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El Caribe llegó para quedarse

Atrás quedó el mito de que había que trasladarse al interior del país para conseguir oferta educativa y empleo de calidad.

Semana.Com
11 de mayo de 2016

La hora de la Región Caribe ya está aquí. Más allá de los experimentos normativos o participativos, la realidad es abrumadora frente a la existencia real de un fenómeno cultural, económico y geográfico, como lo es la costa norte colombiana. La región conformada por los departamentos de La Guajira hasta Córdoba alberga ciudades maravillosas y vibrantes como Santa Marta, Cartagena y Barranquilla, y capitales que avanzan con pujanza como Valledupar y Montería.

Según el Banco de la República, la base económica de la región Caribe es variada, se destacan la agricultura, la ganadería, la minería, la industria, el turismo y el transporte marítimo. Las actividades agropecuarias e industriales han perdido peso relativo en las dos últimas décadas, mientras que la minería y los servicios han registrado cambios importantes que le han permitido ganar participación en la producción nacional. La oferta industrial se encuentra concentrada en Barranquilla y Cartagena, y aun es poco diversificada y está escasamente encadenada a la minería y la agricultura, lo que representa grandes desafíos, pero también excelentes oportunidades.

El Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquilla se ha convertido en un referente en materia de infraestructura, desarrollo, oferta de empleo, educación y turismo. Ello ha jalonado interesantes procesos de articulación con otras ciudades como Cartagena y Santa Marta, que dan al caribe colombiano una nueva identidad. El Caribe ya no solo es mar, diversión y folclor, sino también industria, puertos, comercio, educación, y la puerta de entrada a Colombia y América del Sur.

La ciudad de Barranquilla registró en el 2015 una de las menores tasas de desempleo del país, así como una tasa de crecimiento promedio del 5% y una dinámica de construcción que redujo los niveles de pobreza por debajo del promedio nacional. Los sectores portuarios, almacenamiento, turismo y servicios hacen de la Puerta de Oro una meca para los negocios. El 2016 llega con un potencial de construcción de 36 hoteles, lo que, aunado a una excelente oferta en vivienda, la implementación del servicio integrado de transporte, y unos centros universitarios de primer nivel, convierten al Caribe en el nuevo destino favorito en cuanto a clima de inversión en Colombia.

Los Tratados de Libre Comercio, a veces tan satanizados y desconocidos, representan una oportunidad única para la región que mejor los puede aprovechar, he ahí el reto de consolidación de la Región: convertirse en el eje articulador del comercio exterior para el Siglo XXI.

Atrás quedó el mito de que había que trasladarse al interior del país para conseguir oferta educativa y empleo de calidad, hoy las ciudades del Caribe se convierten en un gran polo de atracción para la inversión, el trabajo, y una excelente calidad de vida que un clima caluroso y una altura al nivel del mar hacen que está bendecida geografía se convierta en el destino ideal.

Así como Barranquilla y Cartagena lograron dar el salto hacía la industrialización, capitales como Valledupar y Montería tienen grandes posibilidades de contribuir a la articulación de la región. La variada oferta de servicios, hotelería, gastronomía, centros comerciales e inversión en obras publicas hacen que las otrora pequeñas ciudades aparezcan como nuevas oportunidades, en una región que comparte su referente cultural Caribe, pero está ávida de integrarse no solo en materia de infraestructura, sino también de desarrollo económico.

Barranquilla es el milagro del Siglo XXI en Colombia, lo que representó Bogotá en el siglo XVIII y XIX, y la pujanza industrial Antioqueña durante el mismo periodo, suponen que la segunda década de este siglo será la oportunidad de oro del Caribe Colombiano.

El atractivo obvio de sus tierras y sus gentes ha sido permeado por el alto desarrollo y afortunada gestión pública y administrativa, lo que en unión con el empresariado y un sector educativo que trabaja y lucha por retener el talento y la inversión en su región, han llevado a que la costa norte sea nuevamente el referente nacional.

Las iniciativas de una autonomía regional han sido rebasadas por el gran potencial de la región, el cuál no se quedó en el papel, sino que se demostró en los importantes desarrollos que una ciudad como Barranquilla han logrado, convirtiéndose en un destino apetecido por los jóvenes profesionales del interior, y las familias que quieren ver crecer a sus hijos en un entorno amable y con una excelente calidad de vida.

* Rector Universidad Autónoma del Caribe

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