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Tiene usted mucho qué explicar, senador Uribe

Son muy pocas las cosas que en nuestro país despiertan tantas pasiones como la figura de Álvaro Uribe Vélez. Tal vez la Selección Colombia sea lo único que pueda comparársele. La diferencia es que en el caso del combinado nacional, estamos todos jalando para el mismo lado y dando la vida por esos 11 gladiadores.

Federico Gómez Lara, Federico Gómez Lara
31 de julio de 2018

Cuando se trata del expresidente, en cambio, la cosa es diferente. Hay quienes lo ven como un personaje siniestro; como un intocable que cree que este país es su finca y hace con él lo que quiera; como aquel que desea perpetuar la guerra; como el adicto al poder que no puede soltarlo y que está dispuesto a todo para no dejarlo ir. Esos equivalen, mal contados, a la mitad del país. La otra mitad, sin embargo, lo ve como un héroe; como un padre protector; como el trabajador incansable que retomó el rumbo de una nación fallida; como una víctima de los montajes de sus contradictores; como un hombre intachable; como aquel que nos salvó de la amenaza castrochavista; como una especie de Dios… Incluso hay personas, entre las que se cuenta el presidente Iván Duque, que llegan a decir que “se hacen moler por la honorabilidad de Uribe”. 

Es por eso que el llamado a indagatoria al “presidente eterno” tiene a este país en un clima de crispación que no se veía desde hace rato. El ambiente está pesado. Podría uno hasta pensar que si algún día se produjera una medida de aseguramiento en contra del exmandatario, Colombia estaría bordeando la peligrosa línea de la violencia civil. Sin embargo, ni Álvaro Uribe, ni sus defensores, pueden pretender que, por ese hecho, sus acciones estén por encima de la ley. 

Lo que está pasando en Colombia es una vergüenza. Todo este rollo empezó, óigase bien, por la culpa y por la torpeza del expresidente. Aquí el señor Uribe no es ninguna víctima y es mucho lo que nos tiene que explicar. Hace ya varios años, el senador Iván Cepeda adelantó un debate en el Congreso en el que pretendía, con pruebas en la mano, evidenciar los vínculos de los hermanos Uribe Vélez con el paramilitarismo. Al iniciar la sesión en el parlamento, el líder del Centro Democrático anunció que no se quedaría a oír esas infamias y salió directo a la corte a denunciar a Iván Cepeda. A él la corte, en ese momento, sí le parecía honorable e idónea. Si esa denuncia no se hubiera dado, Uribe estaría hoy tranquilo jugando con sus nietos. Pero ese error le ha salido caro. 

Lo cierto es que Uribe la embarró, y esa denuncia se le convirtió en un boomerang que dio la vuelta y le pegó en la mitad de la nariz. La corte no solo exculpó al senador Cepeda de las acusaciones emitidas por Uribe, sino que encontró méritos para investigar a Uribe por hacer justamente aquello que estaba denunciando: manipular testigos. Palabras más, palabras menos, esa torpe decisión fue el punto de partida para el desenlace que hoy vemos: su llamado a indagatoria. 

A partir del momento en que se hizo pública la determinación de la corte, la reacción del uribismo ha sido tan decepcionante como predecible. El primer desatino vino por cuenta de Iván Duque, que parece haber olvidado por un momento que ganó las elecciones. El mandatario electo de los colombianos salió a decir, en un evidente desafío a la independencia de la justicia, que “estaba seguro de que la inocencia de Uribe” prevalecería. De ese momento en adelante, hemos visto a los áulicos del expresidente salir airosamente en su defensa con argumentos tan débiles como los que enumero a continuación: yo lo conozco y sé que es inocente; llevo 20 años trabajando a su lado; Uribe es un patriota; la gente le cree a Uribe y eso se ve en las urnas; la corte es un cartel; eso es un montaje; eso es un invento de Juan Manuel Santos; eso no tiene validez porque Daniel Coronell se enteró antes; más bien investiguen lo de Odebrecht; Uribe nos devolvió la seguridad y por eso es inocente; Cepeda es amigo de las Farc; la izquierda radical nos tendió una trampa; y el peor de todos, la honorabilidad de Uribe es incuestionable. 

En primera medida, esas afirmaciones de argumentativas no tienen nada ni desvirtúan las pruebas que llevaron a la corte a llamarlo a indagatoria. Además, resulta risible que se afirme de una persona, por más popular que sea, que su honorabilidad es incuestionable. ¡Por Dios! Si la razón misma por la que a uno lo investigan es precisamente porque se tienen dudas de su honorabilidad. 

De todo este episodio, más allá de las salidas reaccionarias y pasionales, quedan para el uribismo varias preguntas que más temprano que tarde deberá responder: 

1-¿Es aceptable que un tipo con la dignidad de expresidente y senador, tenga entre sus abogados a un personaje que ha apoderado a mafiosos y a criminales de la peor calaña? 

2-¿Cómo es posible que sean tantos los testigos en contra de Uribe que aparecen muertos como por arte de magia?

 3-¿Si les parece que la corte es indigna, incompetente y cartelizada, por qué acudieron a ella para denunciar a Iván Cepeda? 

4-¿Por qué les indigna que Daniel Coronell supiera con anterioridad del posible llamado a indagatoria, pero no les pareció grave que la senadora Paloma Valencia tuviera esa misma información? 

5-¿Qué explicación le dan al hecho de que Coronell reciba mensajes de intimidación que pretenden censurarlo de un tipo que dice ser apoderado del expresidente Uribe? 

6-¿Qué relevancia tiene, si así hubiera sido, que la justicia les tendiera una trampa a los implicados, si estos cayeron redondos y vulneraron la ley? 

7-¿A quién le importa de dónde salió el reloj de Monsalve? ¿No deberían más bien explicar lo que sale en los videos que fueron grabados con este? 

8-¿Por qué se desaparecieron de la Fiscalía justo los fragmentos del expediente que serían un factor decisorio en esta investigación? 

9- ¿De verdad creen posibles tantas coincidencias para favorecer al expresidente sin que este se hubiera enterado?

10-¿Es posible que existan tantos audios de bandidos narrando cómo allegados de Uribe les ofrecen cuanta cosa para cambiar sus testimonios y que el expresidente no tenga idea de nada?

11-¿Por qué las fechas de las presiones casi siempre coinciden con el vencimiento de los términos jurídicos a los que está sujeto Uribe?

12-¿Si esto fuese un montaje, creen que este podría edificársele a cualquier persona? ¿No se necesitaría ser muy cercano al bajo mundo y moverse en las aguas de los alias para hacer esto posible?

13-¿Puede pasar que a uno se le meta un grupo entero de paramilitares a hacer de las suyas en su hacienda y que uno ni los vea ni los conozca?

Las respuestas a estas, y tantas otras preguntas, irán saliendo a la luz con el tiempo. 

Como dijo Jaime Granados en la rueda de prensa convocada por Uribe mientras desacreditaba a los magistrados por cuenta de las filtraciones a los medios, “los jueces no solo deben ser imparciales, también deben parecerlo”. Creo que lo mismo aplica para la inocencia el expresidente. Puede que lo sea. Pero, sin lugar a dudas, inocente no parece… 

En Twitter: @federicogomezla





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