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Réplica a Catatumbo

El argumento de que “todos somos víctimas” resulta inaceptable si lo que se pretende es diluir la responsabilidad frente a las víctimas más importantes: la población civil.

Diego Arias, Diego Arias
5 de junio de 2013

Creo que como la mayoría de los lectores, leí con interés y expectativa la entrevista a “Pablo Catatumbo” en la edición anterior de la revista SEMANA. El tema y los contenidos de la entrevista realizada por María Jimena Duzán justificaban también la portada de esa edición. Discrepo de quienes creen que eso hace “apología” a los “terroristas” y discrepo también de quienes creen que fue una entrevista en la que el Jefe de las FARC superó fácilmente a su entrevistadora o que fue incluso “acomodada” a conveniencia del entrevistado.

Pero dicho esto quiero referirme  a varios de los temas a los que aludió “Catatumbo”, sin duda un líder guerrillero que se expresa de manera más consistente que sus compañeros de negociación, a distancia del tono panfletario que aun se siente en el discurso de Iván Márquez y el mas destemplado, casi de mal gusto (por lo folclórico) de Jesús Santrich.

De conjunto creo que sin duda las FARC se han estado moviendo en esta negociación de manera práctica e inteligente, luego de años de “inamovibles” y una férrea e inclaudicable defensa de la teoría marxista-leninista y la toma del poder por las armas. Su giro hacia ideas más democráticas y las conquistas significativas que están surgiendo de la negociación de La Habana, pueden parecer “revolucionarias” a los ojos de los más recalcitrantes conservadores pero no lo son tanto si se recuerda que estamos en un país tan desigual y excluyente como Colombia.

Yo celebro lo que está ocurriendo en esta negociación y creo que lo dicho por Jorge Torres Victoria (“Pablo Catatumbo”) merece una consideración seria, lo cual no quiere decir que se esté de acuerdo con todo su planteamiento, como yo mismo no los estoy en varios asuntos que a continuación menciono.

El primero de ellos se refiere a sus comparaciones con el proceso de paz con el M19 por el que las FARC suelen expresarse con desprecio al señalarlo como una “traición” pero a renglón seguido, como el hermano menor que sufre de complejo frente a su hermano mayor, se queja de que al M19, entre otras cosas le “regalaron” Constituyente y Amnistía “y eso que venían de tomarse el Palacio de Justicia” anota Catatumbo en la entrevista. Sobre esto basta anotar de manera breve que lo de “amnistía” no fue cierto ni fue la figura utilizada (varia gente del M19 pagó condenas por delitos de lesa humanidad) pero además era otro el contexto de la justicia nacional e internacional en las que no existían ni el “Estatuto de Roma”,  ni la Corte Penal Internacional (CPI), ni se había ganado para bien de la humanidad un lugar central a favor de las victimas ni la idea de “verdad, justicia y reparación” como esencia de ese derecho. Que hoy sean otras las condiciones no es culpa del M19 sino de un país, un mundo y una humanidad que no justifican ya por ningún motivo, incluidas “razones políticas”, las atrocidades ni la barbarie y eso es algo crucial que cambió  ya…y para siempre.

Y lo de la constituyente es también un argumento que desconoce el hecho histórico de que el M19 se ganó esa determinante presencia fue en las urnas, lo  que lo llevó a ser una fuerza decisiva para parir la constitución de 1991, algo que ahora las FARC necesitan emular. Otra cosa es discutir como se dilapidó luego ese enorme capital político del M19 (le ha pasado a toda la izquierda, incluida la influenciada por las FARC), pero de allí a decir que fue un “regalo” hay una seria omisión, extraña en alguien tan bien informado como “Catatumbo”.

Pero el reparo más serio a las palabras del líder guerrillero se refiere a cuando al hablar de la necesidad de darles la cara a las víctimas se posiciona en la idea de que aquí “todos somos víctimas”. En una violencia tan compleja como la nuestra eso es cierto pero también es relativo porque por esa vía se justifica también la barbaridades de la empresa criminal del paramilitarismo (a Castaño las FARC le mataron a su papá) o del propio estado, en muchas ocasiones. Incluso justificaría las posiciones extremas de Álvaro Uribe por cuenta de como las FARC afectaron también a su familia.

En esto de las victimas hay que tener una perspectiva correcta y coherente: una cosa son las víctimas civiles, no armadas y otra la situación de quien estando en armas ha sido tocado por la violencia de la que participa. Nada de lo que se ha hecho como guerra sucia (secuestros, homicidios, desapariciones, amenazas) contra los familiares de líderes guerrilleros puede ser justificable o aceptable pero el argumento de que “todos somos víctimas” resulta inaceptable si lo que se pretende es diluir la responsabilidad frente a las víctimas mas importantes: la sociedad desarmada y la población civil.

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