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¿Quién quiere ser magistrado?

En el año 2000, cuando Escobar era congresista, declaraba un patrimonio líquido de 263 millones. Ocho años después, se incrementó en 468 por ciento.

Daniel Coronell
7 de agosto de 2010

José Alfredo Escobar Araújo, el mismo magistrado que se quedó con la máquina del carpintero, el mismo de los botines de Giorgio Sale, ha amasado una considerable fortuna mientras trabaja en el Consejo Superior de la Judicatura. El doctor Escobar es dueño de varios predios y tiene inversiones en dólares manejadas por entidades financieras de Estados Unidos.

El crecimiento de sus bienes llamó hace un tiempo la atención de la justicia. Su caso es diferente al de otros magistrados que fueron rastreados por la Uiaf, sin ninguna supervisión judicial. Al contrario, las pesquisas sobre Escobar Araújo y varios miembros de su núcleo familiar fueron conocidas por la Unidad Nacional para la Extinción de Dominio y contra el Lavado de Activos de la Fiscalía.

Esas diligencias fueron agrupadas bajo un radicado oficial y la resolución que las asigna está firmada por la fiscal jefe de la Unidad.(Vea el documento)

Los registros de la Uiaf indican que, en abril de 2008, el magistrado Escobar Araújo tenía a su nombre ocho predios en Bogotá y en el municipio de La Vega, Cundinamarca. Mientras que a nombre de su esposa, la doctora Ana Margarita Fernández de Castro Ortiz, ex secretaria general de la Procuraduría, figuraban cinco propiedades. (Vea el documento)

Pero ahí no paran las sorpresas. En el año 2006, la agencia de Miami del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria administraba un portafolio de 255.696,73 dólares a nombre de un cliente de Bogotá, Colombia, llamado José Alfredo Escobar Araújo.

Esa suma equivalía a 634 millones de pesos colombianos, al cambio de la época. (Vea el documento) 

Las inversiones del magistrado Escobar Araújo siguieron creciendo, sin que aparentemente incidiera sobre ellas la crisis que azotaba las finanzas de Estados Unidos.

Un extracto emitido en octubre del año pasado por la prestigiosa firma Global Strategic Investments de Miami deja ver que en una cuenta conjunta de José Alfredo Escobar y Ana Margarita Fernández estaban depositados algo más de 54.000 dólares en efectivo. Tenían acciones por 99.747 dólares. Una cifra similar, 101.784 dólares, estaba invertida en bonos. Completa el portafolio una inversión de algo más de 40.000 dólares colocados en fondos mutuales.

Es decir, esta compañía de inversión maneja para el magistrado y su esposa 295.984 dólares. (Vea el documento)

Las declaraciones de renta del doctor Escobar Araújo no parecen reflejar el valor real de sus propiedades e inversiones, pero sí muestran parte del singular crecimiento de su fortuna mientras ha ocupado la magistratura.

En el año 2000, cuando Escobar Araújo era aún congresista, declaraba un patrimonio bruto de 521 millones de pesos y un patrimonio líquido de 263 millones. Ocho años después, su declaración de renta muestra que su patrimonio bruto pasó a ser de 1.249.652.000 de pesos, es decir, se incrementó en un 239 por ciento. Un crecimiento aún más espectacular experimentó su patrimonio líquido, es decir, lo que posee libre de cualquier deuda: los 263 millones de otrora se convirtieron en 1.233.374 millones de pesos, lo cual significa que aumentó 468 por ciento. (Vea el documento)

Una suma importante, sin duda, pero insuficiente para tener siete propiedades en Bogotá, una finca en La Vega y 300.000 dólares invertidos en Estados Unidos.

Probablemente ninguna autoridad le pregunte al magistrado Escobar Araújo cómo logró este milagro económico. En el remoto escenario de que la Comisión de Acusaciones de la Cámara abriera un caso, sería indefectiblemente absuelto.

Pero ese no es el motivo de esta columna. Todo esto es para preguntarle respetuosamente al señor magistrado que -ya que la fortuna le ha sonreído tanto- por qué no considera la posibilidad de devolverle la máquina planeadora que le quitó arbitrariamente hace cinco años al carpintero José de Jesús Uribe.

Bueno, si no es mucha molestia.

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