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El relato nacional

¿Si un niño de 10 años pregunta qué es lo que nos identifica como colombianos (el relato), qué le diríamos? Si pasamos la página de Colombia: esquina norte de Suramérica, dos océanos, tres cordilleras, el segundo país con mayor biodiversidad, la Selección… ¿qué tenemos para decir hoy?

Poly Martínez, Poly Martínez
9 de noviembre de 2017

¿Qué relato compartimos o estamos construyendo hoy los colombianos? Esa pregunta me quedó flotando luego de leer la entrevista que SEMANA le hiciera a Adela Cortina, en la que dice que “Cataluña fue construyendo un relato independentista basado en datos falsos”. Tremenda afirmación de quien es considerada una de las filósofas contemporáneas más importantes del mundo y sin duda, junto con Victoria Camps, de las más destacadas en la historia de España.

Con toda la distancia que hay entre el caso de Cataluña y España con el de Colombia, la pregunta sobre el relato nacional está más vigente que nunca. Porque precisamente por la forma como en estos últimos cinco años se ha ido estructurando el relato, es que estamos perdidos y perdiendo todos. Y no parece tener remiendo ya.

El último relato conjunto que tuvimos fue el de la Constitución del 91, una narración que apuntaba a derribar una visión unidimensional del país y sus gentes, a cerrar el falso y conveniente discurso de que los colombianos éramos un-país-una-nación-una-raza-un-credo-, lo que hasta ese momento dejaba a un montón de gente excluida.

El espíritu del relato de la Constituyente, que se procuró traducir en la Constitución, fue el de la inclusión, el reconocimiento, la pluralidad, los derechos y una nueva forma de ser ciudadanos, la búsqueda común de una mejor sociedad e incluyente. Hoy, el relato de esa segunda oportunidad sobre la Tierra parece esfumarse definitivamente. El acuerdo con las Farc y su implementación podría haber sido el primer gran triunfo no de este gobierno, no de un grupo guerrillero, no de unos sectores políticos o de poder, sino del propósito común que nos fijó la Constitución del 91.

Leyendo la entrevista pensé… ¿si un niño de 10 años pregunta qué es lo que nos identifica como colombianos (el relato), qué le diríamos? Si pasamos la página de Colombia: esquina norte de Suramérica, dos océanos, tres cordilleras, el segundo país con mayor biodiversidad, la Selección… ¿qué tenemos para decir hoy?

Y más grave aún, ¿qué relato tiene el muchacho que hace ocho años tenía diez? El de la paz habría sido uno bueno, constructivo inclusive en su capacidad de mostrar que podemos debatir fuertemente sin matarnos, que podemos vivir con la diferencia y promoverla, pero no podemos seguir viviendo en la indiferencia.

Pero la mayoría de los relatos que oímos hoy son excluyentes por principio. Además, no construyen país, no tienen como eje defender la pluralidad ni sumar visiones o voces. Por el contrario, se ha instalado un solo relato: el del eterno conflicto. Parece que solo sabemos ser un país en conflicto y, si nos atenemos a nuestras acciones, a favor de que persista el enfrentamiento. Por eso, a pesar de tener datos sobre los hechos de paz, mantenemos un pensamiento armado. Como que no sabemos más.

Esta paz, que debería ser nuestro gran relato 26 años después del nacimiento de la Constitución, la estamos convirtiendo en un cuento de horror.

Retomando el planteamiento de Cortina, en Colombia también se ha impuesto un falso relato: el de que la paz, más allá del acuerdo con las Farc o eventualmente con el ELN, es un proyecto nacional inviable. Hemos perdido una gran oportunidad de reconstruir nuestra identidad, de creernos y vivir nuestro propio cuento, ese que dice que sí podemos ser un país en paz. 

@Polymarti

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