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¿Qué busca el Consejo de Estado?

Con la llegada de la ideología izquierdista al poder, parece como si el Estado de derecho hubiera sido derrotado por los grupos al margen de la ley, idea que lamentablemente ronda desde el empoderamiento que le dio Santos a las Farc.

18 de octubre de 2022

Muchos no han querido creer que el enemigo se encuentra en casa haciendo añicos la democracia. El que con fuego juega, con fuego se quema, dice el adagio popular y el Consejo de Estado le está añadiendo combustible a la polarización de nuestra población. No es posible digerir algunas decisiones de este tribunal que atropellan a las instituciones legítimas de un Estado de derecho, como reza en la Constitución Política colombiana, contribuyendo a promover el adoctrinamiento ideológico que requiere la izquierda para permanecer varios lustros en el poder.

Es vergonzoso que el tribunal supremo de la jurisdicción en lo contencioso administrativo, cuya misión está orientada a garantizar la protección de los derechos de las personas, se preste para hacerle el juego a De Roux, personaje ampliamente conocido por su admiración hacia individuos fuera de la ley, quien dice que, según las conclusiones del sesgado estudio de la Comisión de la Verdad que él presidió, es el Estado colombiano el responsable de la violencia que ha afectado a esta nación durante más de 50 años.

El Consejo de Estado le ordenó al Ministerio de Defensa que en un plazo de dos meses le enseñe el informe de la Comisión de la Verdad a los miembros de las heroicas fuerzas militares (así le cause escozor al ministro reconocer que hay héroes en esta bicentenaria institución). Lo repudiable de la decisión de este Consejo es que está dando por cierto lo que dice De Roux y su equipo de trabajo en su amañado estudio, tema ampliamente discutido y rechazado por una inmensa mayoría de analistas dentro y fuera del país, ya que no refleja la verdad de la agresión de que hemos sido objeto los colombianos, embestida narcoterrorista que inclusive ha sido apoyada por algunos gobiernos de la misma ideología izquierdista enquistada en el vecindario.

Cuando muchas entidades legislan sobre una institución se forma el caos; esta parece ser estrategia de la nueva ideología del Gobierno. Petro ya manifestó su interés de que los alcaldes y gobernadores tengan la posibilidad de mandar sobre la fuerza pública, que es lo mismo que está haciendo el Consejo de Estado al ordenar actividades relacionadas con las fuerzas militares. Es el mismo camino que han optado algunos miembros del poder judicial cuando ordenan a un comandante que salga a pedir perdón por posibles acciones ilegales cometidas por algún miembro de la institución, tratando de vincularla, así como de humillarla y desprestigiarla ante el país y el mundo; esto forma parte de la guerra mediática que ha adelantado la izquierda.

Muchos de los que votaron por la izquierda para llevarla al poder se están arrepintiendo por su ingenuidad al creer que lo que escuchaban por parte del candidato populista dotado de una verborrea incendiaria contra el estamento se iba a cumplir; pero ha ocurrido lo contrario. Hoy se observa la presencia en el palacio de Nariño de un presidente autoritario, molesto e incumplido porque no puede hacer lo que hace un emperador, quien solo con un chasquido de dedos se hacen realidad sus mínimos deseos; esto demuestra que no estaba preparado para el cargo que fue elegido y que hay normas y disposiciones legales que rigen las actividades del Estado y se deben respetar.

Siguiendo el camino de las intenciones de Petro de polarizar a las instituciones castrenses, la congresista Pizarro y otros miembros de la izquierda han presentado un proyecto de ley para reestructurar a la Policía Nacional, posiblemente para hacer de esta insigne institución un instrumento político represivo, donde además de ignorar que la carrera es regida por méritos y capacidades y por unas normas producto de más de 100 años de experiencia, tratan de regular a una fuerza que ha sido considerada como adversaria al enfrentarse a los grupos delincuenciales con heroísmo y valentía.

Con la llegada de la ideología izquierdista al poder parece como si el Estado de derecho hubiera sido derrotado por los grupos al margen de la ley, idea que lamentablemente ronda desde el empoderamiento que le dio Santos a las Farc. Han llegado avasallando y atropellando a los colombianos y a sus instituciones y la izquierda considerará un triunfo más el lograr reglamentar a su libre albedrío a la Policía.

Las elecciones para el 2023 ya están a la vuelta de la esquina y no se observan los preparativos de la oposición para evitar que le den el puntillazo final a la democracia. El futuro de Colombia está en manos de los colombianos. Despertemos de este absurdo letargo alimentado y propiciado por el oportunismo de políticos sin vergüenza.

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