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Sensatez, presidente

La primera línea de Metro y los bogotanos merecemos respeto. La movilidad en la ciudad merece más transporte masivo y el desarrollo de otros proyectos de infraestructura que no pueden quedar de lado y desfinanciados por su talante dictatorial.

27 de enero de 2023

Reitero mi llamado a la sensatez al presidente Gustavo Petro. Aproveche su mandato para avanzar en la primera línea de Metro, una obra contratada, financiada y en ejecución. No hacerlo es un capricho que tendría sobrecostos de ocho a 12 billones de pesos, retrasos de ocho a diez años y un conejazo a la movilidad de los bogotanos.

El Gobierno nacional sabotea el megaproyecto al desconocer los avances de la obra: Construcción (18 %), patio taller (68 %) y el Traslado Anticipado de Redes (95 %). Los únicos perjudicados con las demoras en las obras y el caos actual en la movilidad serán los 2,5 millones de bogotanos que se beneficiarán con el Metro.

El presidente muestra su talante dictatorial, ya que plantea modificar a través de su Plan de Desarrollo la ley que establece un tope máximo del 70 % de financiación de las obras de transporte al Gobierno nacional y 30 % restante asumido por los municipios. El cambio implicaría asumir los recursos adicionales en 100 % por la nación.

Cuatro de las opciones presentadas no son viables jurídicamente porque el contrato no se puede modificar, ni sobrepasar el monto máximo de adición que establece la norma de contratación pública de hasta el 50 % del valor inicial. La única solución que recomendó el Consorcio chino fue extender el metro de la calle 72 hasta la calle 100, por ser jurídicamente viable y agregar valor, por atender 20.000 pasajeros adicionales. Esta alternativa fue rechazada por el mandatario porque segrega socialmente y es el único tramo en que la distancia entre aceras es mayor y permitiría el Metro elevado.

Hay afán del Gobierno para enterrar bajo tierra un tramo de la PLMB y hacer efectiva la modificación de lo pactado en 2019. Existen tres conceptos, uno de ellos por valor de 119 millones de pesos, pagado al exconsejero de Estado Enrique Gil Escobar, otro por Orlando Santofimio y Ernesto Rengifo que aún no conocemos. Desconociendo los billonarios sobrecostos, posibles demandas de los proponentes que no ganaron o no participaron por tratarse de un Metro elevado.

Urge escuchar la alerta de posible detrimento patrimonial que la Procuraduría General realizó y los riesgos de demoras en el plazo, aumento de precios en diseños y construcción, volatilidad del dólar, incertidumbre sobre la destinación del gran número de predios adquiridos y pagados para la construcción del metro elevado y vulneraciones al principio de planeación contractual que son ignoradas por la Administración Nacional.

Hace bien el Distrito en continuar la obra y aceptar a regañadientes el desarrollo de las dos mesas de trabajo, una jurídica y otra técnica, y financiera para complacer los caprichos del presidente de enterrar el tramo comprendido entre la avenida 1ra de mayo con carrera 50 hasta la calle 72.

Presidente Gustavo Petro, usted ha venido amenazando a los bogotanos en no continuar con la primera línea del Metro y ha cumplido. Lo que pasa es que usted ya no es candidato, es el jefe de Estado y debe velar por la seguridad jurídica y financiera de los proyectos de infraestructura de los colombianos y no solo obsesionarse con Bogotá.

Le recuerdo que ha pisoteado la autonomía del Distrito al reunirse con uno de los integrantes del consorcio sin invitar a la Alcaldía y la empresa Metro. Luego los cita para dejarlos plantados.

Muchos bogotanos vemos una obra que avanza pese a la campaña política que han iniciado los de su partido sumando petripuntos a través del desprestigio y las mentiras contra la megaobra, pues más vale obtener su aval para las próximas elecciones.

La primera línea de Metro y los bogotanos merecemos respeto. La movilidad en la ciudad merece más transporte masivo y el desarrollo de otros proyectos de infraestructura que no pueden quedar de lado y desfinanciados por su talante dictatorial.

No entiendo lo que usted pretende al desechar la propuesta del consorcio chino y acabar con una obra financiada y en ejecución. No juegue con los recursos del país y los sistemas masivos de transporte que requieren mayor financiación.

No es momento de improvisar, tampoco de satisfacer egos ni caprichos. Es momento de seguir adelante.

Reitero el llamado a la sensatez y que prime el derecho de los bogotanos a tener alternativas de movilidad, así como la responsabilidad fiscal del país y la ciudad. ¡Presidente, sea sensato!