La Consulta es una acción política intrépida, como su autora.

Esta acción popular le hace el quite al manoseo al que nos somete una estructura de poder ladrón cada día, por todos los corredores de todos los despachos y los recintos del poder, en todas las ramas del poder público. Es, simbólicamente, como darles una cachetada y decirles: ¡Hey, no más, no me roben más! Ir el 26 a las urnas no es votar por alguien, es regalarnos la oportunidad de decirles a los corruptos en su cara que no aguantamos su desfachatez; es un regalo para la ciudadanía tener el chance de ejercer este acto de dignidad colectiva.

Otros argumentan que el contenido de las preguntas no es el que tocaba, que la Consulta sí pero no así. Supongamos que alguna de las preguntas tenga problemas de técnica jurídica a la hora de hacerla ley, supongamos serios debates y discusiones acerca de su constitucionalidad. A mí nada de eso me desvela. Ni siquiera en el peor de los casos, en el más confuso, la esencia de lo que ahí se ordena va en contravía de la lógica de la transparencia.

Que no está comprobado en ningún estudio que reducir los salarios de los funcionarios evite la corrupción, argumenta el profesor Fernando Cepeda. Este punto se relaciona con un intangible que se llama privilegios. Es una desvergüenza que, en el país más inequitativo del continente, hacer política sea un método para crear y sostener a una casta que, además de chupar desde sus despachos el erario, recibe como pago más salarios mínimos que un congresista de cualquier otro país de la región, y más allá. En Colombia los congresistas reciben 40,5 salarios mínimos al mes; en Inglaterra, 4; en Perú, 20. Y una legislatura tras otra, todo intento de modificar el privilegiado régimen salarial de los congresistas ha sido archivado por ellos.

La Consulta Anticorrupción es uno de esos raros casos en los que no importa lo que pase, la ganancia es para todos. Si salimos más de 12 millones y medio de colombianos a votar y al caer la tarde del domingo 26 sabemos se pasó el umbral, el Congreso está obligado, de inmediato, a convertir en ley el mandato popular expresado en las preguntas que estén marcadas con el Sí mayoritariamente.

¿Quién gana con eso? Ganamos todos, porque es la ciudadanía la que ordena adoptar las medidas que los congresistas se han negado sistemáticamente a aprobar. Pero ¿y si la Consulta no pasa el umbral, quién gana? Si no logramos ser los 12 millones y medio que se necesitan para obligarlos, sí seremos muchos millones los colombianos que les queremos exigir a los políticos transparencia en la ejecución de los recursos públicos. Lo mínimo que ganaremos puede ser, quizás, un poquito de vergüenza en los caraduras del Congreso cuando en adelante sigan vetando los proyectos de ley que apuntan a cerrarle el chorro a la corrupción.  

Ahora, si la duda es si con el voto del 26 de agosto se logra algo más, como por ejemplo que no le suban los impuestos a usted mientras se los bajan a las grandes empresas, para barbaridades como esa la Consulta no sirve. Pero sí para envalentonar a la ciudadanía que no está dispuesta a dejarse clavar más impuestos mientras sigan robándose el país. En esta oportunidad, la cédula de cada quien le brinda el poder democrático de plantárseles a los políticos y decirles masivamente ¡basta ya! ¡no más robadera!

Para no complicar la vida, sugiero votar #7VecesSí. Para qué diseccionar la corrupción, si estamos ante la oportunidad histórica de ponerle un tatequieto. Sí. #7VecesSí.

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