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Qué vergüenza de gobierno

La historia se repite, regresaron las masacres y lo dice la ONU: que ese organismo internacional lo diga no es una desmesura, al contrario sus mecanismos de verificación e investigación son tan estrictos que deben preocupar al presidente Duque.

Javier Gómez, Javier Gómez
4 de marzo de 2020

Dice el informe de las Naciones Unidas sobre Colombia (2019): “Existe un nivel de violencia endémica”. La verdad eso para mí, no sé para usted que tiene mi edad, no es nuevo. Para los jóvenes tal vez sí. Lo digo porque la violencia en este país desde que nos volvimos república es endémica, es más, me atrevería a compararla con una pandemia que ha circulado desde esos aciagos años por todos los rincones del país y nunca hicimos nada para detenerla.

Esa es la verdad. No es un problema que se haya inventado este inexperto muchacho que nos gobierna (Iván Duque) cuya popularidad es proporcional al conocimiento que los colombianos tenemos de él y él tiene sobre el país. Es tan ingenuo e ignoto que no comprende la realidad de Colombia (pelechó de la burocracia internacional más de diez años) que se va a Estados Unidos a recibir órdenes: “Hay que fumigar, de lo contrario nunca acabaremos con la droga”, le dice Trump como si se tratara de embocar la bola de golf en el hoyo 18 de uno de sus innumerables campos de golf que posee en el planeta.

Claro y cuando cualquier colombiano observa detenidamente la imagen Trump-Duque, de inmediato nota que el muchacho se pasma, se fascina, se encandila, se sorprende y al final, con sumiso gesto, le  concede la razón al magnate. Ese es Duque, por eso no sabe qué hacer con el informe que la delegada para los Derechos Humanos de la ONU, Michel Bachelet, hizo público sobre la situación de los Derechos Humanos en Colombia en el año 2019. Solo atina a decir: “Es una intromisión en la soberanía nacional”. Qué vaina con Duque, que creyó que esto de gobernar era “cuajada con melao”.

Por eso hoy todas las reflexiones caben: ¿Alguna vez se habrá preguntado por qué asesinan a los líderes y lideresas sociales? ¿A los ancestrales indígenas? ¿A los reincorporados guerrilleros que firmaron la paz?

Alguna vez el historiador inglés Erick Hobsbawm decía que América Latina estaba hecha para “socavar todas las verdades convencionales”. Claro, se trata de develar esas mentiras construidas desde la opacidad del poder y que por décadas nos ocultó el régimen que quiso combatir Álvaro Gómez Hurtado; régimen que lo asesinó y que hoy Duque, encarecidamente, le pide a su fiscal Barbosa que lo aclare.

Es que la historia se repite, regresaron las masacres y lo dice la ONU: en el 2019 se registraron 36 con 125 víctimas. Que ese organismo internacional lo diga no es una desmesura, al contrario sus mecanismos de verificación e investigación son tan estrictos que deben preocupar al presidente Duque y su equipo de trabajo y no salir a decir, impunemente, que “eso es una intromisión en la soberanía nacional”. Vaya! Vaya! El asesinato de más de 700 líderes sociales en los últimos cuatro años (como 150 en el Gobierno Duque) es interpretado como un insulto de la ONU.   

El informe de Naciones Unidas hay que respaldarlo cuando habla del recrudecimiento del asesinato de líderes y lideresas sociales, indígenas y desmovilizados de las Farc que suscribieron el proceso de paz y cuando advierte que el motivo principal de las masacres y asesinatos tienen como pretexto una nítida oposición a la implementación del acuerdo de paz; pero es más alarmante aun cuando el mismo informe habla de una presunta participación de miembros de la fuerza pública en los crímenes y torturas contra la población civil, con una gravísima mención sobre la participación de líderes políticos regionales que estarían detrás de todas estas masacres y asesinatos.

Es atroz todo lo que viene ocurriendo señor presidente Duque y no se puede tapar el sol con la mano, y menos cuando al contenido del informe le agregamos la denuncia que hizo el relator de la ONU Michael Forst, quien aseguró que el Gobierno colombiano rechazó su ingreso al país para culminar un informe sobre defensores de DDHH que presentará en Ginebra. “Querrían borrar por completo mi informe”, dijo a los medios de comunicación. ¿Qué dice la experta canciller Blum sobre este gravísimo hecho? ¿Qué explicación llevará al organismo multilateral? Esto es una vergüenza monumental. 

Vergüenza monumental a la que hay que sumarle lo dicho por la nueva ministra del Interior Alicia Arango: “En Colombia son más los muertos por robo de celulares que los líderes sociales”.

@jairotevi

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