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Revolcón en el sistema carcelario y penitenciario

Las formas de gobierno y los tipos de Estado se legitiman a partir de los valores y principios respecto de los individuos y de las sociedades.

Marco Tulio Gutiérrez Morad, Marco Tulio Gutiérrez Morad
6 de febrero de 2019

De ahí que el valor del individuo ante el Estado depende de la forma en que este último trata al primero: En los liberales, no existe intromisión arbitraria e injustificada sobre la autonomía personal; En los socialistas, se reservan una parte de la autonomía individual, más no en cuanto a la propiedad de los instrumentos y medios de producción; en los capitalistas, se brinda autonomía con propiedad privada y de medios de producción; y en los totalitaristas, no existe ninguna esfera del individuo donde el Estado no pueda intervenir.

A mayor intervención estatal sobre el individuo, mayor devaluación de la autonomía, la libertad, la igualdad y la dignidad humana.

Este breve análisis filosófico-político de las oportunidades que tiene el individuo ante el Estado se plantea para concluir que no hay justificación alguna para que un Estado democrático, liberal, social y de derecho como el nuestro, doblegue a los ciudadanos que por una u otra razón terminan en una cárcel como cosas.

Nuestro sistema carcelario y penitenciario cosifica al ser humano convirtiéndolo en objeto. Esto justificó por siglos a los Estados esclavistas, pues no ofrece el mismo trato a todos los privados de la libertad a quienes tiene estratificados de acuerdo con la capacidad económica que los apalanque.

¿Y cuál es el trato que el Estado debe darle a los privados de la libertad?

La única respuesta que cabe aquí es un trato digno de seres humanos en igualdad de condiciones a los demás.

La forma de cumplir ese propósito para garantizar plenamente los valores y principios sobre los cuales se edifica el Estado democrático, social y de derecho pactado en la Constitución de 1991, es proponer un revolcón al sistema carcelario y penitenciario a partir de la privatización de las centros de reclusión, porque de nada ha servido que le inyecten grandes presupuestos a construir cárceles públicas que en segundos quedan hacinadas, sin la protección de los servicio de salud e higiene básicos y sin la esperanza de contar con condiciones para la resocialización.

¿Por qué no intentar la implementación de granjas agrícolas carcelarias como se ensayó hace algunos años para recibir a los campesinos que delinquen y caen en las celdas capitalinas en donde se hunden en el vicio, en la perversión y en la reincidencia delictiva?

Como mínimo, el grupo de guerrileros reinsertados con el acuerdo de paz tendrían trabajo, y a su vez, pagarían sus penas.

Se debe hacer una amplia convocatoria a las asociaciones público-privadas (APP) nacionales e internacionales para que adquieran fincas aptas para ese proyecto en las que se construyan y adecuen instalaciones para que los condenados purguen sus penas, se resocialicen y se eduquen en condiciones humanas.

Un ser humano, por mayor delito que haya cometido, si recibe educación en valores y principios, saldrá mejor hombre que el que entró a ese sistema.

Si no es así, en un buen porcentaje de personas que ingresan a una cárcel, se convertirán en el enemigo en potencia de la sociedad a la cual volverán hacia un ciclo vicioso que en poco tiempo los volverá a recibir.

¡No más medidas inocuas sobre el sistema carcelario y penitenciario del país! Necesitamos oír del gobierno nacional una propuesta seria, radical y definitiva a ese cáncer que aún cuando fue catalogado como un “estado de cosas inconstitucional” no logra su sanación.

Así mismo, le hacemos un llamado al señor Procurador General de la Nación para que actúe en el revolcón que el sistema requiere solicitándole al gobierno nacional que, con carácter urgente, le ponga fin a esta tragedia humana. Su intervención fue definitiva en temas como la salud y la convocatoria a la Administración Distrital y el transporte de Bogotá. La Constitución se lo permite y estamos seguros que así lo hará.

(*) Abogado Constitucionalista.

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