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Tercería sin grandeza

La actual polarización seria el escenario perfecto para lucirse y convertirse en una alternativa real de poder.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
2 de marzo de 2013

Esta semana oí dar alaridos a Cecilia López, vi a Antonio Navarro tratando de cuadrar cien micos en una foto y a Enrique Peñalosa decir en RCN radio que “tal vez sí pero que no, o que quién sabe” cuando le preguntaban por una posible candidatura presidencial en nombre del Partido Verde. Mientras tanto leí que Sergio Fajardo renegaba de sus antiguos compañeros de campaña y se desprendía olímpicamente de ese romántico sueño que es ‘Pido la palabra’.

Los verdes descoloridos que todavía se arropan bajo esa delgada colcha de retazos que ellos llaman partido andan, por su parte, buscando fórmulas desesperadas para pasar el umbral en el 2014 y ver si pueden conservar sus chanfas como representantes o senadores. Nada más.

Recordé entonces que la literata Melba Escobar se preguntaba en una reciente columna en El País de Cali si esto que nos están ofreciendo es todo lo que hay, y lamentablemente para ella existe una respuesta: en efecto, parece que la tierrita no da más.   

El sueño de una opción distinta al uribismo o al santismo se está convirtiendo en utopía, fundamentalmente por la ausencia de grandeza entre quienes jalonan una posible tercería en Colombia.

Agarrados entre sí como ahora están, no parece que progresistas, auténticos verdes, polistas no dogmáticos, intelectuales de centro e independientes de verdad vayan a ser capaces de remontar sus propios egos para unirse alrededor de una tercera vía.

¡Lástima! La actual polarización sería el escenario perfecto para lucirse y convertirse en una alternativa real de poder. Si las elecciones terminan siendo entre dos Santos (Juan Manuel y Pacho), con mayor razón un electorado agotado de tanto apellido rimbombante podría sentirse atraído por un camino de en medio.

Pero no. Ellos sólo piensan en si su nombre se vería lindo encabezando una lista al Senado o en quién va a aparecer en el tarjetón presidencial al final.

Sin grandeza no hay tercería. Sin grandeza no es posible construir empresas democráticas colectivas sostenibles y electoralmente rentables. Grandeza es lo que le falta a ese puñado de independientes.

No haría falta inventarse más partidos. Bastaría con ejercer una legítima presión política a la anquilosada dirigencia de los verdes y retomar el rumbo perdido dentro de esa colectividad para preservar una personería jurídica que hoy se mantiene con los sobrados de mermelada que le llegan de la unidad nacional.

¿Se dará cuenta esta tercería sin grandeza de que todavía hay tiempo para enmendar la plana y dejar las vanidades a un lado para recoger los votos inconformes, que los hay muchos, en la política nacional?

Twitter: @JoseMAcevedo 

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