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El dedo en la boca

Cada tragedia necesita su propio héroe, una esperanza a la cual aferrarse, cualquier hálito de ilusión.Pero la mayoría de las veces los héroes no son más que ficción, tal cual acaba de ocurrir en México cuando, tras el terremoto, Televisa se inventó el drama de una pequeña que luchaba por ser salvada.

Alonso Sánchez Baute
2 de octubre de 2017

Cada tragedia necesita su propio héroe, una esperanza a la cual aferrarse, cualquier hálito de ilusión. Necesitamos saber que alguien pudo o que alguien está luchando por lograrlo para convertirlo en símbolo de lo ocurrido. Como Omayra. Pero la mayoría de las veces los héroes no son más que ficción, tal cual acaba de ocurrir en México cuando, tras el terremoto, Televisa se inventó el drama de una pequeña que luchaba por ser salvada. ¿Cómo no creer en la noticia si la fuente era Televisa? 

La niña tenía el mismo nombre del icono cultural más importante de México acompañado de ese otro que significa sabiduría: Frida Sofía. Por separado cada uno es bonito, pero juntos da al menos como para sospechar de su falsedad. Sin embargo, ninguno de los sobrevivientes del colegio salió a decir que no la conocía. Especialmente luego de que un rescatista afirmó que Frida se le había escapado de las manos y de que otro dijo que había podido llevarle agua y oxígeno.

Al tiempo, México trataba de encontrar a los padres de la niña. Todo un novelón. Solo que un novelón para sacar provecho de una tragedia. ¿Cuántos murieron bajo los escombros mientras los rescatistas trataban de salvar a ‘Frida‘?

Los noticieros están haciendo un dineral con las catástrofes naturales. El paso de Irma por el Caribe ha sido la mayor película de suspenso que he visto estos últimos tiempos. Desde que comenzó a formarse el huracán las noticias dieron cuenta de cada milímetro en el que se movía. El mundo entero estaba expectante de la hora exacta en que finalmente arrasaría con Miami. Por fortuna fue una película con final feliz, pues quién sabe cuántos hubieran muerto de haberse quedado en casa. Pero he oído a más de uno desilusionado porque tanta bulla no se concretó: querían ver las imágenes de las grúas cayendo sobre los edificios y las modernas y costosas torres de vidrio dando vueltas en el ojo del huracán.

Después de la justicia como espectáculo tenemos La Noticia Como Espectáculo, el nuevo programa de telerealidad que nos llega justo cuando los realitys pasaron de moda. ¿En quién creer? ¿Cómo establecer la veracidad de la información si, para colmo, hay también interés por manipular la verdad? Lo estamos viviendo con el paro de Avianca. Bastó que las noticias dieran cuenta de los sueldos de los pilotos para que Efromovich pusiera al país en contra de un pliego de peticiones que puede ser excesivo (como cualquier otro), pero nunca ilegal. El bullying en contra de los pilotos se salió de madre cuando las noticias hicieron del paro un reality en el que cada colombiano se creyó con el derecho de decidir cuánto deben ganar los pilotos. Sabiendo que en el imaginario nacional el sueldo del otro será siempre excesivo (envidia que le llaman), las noticias explotaron el resentimiento generado por la desigualdad y exaltaron el arribismo nacional: un país de excluidos solidarizado con los que excluyen.

P. D. A propósito, ¿algún medio informó sobre el sueldo de Efromovich o el del presidente de Avianca?

@sanchezbaute