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Reactivación inteligente

El trabajo acumulado de más de un siglo, que permitió configurar una estructura productiva relativamente diversificada y moderna, nos ha permitido mantenernos a flote en medio de una fuerte e imprevista tormenta.

Esteban Piedrahita
23 de septiembre de 2020

Por: Esteban Piedrahita

Los indicadores económicos de los últimos meses han mostrado cómo las diversas estructuras productivas regionales del país se han adaptado en diferente medida ante las restricciones y retos asociados a la pandemia, la cual ha representado un desafío de administración y estrategia sin precedentes para empresas y organizaciones de todos los sectores y tamaños.

Si bien la mayor diversidad y sofisticación productiva del Valle del Cauca, y su fuerte especialización en cadenas de abastecimiento crítico como las de alimentos, farmacéutica y aseo personal y del hogar, le han permitido amortiguar caídas en la producción industrial, y mostrar cifras positivas en ámbitos como ventas de vivienda (y menos negativas en otros como la confianza del consumidor), el gran reto es recuperar y ampliarlos empleos que les aseguren a los hogares una fuente sostenible de ingresos.

La forma de encarar este desafío, aparte de tomar medidas de choque de estímulo a la actividad, es profundizar en las ventajas competitivas que ha desarrollado el departamento y seguir avanzando en el cierre de brechas clave en ámbitos como el del desarrollo del capital humano. Por ejemplo, contar con la principal plataforma receptora de inversión extranjera en manufactura ligera del país y una diversa y potente plataforma exportadora, nos permitirá beneficiarnos del procesos de reconfiguración de las cadenas globales de valor en curso y de la relocalización de empresas interesadas en atender el mercado de Estados Unidos desde Latinoamérica.

Tomando como referencia nuestras fortalezas competitivas y nuestras principales cadenas productivas, en el marco de la Comisión Regional de Competitividad e Innovación del Valle del Cauca—presidida por la Gobernación y respaldada técnicamente por los equipos técnicos la Alcaldía de Cali, la Cámara de Comercio de Cali, la Andi, Camacol, el Sena y la Rupiv, y con los aportes de casi 60 gremios, universidades e instituciones—, en los últimos meses se ha diseño la Estrategia de Impulso a la Competitividad y la Reactivación Económica Regional.

Esta estrategia parte de la premisa de que para recuperar y fortalecer la senda de crecimiento de nuestra economía, nos debemos apalancar en sus fortalezas competitivas y robustecer la productividad e internacionalización de las cadenas productivas más potentes, en las que participan miles de empresas de diversos tamaños, y que tienen la capacidad de dinamizar la actividad de toda la base empresarial de manufacturas y servicios, conformada principalmente por micro y pequeñas empresas.

La propuesta contempla, además, un principio de sostenibilidad, por lo cual no debe apalancarse, principalmente, en un aumento extraordinario del gasto público en actividades de bajo impacto en el largo plazo, sino, por ejemplo, en la construcción y mantenimiento a infraestructura estratégica y el fortalecimiento de capacidades productivas. Esta estrategia facilitará que buena parte de la población desempleada pueda vincularse a actividades productivas de mayor potencial de crecimiento.

Hasta el momento, se han identificado y priorizado cerca de 90 proyectos de desarrollo productivo, infraestructura y obras públicas que tienen la capacidad de contribuir a resolver fallas estructurales de competitividad e impulsar el crecimiento empresarial.

La reactivación económica del Valle del Cauca ya se inició. El trabajo acumulado de más de un siglo, que permitió configurar una estructura productiva relativamente diversificada y moderna, nos ha permitido mantenernos a flote en medio de una fuerte e imprevista tormenta. Es momento de recordar quiénes somos. Es momento de ser Un Valle que Se Atreve.