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SOS: Se asfixia el pluralismo

La ofensiva contra el pluralismo está en pleno desarrollo y con ella se abre paso la confección de una historia oficial, el silencio de la crítica y la invisibilización de la diferencia. La sociedad y la justicia deben actuar antes de que sea demasiado tarde.

Clara López Obregón, Clara López Obregón
10 de septiembre de 2019

Escribe Madeleine Albright[1] que el paso al autoritarismo es lento e imperceptible. Consiste en un cúmulo de hechos que individualmente considerados no revisten el peso específico para descarrilar la democracia, pero que en conjunto acaban por hacerla irreconocible. Esa voz de alerta referida a países como Turquía, Hungría e incluso los Estados Unidos, merece ser considerada a la luz de lo que viene sucediendo en Colombia. La responsabilidad de cuidar la democracia atañe a todos, a la sociedad civil, a la empresa privada, al movimiento social, a la academia y desde luego a los gobiernos y empieza por proteger el derecho a la libre expresión, al libre examen, a la crítica del poder y a la escogencia entre distintas opciones e ideas.

Son varios los episodios que llaman a esta reflexión. Al comienzo del Gobierno Duque se nombraron personas con posiciones contrarias a la objetividad que requiere la dirección académica del Centro Nacional de Memoria Histórica. En un país que busca superar un conflicto armado de sesenta años, quién y cómo se maneja el tema de la memoria histórica es fundamental para garantizar la pluralidad de lecturas de cara a la construcción de una democracia robusta y de calidad.

En esta misma línea se ubica la directriz emitida por el comandante del Ejército, Nicacio Martínez, que busca unificar el relato de la fuerza pública para las comparecencias de sus integrantes ante la Comisión de la Verdad y la JEP; o la polémica versión de la “Seguridad Democrática” del expresidente Álvaro Uribe en un texto escolar para quinto de primaria de la editorial Santillana que apela más a la propaganda que al libre examen.

También se han registrado decisiones oficiales orientadas a suprimir el pluralismo en otras esferas. La embajadora en Italia y Grecia, Gloria Isabel Ramírez, retiró el apoyo de Colombia al Festival de Literatura en Atenas, “por encontrarlo fuera de las líneas de pertinencia”, al haber invitado el año anterior a escritores críticos del actual Gobierno, según informó una funcionaria de la embajada. 

En el Ministerio de Justicia se presentó otro incidente. El catedrático Ricardo Posada Maya presentó su renuncia a la Comisión Asesora de Política Criminal después de “reflexionar profundamente sobre la independencia académica de la comisión". El ministerio se había rehusado a divulgar el documento de los expertos con la posición adversa a la cadena perpetua.

Más publicitada ha sido la “jugadita” del senador Macías en la instalación del Congreso el 20 de julio con la que pretendió impedir el ejercicio del derecho de réplica de la oposición al Gobierno.  Más grave aún, su reiteración por parte del primer mandatario, quien ha optado por emitir sus alocuciones a través de las redes sociales que no usan el espectro electromagnético para que los medios de comunicación no tengan la obligación legal de transmitir las réplicas de la oposición.

Los casos más graves por su sensibilidad frente a la libertad de expresión tocan a los medios de comunicación. La empresa PRISA, dueña de Caracol Radio, ordenó sacar del espacio noticioso a connotados columnistas que analizaban semanalmente los acontecimientos y Noticias UNO anunció que el Canal UNO sacará este noticiero del aire por no ser rentable.

Todo lo anterior se da en el contexto de la intimidación armada y el asesinato de más de 450 líderes sociales y políticos y 150 reincorporados de las Farc cuyo denominador común es pensar diferente en materia de sustitución de cultivos de uso ilícito, restitución de tierras, derechos humanos y corrupción.

Este patrón de acontecimientos indica que la libertad de expresión está siendo erosionada de manera grave y en casos aniquilada. La ofensiva contra el pluralismo está en pleno desarrollo y con ella se abre paso la confección de una historia oficial, el silencio de la crítica y a la invisibilización de la diferencia. La sociedad y la justicia deben actuar antes de que sea demasiado tarde. ¡SOS! ¡En Colombia se asfixia el pluralismo y con ello la democracia! 

[1] Fascismo: una advertencia, Ediciones Paidós, 2018