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Todos pierden

A Santos lo manosearon en el Congreso, confrontaron su palabra con la de Mancuso, le ofrecieron su cabeza a Chávez y lo arrinconaron con lo de las grabaciones.

Semana
16 de junio de 2007

¿Quién ganó en el intento del Congreso de aplicarle una moción de censura al Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos? Nadie. Todos perdieron. Incluido él, que perdió ganando. Veamos por qué, en el caso de cada uno de los afectados.

SANTOS: Aunque no prosperó la acción de censura en su contra, salió evidentemente lastimado del episodio. Durante tres semanas se le manoseó en el Congreso como golpista; confrontaron su palabra ¡la palabra del Ministro de Defensa de Colombia! contra la de Mancuso, un genocida confeso; le pusieron en bandeja su cabeza a Hugo Chávez, y lo colocaron contra la pared con el tema de las grabaciones, no sólo a delincuentes, sino a civiles, tanto del gobierno como de la oposición.

Aunque Santos demostró que nunca intentó ocultar sus contactos con paras y guerrilleros, el refrito de esas reuniones en el delicado ambiente judicial del país lo dejó contaminado. A él, las preguntas sobre las 8.000 horas de grabación que se efectuaron sin saber por orden de quién, cuestión número uno, y que se filtraron, cuestión número dos, se las seguirán haciendo durante el resto de su ministerio, y quién sabe si aún después. Ah. Y volvió a quedar claro que no sirve como interlocutor de Chávez.

CRISTO: Perdió. Los liberales lo acusan de haberse dejado meter los dedos en la boca por parte de Germán Vargas Lleras. Se metió a liderar la empresa de la moción de censura convencido de que tenía una buena posibilidad de ganarla, y no tenía ni una mínima. No logró obtener ninguna de las respuestas que buscaba por parte del Ministro. Y ahora, que como promisoria figura joven liberal había logrado 'gavirizarse', volvió a 'samperizarse' sin saber a qué horas.

VARGAS LLERAS: Perdió. La versión de que fue el patrocinador de la idea de la moción de censura contra su archirrival Juan Manuel Santos le hizo mucho daño, tanto si es mentira como si es verdad. Y encima de todo, quedó de 'conejero', al haber votado finalmente contra la moción, cuando realmente no tenía otra salida: ¿Cuánto le habría costado que con los votos de su bancada, asociados con los de la oposición, se cobrara la cabeza de uno de los principales ministros de Uribe, su competidor generacional? Y además, dio papaya para que se refrescara su antigua fama de 'puesterito'. Germán salvó a Juan Manuel, pero la pagó duro. Claro: menos que si lo hubiera tumbado.

URIBE: Perdió. Su ministro se salvó, pero el desafío de una moción de censura contra un ministro siempre es delicado para un gobierno, así haya terminado ganándolo por una abrumadora mayoría. Además, por el daño que evidentemente le hizo el debate a la persona de Juan Manuel Santos, acusa el golpe en su calidad de Ministro de Defensa, tanto dentro como fuera del país. Mejor dicho: le abrieron un boquete difícil de cerrar a su prestigio. Y el tema de las grabaciones sigue tan turbio, condimentado incluso con el aporte del Presidente el día de la famosa rueda de prensa en Palacio, que la gente no sabe bien si es el gobierno el que graba o es al gobierno al que están grabando: ambas versiones le hacen daño.

SAMPER: Creyó que iba a lograr un 'respirito' reviviendo la versión de que fue víctima de un intento golpista. En primer lugar, eso es cierto: muchos pensamos que era mejor para el país que abandonara el poder para no dejar vivo el ejemplo de impunidad que heredamos. En segundo lugar, si es verdad que era a cambio de la desmovilización de paras y guerrilleros, nos queda un tremendo interrogante: ¿no nos habríamos ahorrado un buen trecho? Y en tercer lugar, quedó claro que las épocas de paladín de Serpa con Samper… ¡terminaron!

EL CONGRESO: Perdió. Sobre todo el tiempo, porque ni el sector que la buscaba obtuvo la cabeza del ministro, ni el ministro pudo responder lo que el Congreso le preguntó. Nadie se lució, ni del lado de la oposición ni del lado de los defensores del gobierno. Quedó la impresión de que ganó la disciplina de la bancada y no la injusticia de un debate flojo contra un ministro clave.

EL PAÍS: ¿Se imaginan como se rieron las Farc y los paramilitares ante el espectáculo de este debate?



ENTRETANTO… ¿Quienes no pudimos ir a ver a Yo-yo Ma en el Colón, cuándo terminaremos de llorar?

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