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RESUCITA ALVARO URIBE?

Semana
5 de mayo de 1997

Nadie entiende muy bien todavía por qué aceptó el cargo de Ministro de Defensa de este gobierno el antioqueño Gilberto Echeverri Mejía.Para Samper, sin duda alguna, fue un golazo. Logró corregir con este nombramiento, a prueba de crítica alguna, la metida de pata de Guillermo Alberto González. Pero de puertas hacia adentro, lo que nadie sa-be es que el nuevo Ministro de Defensa no es para nada lo que podría llamarse un samperista. Existe incluso un antecedente de diferencias serias entre ambos durante la campaña presidencial de López. Por eso podría decirse que el nuevo Ministro de Defensa es casi un antisamperista. No corresponde a la personalidad francota y desabrochada de Gilberto Echeverri haber aceptado un ministerio de un gobierno que no le gusta por el simple propósito de llegar a ser algún día ex ministro. Ese no es el Echeverri que el país conoce.De manera que su presencia en el Ministerio de Defensa debe tener una razón distinta, que es interesante encontrar.Para comenzar, no puede ser gratuito que Gilberto Echeverri Mejía, un representante de pura cepa de la clase empresarial antioqueña, la más antisamperista del país, haya soltado amarras sin el beneplácito de sus coterráneos. No solo son los empresarios antioqueños los más unidos del país _desayunan, almuerzan y comen casi todos los días_ sino los más ambiciosos: están empeñados en tener presidente antioqueño, porque el ensayo de Belisario los dejó muy aburridos. No tendría lógica que un grupo tan fuerte y homogéneo le prestara a un gobierno que no le gusta a uno de sus más encumbrados representantes, a cambio de nada.Habría que pensar, entonces, que la aceptación de Gilberto Echeverri, que según tenemos entendido fue muy pensada, muy consultada _entre otros, con el gobernador de Antioquia_ y muy difícil, se hizo finalmente no solo como un servicio al país, lo que perfectamente cabe en la personalidad del nuevo Mindefensa, sino con un propósito político claro: que en últimas beneficia a un precandidato presidencial: Alvaro Uribe Vélez.No es coincidencial que Echeverri haya llegado a su cargo con un programa de paz debajo del brazo. Como quien dice, fue un Ministro con paquete incluido, que incluso sorprendió a los militares _para no decir que los molestó_ anunciando un plan de paz cuando ni siquiera se había posesionado. Solo en un gobierno tan débil como este un ministro de Defensa se le adelanta al Presidente en el lanzamiento de algo tan eminentemente del fuero presidencial como es un plan de paz. Curiosamente el nuevo Mindefensa se saltó en su abrebocas hacer mención al tema del narcotráfico. Pero es probable que se trate de un error involuntario que resolverá en el discurso de su posesión.Si este discurso de paz de Echeverri comienza a calar entre los militares, entre el propio gobierno y entre la opinión, sería como una forma de lavarle la cara al gobernador de Antioquia, quien ha resultado, para utilizar la palabra de moda, 'satanizado' con el cuento de las Convivir. Lo más probable, en cualquier caso, es que el departamento del país que actualmente se encuentra mejor preparado para iniciar un proceso como este sea, precisamente, Antioquia.Son varios los personajes antioqueños que vienen trabajando desde hace meses en un plan de paz. Uno de los principales impulsores del tema es el presidente de Conconcreto, el empresario J. Mario Aristizábal, a quien Alvaro Uribe le ha dado mucha cuerda desde la gobernación.No es una casualidad que el nuevo Ministro de Defensa, entonces, haya llegado 'pensado' a su cargo. Si Gilberto Echeverri y Alvaro Uribe logran hacer una buena llave entre el Ministerio de Defensa y la gobernación de Antioquia en el tema de la paz (y quién quita, porque ha habido algunos acercamientos, que Alvaro Uribe logre que le entreguen un primer grupo de los 60 soldados secuestrados), Uribe podría llegar a la candidatura presidencial graduado en la filosofía de la mano tendida y del pulso firme.El es muy claro en asegurar que no tiene intenciones de retirarse de la gobernación, porque le parece "poco serio" abandonar el cargo. Y a Uribe, que es un hombre esencialmente serio, hay que creerle lo que dice. Pero en la política sucede que muchas veces las cosas no dependen de lo que uno decida, sino de lo que los demás decidan por uno. En cualquier caso, Alvaro Uribe no tiene afán. Si no es en esta oportunidad, será dentro de cuatro años. Por ahora, ha demostrado ser un hombre con la decisión suficiente para hacer la guerra, y está en proceso de demostrar que también tiene la decisión para ensayar los caminos de la paz.De manera que hasta para la presencia de un antisamperista en el Ministerio de Defensa hay una explicación racional. Allí le han colocado los antioqueños a Alvaro Uribe una llave esencial para que el más opcionado precandidato antioqueño encienda por fin motores, y demuestre hasta dónde es capaz de subir.

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