Home

Opinión

Artículo

SOLO SOMOS TRES

Antonio Caballero
22 de febrero de 1999

Julio Mario y 'Tirofijo' son los dos colombianos a quienes más les lagartean los demás
colombianos. Pero tal vez sólo en eso se parecen. Por eso sorprende verlos coincidir, desde sendas
entrevistas de portada de revistas, en dos temas tan fundamentales como son las causas del conflicto
armado en el país y el fenómeno del narcotráfico.En la revista 'Cambio' dice Julio Mario Santo Domingo que no
ve a la guerrilla como un producto del narcotráfico. "La guerrilla responde a una razón política, anterior al
narcotráfico, que tiene que ver con la pobreza, con el atraso, con la falta de oportunidades y con distintas
formas de persecución que ellos sufren". Y 'Tirofijo', por su parte, explica en SEMANA: "Resulta que las
raíces del narcotráfico no son la coca sino los problemas sociales, económicos y políticos de este país". En
lo que a mí toca, debo decir que estoy de acuerdo tanto con 'Tirofijo' como con Julio Mario. Ya somos
tres.Sobre el narcotráfico mismo, también Julio Mario y 'Tirofijo' están de acuerdo entre sí (y conmigo): el
problema es creado por Estados Unidos, y debe ser resuelto por Estados Unidos. Dice el jefe guerrillero:
"El fenómeno del narcotráfico no compete sólo a los países productores como Colombia, sino
principalmente a los consumidores, Estados Unidos entre los primeros". Y el poderoso plutócrata le hace
eco: "Se necesita una inmensa cantidad de dinero para emprender los planes de rehabilitación de unas zonas
muy grandes del país, y en ese sentido pienso que ese dinero lo deben suministrar, principalmente, los
países consumidores de droga. Lo deben hacer como sanción moral, como razón de justicia, por haber
creado aquí una situación basada en su consumo de drogas". Añade luego: "Estoy hablando de miles de
millones de dólares que deben ser aportados por los países consumidores de droga". Y sugiere "que el
presidente vaya a esos países consumidores de droga a pedirles _a exigirles, mejor_ el dinero de la
rehabilitación, como compensación por el grave daño causado por ellos".Ya digo: tiene razón el rico, tiene
razón el guerrillero, y yo coincido con ambos. Pero contra la opinión de nosotros tres se levanta, impertérrita
y ciega, la del causante del problema, que es el gobierno de Estados Unidos. En el mismo número de
SEMANA en que hace declaraciones el jefe de las Farc mete baza también, en otra entrevista, Madeleine
Albright, secretaria de Estado del país que es a la vez el principal consumidor de drogas del mundo y el que
encabeza la cruzada por su prohibición. Prácticamente en todas sus respuestas habla del tema, para
reiterar una y otra vez que "la lucha antinarcóticos no es negociable". Dice: "La reducción del tráfico de drogas
ilegales hacia Estados Unidos es un objetivo principal de seguridad nacional de la administración Clinton".
E insiste: "Esperamos que nuestra cooperación antinarcóticos se expanda y se intensifique". Y concluye,
refiriéndose al diálogo de Costa Rica entre un funcionario de su departamento y un enviado de las Farc, que
este se dio "para comunicarles (a las Farc) que los esfuerzos antinarcóticos bilaterales entre Estados
Unidos y Colombia, incluyendo la fumigación aérea, no son negociables y continuarán". De manera que
continuará también la destrucción física, moral y económica de Colombia. Pues el gobierno norteamericano,
creador directo (y en lo económico, beneficiario principal) del negocio criminal del narcotráfico, no está
dispuesto a eliminarlo (y perder de paso sus beneficios) de la única manera posible: legalizando las
drogas. La señora Albright es enfática: "La legalización de las drogas no es un evento probable de ninguna
manera dentro del futuro previsible".En cuanto a la compensación en dinero por el monstruoso daño causado a
Colombia (y a otros países) por la política insensata de la prohibición, ni una palabra, claro está. Así que de
nada sirve que personas tan distintas como Julio Mario Santo Domingo, Manuel Marulanda y yo mismo no
sólo estemos de acuerdo sino que por añadidura tengamos la razón. La señora Albright tiene la fuerza.

Noticias Destacadas