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Roy y el triunfo de la política de alcantarilla

Nada sería mejor que los millones de colombianos que desconfiamos del Presidente Petro nos equivoquemos y haga una excelente gestión.

Salud Hernández-Mora
25 de junio de 2022

Nadie con tan pocos escrúpulos debería presidir el Senado. Su elección manda el mensaje de que siguen haciendo política de cloaca, engañando, disfrazando los hechos. Lo hizo María José Pizarro asegurando que la elección de Roy había sido unánime en el Pacto Histórico, mentira que destaparon Bolívar y López. No sé si lo hizo por lambona o porque ya no distingue la verdad de la falsedad continua.   

Y es que Roy es producto de un coctel explosivo. Un santista devenido en petrista, combinación perfecta para continuar la política del todo vale. La de tergiversar la realidad y la historia, la de espolear la división profunda porque, cada vez que habla, insulta la inteligencia de quienes piensan diferente.

También indigna escuchar a los que secundaron la aspiración de Petro solo porque detestan a la derecha, aconsejarle que forme un gobierno alejado de la extrema izquierda. Que escoja un ministro de Hacienda defensor de la libre empresa y no a un socialista. Suplican al presidente electo que imite a Juan Manuel Santos, que burló a sus votantes con absoluto desprecio, traición que aplaudieron en su momento.

El domingo ganó la izquierda radical, así a muchos nos parezca un desastre para Colombia, pero vencieron los 8 millones fieles que lo acompañaron en 2018 y el 19 de junio, más los que se sumaron a última hora. Y si votaron socialismo, es lo que Petro debería darles. 

Obvio que en cuestiones fundamentales de Estado, como defensa de la naturaleza o el rescate de Arauca, deberían buscar consensos para que fuera política de Estado de largo aliento. Pero en 72 horas no se pactan temas tan complejos, solo alcanza para la repartija de siempre. ¿O alguien cree que César Gaviria, que desconoce que existe algo llamado ética y principios, cambia de Fico a Petro por el país y las ideas? Idéntico a La U, engrasada máquina electoral que se vende al mejor postor.

Tampoco Rodolfo Hernández estuvo la altura de su enorme caudal de votos. Deshojó la margarita con la curul de la oposición como si fuese un regalo y no una obligación. Y si la rechaza, que de pronto debería hacerlo, sería porque decidió no estar en la oposición ni liderarla y el cargo lleva ese título. Si siguen tomando el pelo a la ciudadanía, no esperen recuperar la credibilidad de las Cámaras Legislativas y la política en general.

Si siguen por esa línea, el único voto que no engaña es el que metes en la urna contra un candidato. Si lo frenas, estupendo. Si no, de malas. Pero nadie te incumple, nadie te defrauda porque nada esperabas de ninguno.

Porque resulta incomprensible, por ejemplo, que Mira, partido cristiano, no se oponga a los defensores del abominable crimen del aborto de seis meses. O que el Partido Conservador se tome una semana, ¿para analizar qué? El Pacto Histórico, que reúne a comunistas, aliados de las dictaduras latinoamericanas, amigos de terroristas, propulsores de un Estado gigante que todo lo devora y arruina, no puede estar en la orilla parlamentaria de los que propugnan otras ideas. Lo lógico será que confirmen que se quedan en la oposición, respetuosa, pero firme.

Y si alguno se vende por un miserable plato de lentejas, no esperen que los respeten. Distinto será apoyar políticas que trasciendan ideologías como salvar la Amazonía, los páramos y los ríos.

Al final del día parece que Petro vivirá en el mejor de los mundos, porque necesita matricular a alguien de enemigo y ese papel se lo seguirá asignando al uribismo, en evidente declive. El líder de la Colombia Humana se disfrazará de oveja para estrechar la mano de Álvaro Uribe, sabiendo que los suyos no pararán hasta verlo preso con la ayuda de su Corte de bolsillo.

Lo que temo ante la avalancha de nuevos mejores amigos, es que Petro imite al Gobierno español, fruto del pacto del PSOE con la izquierda radical de Unidas Podemos, y aumente las carteras ministeriales. Recuerdo que la derecha de Rajoy entregó un Gobierno de 13 ministerios y Sánchez aumentó el gabinete a 22. También batió el récord absoluto en asesores: 785, honor que arrebató a su compañero de partido, el inepto José Luis Rodríguez Zapatero, íntimo de Nicolás Maduro y próximo asesor de Casa Nariño.

El presidente Petro tiene que llenar demasiados estómagos, todos quieren comer burocracia y algunos llevan varios años aguantando hambre de poder. Deberá saciarles y, puesto que anunció que su Gobierno dará trabajo a quien no lo encuentre en el sector privado, empezará por emplear a los desocupados de la nueva unidad nacional.

Y con eso no cumplirá los imposibles que prometieron. Pintaron un país de tantas sabrosuras que dispararán las frustraciones de su base electoral y volverán a echar la culpa de todo a Duque y a las inexistentes fuerzas oscuras que planean imaginarios golpes de Estado y magnicidios.

Aunque también existen los milagros y de pronto nos sorprenden y aciertan. Nada sería mejor que los millones de colombianos que desconfiamos del presidente Petro nos equivoquemos y haga una excelente gestión.

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