Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Presidente Duque, hágase el no heterosexual

Presidente electo Iván Duque: Lo felicito por su triunfo: a sus 41 años, usted no solo se ha convertido en el presidente más joven de nuestra historia reciente, sino que alcanzó la más alta votación registrada hasta ahora en el país. Eso no lo hace cualquiera y, para lograrlo, sin duda, se necesita ser un tipo inteligente.

Federico Gómez Lara, Federico Gómez Lara
18 de junio de 2018

Aun cuando no voté por usted, pues me resultaba un imposible moral entregar mi sufragio a una campaña con adeptos y promotores tan cuestionados como la que lo llevó a la Casa de Nariño, le digo de corazón que deseo que el suyo sea un gobierno lleno de triunfos para Colombia.

Le confieso que hasta hace apenas un par de días quería verlo fracasar. No en sus metas personales o familiares, pues por supuesto, en esa materia contra usted no tengo nada. Pero sí en las elecciones. Sin embargo, a partir de las 4:20 de la tarde del domingo, ese sentimiento desapareció.

Gústele a quien le guste, hoy es usted el presidente, no solo de los más de diez millones de compatriotas que le dieron su voto, sino de todos los colombianos. En esa medida, del 7 de agosto en adelante sus victorias y sus derrotas no serán suyas, serán de todos. Es por eso que desearle el mal a un mandatario entrante carece de sentido. Lo que pase en los próximos cuatro años afectará o beneficiará tanto a los que votaron por usted como a los que no lo hicimos. Así las cosas, presidente, yo lo que anhelo es que a usted le vaya bien.

Dicho esto, es importante que entienda y tenga claro que las condiciones en las llegó al poder lo ponen hoy en una situación difícil. A estas alturas, mientras celebra su triunfo y atiende los cientos de llamadas de felicitación de sus amigos y los pedidos burocráticos de sus lagartos, ya debe estarse dando cuenta de la enorme diferencia que existe entre ser candidato y ser presidente. Es normal que empiece a sentir sobre sus hombros el peso de la inmensa responsabilidad que recae sobre el jefe del Estado. Ahora sí, la vuelta es en serio y, cada cosa que haga o deje de hacer, tendrá serias consecuencias. Ya se acabó el juego político de decirle a la gente lo que quería oír para hacerse a la victoria. El triunfo es suyo y ahora los colombianos necesitamos las acciones del gobernante y no la carreta del aspirante.

Durante la campaña usted dijo, entre otras cosas, que su gobierno sería transparente; que se dedicaría a luchar contra la corrupción, la politiquería y el clientelismo; que no tenía acuerdos burocráticos con nadie; que no haría trizas los acuerdos de paz, pero que les cambiaría la columna vertebral sin que estos se desbarataran; y que, con su elección, llegaría al poder una nueva generación. ¡Vaya problema en el que está metido, Presidente! Para que a Colombia le vaya bien en su cuatrienio, es necesario que usted se convierta en un político tradicional. Es decir, que cumpla solamente algunas de sus promesas y compromisos y que, con el resto, se haga el no heterosexual, para utilizar los términos que usa su jefe político. Este país no aguanta que usted cumpla su palabra, Presidente.

Déjeme le explico a qué me refiero: en primera medida nunca, antes que usted, un candidato había recibido el apoyo de tantos corruptos, politiqueros y clientelistas. Esos mismos personajes que hoy promete combatir, fueron el factor determinante para que esté ahora sentado en el solio de Bolívar. Como le dije arriba, usted es un hombre inteligente; pero los corruptos no es que sean brutos. Ellos no lo apoyaron y lo llevaron al poder para que usted los combata. Eso sería pegarse un tiro en el pie. Ellos se la metieron toda a su campaña con la única intención de que usted, a manera de agradecimiento, mire para el otro lado, los deje seguir robando, les nombre a los amigos y familiares, les dé contratos y les reparta mermelada. Con estos es con los primeros con quienes debe hacerse el no heterosexual. Así demostraría su grandeza; pero sólo lo lograría de verdad, si fuera capaz de hacerles pistola a los que le dieron la mano y de no descansar hasta verlos tras las rejas.

Hablemos ahora de su promesa de poner a gobernar a la nueva generación. Ésa si debe cumplirla. Pero, para ello, de nuevo tendrá que ponerles conejo a sus más cercanos aliados. Y perdóneme, Presidente, pero Viviane Morales, José Félix Lafaurie y Alejandro Ordoñez, por mencionar sólo algunos de los que han sonado, más que la renovación, representan la caverna. Con ellos, también, debe hacerse el no heterosexual. Y tampoco estaría de más demostrar que es cierto que no hizo acuerdos burocráticos, dejando a César Gaviria sin una sola cuota en su gobierno.

Para terminar, Presidente, quiero hablarle de esa paz que tanto trabajo nos costó conseguir. En campaña, tal vez a conciencia, usted prometió cosas que estoy seguro sabe que no puede cumplir, porque ninguna guerrilla firma un acuerdo de paz para terminar en La Picota. Lo que buscan quienes hacen un proceso de ese tipo, es justamente cambiar las botas por los votos y entrar a la lucha política en la legalidad.

Usted bien sabe que desbaratar la JEP y llevar a todo el Secretariado a la cárcel, acabaría con el proceso. Lo invito a que se olvide de sus promesas, Presidente, a que haga los cambios que la situación le permita, a que aparezca con Álvaro Uribe en la foto, a que se lleven el crédito y a que nos vendan la idea de que sin ustedes nos hubiéramos vuelto Venezuela. ¡Pero salve la paz! Y allá estaré yo en primera fila para aplaudirlos.

En fin, Presidente, usted recibió tantos apoyos y prometió tantas cosas sobre tantos temas, que está más endeudado que Don Ramón con el Señor Barriga. Así que por el bien de Colombia le pido que, al mejor estilo de ese mítico personaje del Chavo del 8, se vuelva un experto en excusas y en no pagar sus deudas...

Mucha suerte en su gobierno… 

En Twitter: @federicogomezlara

Noticias Destacadas