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RETRATOS HABLADOS

Antonio Caballero
18 de mayo de 1998

Por fin alguien _el periódico El Tiempo, hace 15 días_ les hizo unas preguntas a los candidatos a la presidencia, en vez de hacérselas, como siempre, a los posibles electores de esos candidatos. Es decir: unas preguntas que sirven para orientar a los electores, y no para orientar a los candidatos. Y fueron por fin unas preguntas pertinentes, que precisamente por serlo parecen impertinentes. O sea: preguntas a las cuales no basta con responder con vaguedades difusas de político en campaña: paz, felicidad, justicia. Preguntas para saber quiénes son en realidad los candidatos, que es siempre su secreto mejor guardado (empeñados como están, no en ganar votos, sino en no perderlos). Recordemos casos recientes: ¿sabían ustedes, por ejemplo, que César Gaviria era gavirista? No: se presentaba como galanista. ¿O sabían que Ernesto Samper era un sinvergüenza? Tampoco: sólo se vino a destapar ya en el gobierno. Así sucede casi siempre. Esta vez, sin embargo, las preguntas, por parecer ingenuas, cogieron a los candidatos por sorpresa. Y al contestarlas _o al negarse a contestarlas, como hizo Andrés Pastrana_ se retrataron ellos mismos.Fueron seis preguntas. En apariencia sobre temas personales o íntimos, pero que dirigidas a aspirantes a gobernar un país arrojan luz sobre el futuro de millones de personas. Sobre la legalización del aborto: ese delito que cometen cada año 250.000 mujeres en Colombia, y que por ser clandestino causa la muerte de 500 de entre ellas. Sobre la tolerancia hacia la homosexualidad: esa inclinación abierta o vergonzante que influye sobre las vidas de un millón de colombianos por lo menos. Sobre la permisividad del consumo de drogas: ese hábito que desde hace 20 años crece sin cesar en todas las clases sociales del país. Sobre la actitud ante la infidelidad conyugal: ese comportamiento que afecta, a ojo de buen cubero, a nueve de cada 10 parejas en Colombia. Sobre la autorización de la eutanasia o muerte sin dolor: una suerte que, en este país de asesinados, es privilegio de minorías. Y sobre el recurso a las prácticas esotéricas: esa costumbre inveterada _desde la lectura del horóscopo en los periódicos hasta la interpretación de las cabañuelas_ de todos los colombianos de ascendencia india, negra o blanca: es decir, de todos.En las respuestas, ya digo, se retrataron los cuatro candidatos.Andrés Pastrana es aún menos de lo que parece. No supo qué contestar. Y para justificar su mutismo, sus asesores _ni siquiera él mismo_ alegaron que sólo tenía tiempo para pensar en gravísimos temas de Estado: el nombre de su compañero de fórmula presidencial.Harold Bedoya es exactamente lo que parece: un hombre con el pecho de lata. En cuanto al aborto, "el vientre de la madre es sagrado". La homosexualidad es "una anormalidad", pero el homosexual "es inocente por lo sucedido". El consumo de drogas "no es normal", y por eso "el gobierno tiene que luchar para evitarlo". La infidelidad es "un problema extremadamente grave". La muerte es cosa de Dios. Y en cuanto al esoterismo, el aguerrido general "sólo cree en los cucarrones que anuncian una visita" porque así se lo inculcó su mamá cuando era niño.Horacio Serpa es distinto de lo que parece: mucho más godo. "No voy a legalizar el aborto", sentencia rotundamente. Considera "una fortuna" que sus hijos no le hayan salido homosexuales. Cree, tal como manda el general McCaffrey, que hay que luchar contra la droga "en todas sus fases, desde la etapa del cultivo hasta la de la comercialización". Sabe que su señora nunca lo ha engañado, ni él a ella, y por eso "ni siquiera se preocupa en pensarlo". Con respecto a la eutanasia considera que "lo apropiado es la muerte natural". Y no se le ha ocurrido nunca _un escueto "nunca"_ ni leer el horóscopo. Noemí Sanín, finalmente, es mejor de lo que parece. Sobre el aborto entiende que se trata de un problema y no de un crimen: "embarazos indeseables, paternidades y maternidades irresponsables". La homosexualidad la "respeta totalmente", porque ella está "contra las discriminaciones". Frente a la droga cree que "en Colombia estamos tapando el sol con la mano" y que lo que se requiere es "prevención y educación". De la infidelidad considera que "es un tema totalmente personal y de pareja y no un tema político ni público". En la eutanasia está "de acuerdo con la Iglesia cuando autoriza" la interrupción de la supervivencia artificial. Y en cuanto a la cosa esotérica reconoce que le han hecho la carta astral dos veces y que de vez en cuando lee el horóscopo. En resumen: Noemí responde con sensatez, con sinceridad, y con su propia cabeza.

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