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Periodismo-ficción: el nuevo género de Plinio Apuleyo

Plinio Apuleyo es libre de pensar lo que quiera, pero que El Tiempo, que es el principal periódico del país le otorgue dicha prerrogativa de una pieza de esta naturaleza parece más bien un ejercicio de propaganda gratuita para la posverdad.

Julia Londoño, Julia Londoño
11 de agosto de 2017

La era de la posverdad ha obligado a los medios de comunicación a redoblar sus esfuerzos para proporcionar información seria y verificada. Mientras en las redes sociales circulan cualquier tipo de mentiras y estupideces que encuentran cientos de fanáticos, ignorantes o malintencionados que las repiten sin control y las promueven sin medir consecuencias; los grandes medios –aquellos que tienen consumos masivos- se han convertido en los garantes de la verdadera información.

No se trata, por supuesto, de que los grandes medios determinan lo que es verdad, pero sí, al menos, de que filtran lo que es mentira. De ello depende no solo su credibilidad, sino la posibilidad de que los ciudadanos obtengamos información seria para hacer debates reales. Imaginemos que en las redes sociales alguien diga que el presidente Maduro planea un ataque nuclear contra Venezuela. No dudo de que en las redes circularía el invento sin ningún problema. Al contrario, cualquier medio serio contrastaría esa información y descubriría que Venezuela no tiene armamento nuclear, por tanto la información nunca se convertiría en noticia.

Estos criterios suelen tener sus fronteras en las páginas de opinión. Allí es muy difícil controlar que los periodistas, analistas o literatos desplieguen su imaginación y den rienda suelta a sus prejuicios, odios y agendas personales. Pero el lector sabe que está leyendo una pieza de opinión.

El problema es cuando algunos de estos escritores pretenden traspasar sus opiniones a otro género periodístico y le presentan al lector una pieza en un formato distinto y engañoso, tal como acaba de hacer Plinio Apuleyo con una entrevista a un personaje anónimo que ¡oh casualidad! piensa exactamente como lo hace él en sus columnas de opinión. El autor no lo advierte, pero se trata del nuevo género del periodismo-ficción.

El entrevistado de Plinio, cuya identidad suponemos que al menos reveló a la dirección de El Tiempo, recita una serie de fantasías que encajan muy bien en los prejuicios y propaganda del Centro Democrático, al cual pertenece el entrevistador. Entre otras cosas delirantes, el supuesto oficial de inteligencia, dice con respecto al partido de las Farc que “todos los partidos necesitarán de su aval para ganar de manera directa o indirecta”. ¿Todos? Supongo que incluye al Centro Democrático.

Otro de sus disparates es el siguiente: “No aceptarán competencia de ningún tipo, y para eliminar al enemigo en sus territorios, no necesitan los fusiles”. Me imagino que para eliminar a sus enemigos, con todos los ojos del Estado, los organismos de control, la comunidad internacional y la oposición, tendrán que enviarlos a otro planeta o transportarlos a la dimensión desconocida.

Plinio Apuleyo es libre de pensar lo que quiera, pero que El Tiempo, que es el principal periódico del país le otorgue dicha prerrogativa de una pieza de esta naturaleza parece más bien un ejercicio de propaganda gratuita para la posverdad, que tanto alienta el Centro Democrático.

Imagínense lo que pasaría si en lugar de delirios contra las Farc, a quienes una gran parte de la población odia, se publicara una entrevista con fuente anónima, de alguien supuestamente perteneciente a la inteligencia militar, que contiene acusaciones sobre planes de guerra sucia contra los reinsertados de las Farc y anuncia que varios generales y empresarios del país están financiando un plan oculto para que los maten a todos y así ninguno de ellos pueda llegar al poder, ¿qué medio lo publicaría?

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