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Recordar es morir

Tal vez la información del piloto le molestó a alguien, porque al aviador memorioso lo mataron desde una moto en julio de 2001

Daniel Coronell
11 de agosto de 2007

Le ha ido mejor al general Rito Alejo del Río que a quienes han declarado en su contra. Mientras él sigue rodeado de poderosos, una racha inexplicable y fatal ha ido acabando con quienes se han atrevido a atestiguar en contra de este oficial en uso de buen retiro y de inocencia judicial.

Uno de esos desafortunados testigos fue Oswaldo de Jesús Giraldo Yepes. Era un soldado profesional que en 2001, contó sus recuerdos de Carepa, Antioquia, cuando Rito Alejo era comandante de la Brigada 17.

El soldado Giraldo aseguró que los paramilitares llegaban a la Brigada "como Pedro por su casa". Según afirmó en una declaración grabada en video "Ahí normal entraban y somos paracos y que vamos a hablar con el general Rito Alejo. Entraban a hablar con el general, se demoraban cuatro o cinco horas, medio día, y después que los paramilitares salían para Apartadó, al otro día era la masacre fija pues".

Según ese testimonio, el general recibía en su despacho al 'Mono' Mancuso, a 'Negrofino', a 'Coyote' y a 'Doble Cero'. El soldado decía recordar que "toda masacre que íbamos a hacer, teníamos que apoyar a los paracos".

Por cuenta de esa declaración Rito Alejo del Río fue capturado y recluido en la Escuela de Infantería. Sin embargo, desde la llegada de Luis Camilo Osorio a la Fiscalía las cosas se empezaron a componer para el general. Los fiscales que lo procesaban fueron despedidos y poco después el soldado Giraldo, detenido en una cárcel común, denunció que estaba recibiendo presiones para que cambiara su declaración.

Finalmente, Oswaldo de Jesús Giraldo se retractó, según explicó "porque la justicia colombiana no ha actuado como se debe, en contra de los corruptos, sólo me tiene a mí pagando cárcel".

Después de salir de la cárcel, en abril del año 2005, lo mataron a tiros en Yarumal, Antioquia.

Pero el soldado Giraldo no ha sido la única persona cuyos recuerdos antecedieron la fatalidad.

José de Jesús Germán, un ex concejal de Apartadó, le ofreció a la Fiscalía pruebas contra el general Del Río. Una investigadora judicial que sostuvo una entrevista previa con el potencial testigo consideró que tenía elementos importantes. Tristemente, la justicia y el país se quedaron sin conocer esos elementos. En septiembre de 2001, unas horas antes de oficializar su testimonio, el ex concejal fue acribillado en un modesto hotel de Bogotá.

La funcionaria judicial a quien había contactado recibió amenazas de muerte y tuvo que dejar el país.

Por desgracia, ahí no termina la mortal serie de casualidades.

Los paramilitares que ejecutaron la masacre de Mapiripán fueron transportados desde Urabá en dos aviones alquilados. Para la época, el comandante militar de la zona era el general Del Río. Uno de los pilotos, llamado Juan Manuel Ortiz Matamoros, recordó: "En la pista había personal militar y yo paré frente a la Policía antinarcóticos, pero nadie dijo nada. Es más, los del Ejército posaron y se tomaron fotos al lado del avión".

Los investigadores no consideraron importante preguntarle a Rito Alejo por qué sus hombres permanecieron impasibles frente al embarque de los paramilitares. Pero, tal vez, la información del piloto le molestó a alguien porque al aviador memorioso lo mataron desde una moto, el 7 de julio de 2001, en inmediaciones del aeropuerto Vanguardia de Villavicencio.

En lo que va corrido de este año, han surgido tres nuevos testimonios contra Rito Alejo del Río. Salvatore Mancuso certificó su cercanía con el general y ratificó, en lo sustancial, el primer testimonio del finado soldado Giraldo. Alias 'HH' calificó con 10 sobre 10 el grado de colaboración de Rito Alejo con los paramilitares. Un suboficial del Ejército, testigo principal contra el coronel Hernán Mejía, señaló que el general Del Río usó helicópteros militares para transportar miembros de las autodefensas y que incluso recomendó a un paramilitar como chofer civil del Batallón Colombia en el Sinaí.

Nada ha resultado suficiente para que la justicia se ocupe del general Rito Alejo del Río. Quizá ellos tienen claro que la buena memoria trae mala suerte.

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