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Slim desembarca en Cartagena

El monopolio de Claro aniquilaría la competencia y sin competencia los usuarios y el país estarían expuestos a las malas prácticas que surgen por falta de esta.

María Jimena Duzán
20 de octubre de 2012

Respetado Ministro Molano:

Como usted ya debe saberlo, el miércoles de esta semana llega a Cartagena, invitado por el Foro de Iberoamérica, el hombre más rico del mundo, Carlos Slim, y todo apunta a que el millonario viene no solo con el interés de recorrer las calles de La Heroica. Su visita se produce en el preciso momento en el que el gobierno está ad portas de decidir si su empresa, Claro, entra o no en la subasta de espectro para prestar los servicios de 4G, tecnología que es codiciada por los operadores debido a que les permite a los celulares tener un internet de mayor velocidad.

Por eso le escribo esta carta, ministro: para pedirle como ciudadana de un país que no ha podido salir de la inequidad que no se deje impresionar por la visita de Slim a Colombia y tome la decisión de no incluir a Claro en ninguna de las frecuencias que va a subastar para prestar los servicios de 4G. Si lo hace, el país y los usuarios se lo agradecerán.
Las razones para que Claro no entre en la subasta son varias y contundentes. La primera, es la más obvia: porque ese operador ya tiene una posición dominante en el mercado. Claro controla el 65 por ciento del mercado de celulares y si se queda con las frecuencias que son la joya de la corona, sobre todo con las de banda media, se convertirá en la dueña de las telecomunicaciones en Colombia. Por esa vía los usuarios terminaremos condenados a pagar tarifas altísimas como sucede en México, país en el que el señor Slim logró imponer su monopolio a costa del bolsillo de los usuarios.

La segunda razón tiene que ver con la protección a un derecho fundamental en una democracia: el derecho a la libre competencia. El monopolio de Claro aniquilaría la competencia y sin competencia los usuarios y el país estarían expuestos a las malas prácticas que surgen por falta de esta. En el último informe que hizo la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, sobre el monopolio que el señor Slim tiene en México, país que tiene las tarifas de telefonía móvil más altas de América Latina, el millonario mexicano queda muy mal parado: el informe plantea que para conseguir su posición dominante en ese mercado se ha incurrido en malas prácticas como las de bloquear las decisiones judiciales y recusar a funcionarios para evitar que se les impongan sanciones. Esas tácticas ya se empiezan a usar en Colombia: cuando el director ejecutivo de la CRC, Carlos Andrés Robellón, salió a decir que iba a imponer medidas para controlar a Claro en virtud de su posición dominante, fue recusado por Claro hasta que terminó renunciando a su puesto. Desde entonces la CRC no ha podido emitir las medidas que prometió contra Claro. Mientras tanto la compañía se sigue aprovechando de su posición dominante y ahora nos quiere convencer de que “hay 34 millones de colombianos que queremos 4G”, como dice su propaganda. Pues tenga una cosa clara ministro: a ese precio no hay usuario que quiera que Claro se quede con esas frecuencias tan preciadas. Ni siquiera los usuarios de Claro.

Pero tal vez la razón más importante para sacar a Claro de esta subasta es que con este operador afuera ganamos todos: el país y los usuarios. Por eso usted debe asegurar por lo menos la entrada de un operador nuevo. Eso reactivaría la competencia y redundaría en la baja de tarifas y en el mejoramiento de servicio como sucedió hace unos años cuando entró en la escena Tigo.

No es cierto ministro que no haya operadores nuevos con músculo financiero para meterse en esta subasta. Sí los hay pero en el caso de que no existieran, el Estado debería ser el encargado de equilibrar esas cargas. De esa forma nos alejaríamos del modelo mexicano que nos quiere imponer Slim en el que todos perdemos menos él y Claro podría dedicarse a mejorar la calidad del servicio que está por el suelo. (Claro que esa queja también hay que hacérsela a Movistar y a Tigo).

“El que no invierte en tecnología si ya está en el negocio, pierde calidad en sus servicios, pierde la alternativa de ofrecer más servicios o pierde participación de mercado y atención a sus clientes”, dijo Slim en una entrevista al diario El País de Madrid la semana pasada. Esa es su receta de éxito y se la celebro. Pero para aplicarla no necesita de más espectro en Colombia. Y usted ministro, que entiende de esta vaina, lo sabe mejor que nadie. ¡No se deje intimidar por el desembarco del virrey Slim en Cartagena!

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