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COLUMNISTA INVITADO

TransMilenio, servicio que denigra

Los problemas financieros de este transporte y el monopolio de las frecuencias son elementos que se engendraron desde el nacimiento del sistema.

Semana.Com
11 de agosto de 2014

El TransMilenio antes de ser una solución de transporte es una forma de burlarse de todas las personas que tienen la obligación de transportarse para llegar a sus sitios de trabajo. Este servicio ha sido la mejor forma como se le ha hecho conejo a la problemática de la movilidad en Bogotá. 

Las largas y tumultuosas filas para entrar a las estaciones, la multitud de usuarios en los buses, extensas jornadas de espera para que lleguen los articulados a las estaciones, las estrechas y pocas estaciones, la escasa amabilidad que tienen muchos de los funcionarios que prestan el servicio de atención al usuario en las estaciones como también la de algunos conductores, la inherente inseguridad física que hace parte de la estructura de funcionamiento, los estrechos carriles por donde circulan aterradoras máquinas a grandes velocidades no obstante de convivir sobre una misma arteria con vehículos muchos más pequeños, buses viejos que en ocasiones se llenan de humo producido por los mismos articulados y otras tantas más características que se pueden ver día a día; son el común denominador de lo que dicen ser el principal medio de transporte de la capital de la república de Colombia; país que está preparándose para entrar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos - OECD.

¿Cuál Bogotá Humana? Pretende el alcalde Petro que la ciudadanía no proteste ante semejante irrespeto. Alcalde, en este caso no hay que fijarse quién promueve las protestas. El problema no es quién. El asunto es que este modelo de transporte pasó a la historia y pisotea la dignidad de los habitantes que viven en Bogotá pero que no tienen otra opción de transporte. Por favor cambié el vehículo que le facilita el Distrito para su transporte diario y empiece a utilizar todos los días el TransMilenio tanto usted como su escolta pero no se olvide de invitar a sus familiares.

Los grandes problemas que tiene este sistema de transporte, que quiso venderse como una innovación de punta y como el principal insumo para el funcionamiento de una ciudad moderna, nacieron con el mismo modelo. No se pueden ignorar las innumerables deficiencias que se han ocultado durante toda la historia del sistema. Ha sido una red de transporte que por oportunismos logró en algún momento ser vendido como un ejemplo hasta llegar al extremo y al descaro de presentarlo ante países desarrollados en donde ya van mucho más adelante.

La poca claridad en el manejo de las finanzas, el monopolio de las frecuencias, el control autoritario de los envíos y del número de articulados en operación como también la escasa inversión en la ampliación de la red; son elementos que han existido desde el comienzo. Se ha entregado la responsabilidad al incremento de la demanda y ello se ha querido mostrar como una fortaleza pues se dice que la ciudadanía consume el servicio por su eficiencia dada la diminución en los tiempos de movilidad de un sitio a otro. 

Es decir, dentro del modelo sólo se contempló como variable tiempo el espacio temporal que dura una persona atiborrada dentro de una máquina de un sitio a otro. El resto de momentos según parece no son considerados por aquellos que califican el sistema. Lo anterior no obstante de configurarse infinidad de hechos que son innumerables y nada comparables con lo que han denominado tiempo de movilización.

La conceptualización de la definición de tiempo ha querido tergiversarse con este modelo. 
Desde la ciencia algunos definen que la dimensión temporal de un determinado suceso es mediante la comparación de su distancia temporal con otro suceso de referencia; bajo esta primicia, dada la infinidad de etapas que demanda el uso de este sistema de transporte, podemos decir que por la complejidad que demanda el uso del sistema, no tiene punto de comparación y por ello no se le ha dado la oportunidad al usuario de evaluarlo de manera objetiva; este sistema no es medible con respecto al sistema tradicional. No existe un modelo estándar que permita comparar parámetros homogéneos.

Se dice que el tiempo es una variable no negativa. Sin embargo, el sistema de transporte de TransMilenio logra volverla negativa puesto que una vez entra un usuario a la estación, no puede salirse y el efecto es adverso. También el tiempo es una definición del movimiento; pero en este caso no hay movimiento puesto existen innumerables anexos que son paquidérmicos, al punto de ser estáticos.

No se entiende cómo puede existir mayor consumo si aumenta la ineficiencia y existen innumerables inconvenientes y aspectos desagradables que han parte del funcionamiento de la red. Pero la inquietud sí tiene respuesta: el ciudadano de a pie que vive en Bogotá se ha obligada a usar este terrorífico servicio.

En últimas, logró convencerse a la ciudadanía de unas bondades ficticias y hoy no tienen como salirse y despertar de la pesadilla que se camufló como un dulce sueño.

*Magister en economía.

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