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¿Quién será el nuevo “vice” de Santos?

No sobra aventurar un atrevido ejercicio de futurología sobre quién podría ser la persona más indicada para acompañar a Santos en la vicepresidencia.

Jorge Gómez Pinilla
17 de enero de 2013

En Colombia no hay político o analista que no dé por sentado que Juan Manuel Santos se lanzará a buscar la reelección. Lo que falta dilucidar es quién podría ser su nuevo vicepresidente, considerando que ya Angelino Garzón fue tajante en que “no voy a volver a ser fórmula vicepresidencial de nadie”.
 
El restablecimiento de la salud de Garzón les tapó la boca a quienes querían sacarlo, es cierto, pero ello no suprime la discusión en torno a la conveniencia del cargo, desde dos ángulos específicos: político e institucional. En lo político, es obvio que el candidato a la presidencia escoge a su compañero(a) pensando casi únicamente en lo electoral, o sea en que le sume votos a su campaña. En otras palabras, nadie se pone a pensar: “si yo gano la presidencia y me muero, fulanito sería la persona más indicada para remplazarme”. Esto, en últimas, sería pensar en lo institucional.
 
Como en Colombia sigue primando la conveniencia numérica, y en consideración a que en el curso del presente año Santos está obligado a anunciar si buscará la reelección, no sobra aventurar un atrevido ejercicio de futurología, en torno a quién podría ser la persona más indicada para acompañarlo como vicepresidente.
 
Permítasenos de entrada tomar como referencia lo que al respecto plantea Felipe López en el libro-entrevista que hizo con Juan Carlos Iragorri: “si el candidato es del Jockey, se escoge a un sindicalista. Si es hombre, se escoge a una mujer. Si es del interior se escoge a un costeño, y así”. Considerando que esa fue precisamente la receta que aplicó Santos en la escogencia de Angelino,  en el hipotético caso que decidiera mantener esa línea de acción, son dos los nombres que saltan a la palestra: Eduardo Verano de la Rosa por costeño, Sandra Morelli por mujer.
 
No son por supuesto los únicos atributos a considerar, porque en el caso de Verano (exitoso gobernador del Atlántico hasta 2011) a su condición caribe se le agrega su extracción liberal, e incluso el hecho de que este ha manifestado interés en ser el candidato de su partido, con lo cual Santos neutralizaría a un fuerte rival en potencia y lo ganaría para su causa, pensando en que, según la filosofía de Pambelé, es mejor sumar que restar. No sobra recordar que Verano está a la cabeza del movimiento ‘Colombia, país de regiones’, entre cuyas consignas tiene la de enfrentar el centralismo ‘cachaco’, y en días recientes anunció que si el liberalismo decide respaldar a Santos a la reelección, él se iría por su lado.
 
En lo referente a Sandra Morelli, su gestión al frente de la Contraloría y en particular su lucha contra la corrupción la han catapultado como figura de peso en el ámbito nacional, por lo que hoy es una digna representante de las mujeres y, en tal circunstancia, una compañía con la que todo político quisiera contar para empresas de alto calado. Aquí tampoco sobra recordar que Morelli estuvo becada durante todos sus estudios de Derecho por el Externado de Colombia, que al término de estos se le concedió la beca Baldomero Sanín Cano para su especialización en la Universidad de Bologna (Italia), y que ha tenido una brillante carrera como jurista.
 
Ahora bien, si el presidente Santos decidiera pensar más en la conveniencia institucional, hay un nombre que a muchos podría parecerles ‘políticamente incorrecto’, pero que jugaría un papel decisivo, incluso para dejar huella histórica: Antanas Mockus Sivickas.
 
Es cierto que en la campaña anterior el exalcalde de Bogotá cometió errores garrafales, que condujeron al ahogamiento prematuro de la Ola Verde, pero su prestigio como político honrado y ajeno a los apetitos burocráticos permanece incólume. Hay además un aspecto ligado a la conveniencia política, y tiene que ver con que en el enfrentamiento que se daría con el candidato del uribismo, nadie mejor que Mockus para recoger y aglutinar a los sectores rebeldes o inconformes con el expresidente Uribe (que fueron precisamente los que dieron origen a la Ola Verde), pero que desconfían del sesgo clientelista que encarna el propio Juan Manuel Santos.
 
Escoger a Mockus sería sin duda una medida osada (no por ello exenta de creatividad), que le generaría marcadas reacciones dentro del ‘establecimiento’, pero que en el contexto de la paz contribuiría a afianzar una verdadera Unidad Nacional, muy diferente a la coalición que hoy se da con la mayoría de partidos, donde prima la ‘manzanilla’ a cambio de permitir una gobernabilidad sin tropiezos.
 
Es posible que ninguno de los tres anteriores sea el que finalmente escoja Santos, porque “una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando”, pero nada se pierde con hacer sugerencias. Como dice otro refrán, “la peor vuelta es la que no se hace”.
 
Twitter: @Jorgomezpinilla                                                               

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