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Trump, Duque, Guaidó y el fracaso en la frontera

“Dejamos a un lado Venezuela para adentrarnos en otros temas de interés mundial”, suelen decir los informativos en la televisión. Por supuesto la diatriba contra el régimen de Maduro es mordaz, pero nada se dice, a fondo, del fracaso de la mal llamada “ayuda humanitaria” y el tal “cerco diplomático” para tumbar la camarilla chavista que rige los destinos de Venezuela.

Javier Gómez, Javier Gómez
4 de marzo de 2019

Se quedaron con los crespos hechos: Donald Trump, Iván Duque y Juan Guaidó; pero además los halcones Rubio, Abrams y Bolton que metieron al inquilino de la Casa Blanca en esta cruzada golpista. Pobre Trump, un duro revés al que se le suma su fracaso en la promovida cumbre con el líder norcoreano King Jong-un, las comprometedoras declaraciones de su exabogado Cohen y la amenaza demócrata de abrirle una investigación por abuso de poder. Terrible semana para el magnate.

Varios funcionarios de la embajada americana en Bogotá no ocultaron su desazón por lo ocurrido ese fin de semana en la frontera y el poco impacto que provocó una supuesta ayuda humanitaria fríamente politizada; tan politizada que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) no ocultó su rechazo a una acción que rompió con los principios básicos de neutralidad, imparcialidad y eficacia de la ayuda humanitaria.

El presidente Duque, por su parte, nos repitió hasta la saciedad que su tan cacareado “cerco diplomático” era el comienzo del fin del régimen de Maduro. Qué monumental falacia. Ni maduro se cayó y el tal cerco diplomático se diluyó en el fracaso de la frontera; fue tal la zozobra que produjo que de inmediato se revivió la propuesta de la Casa Blanca y de los opositores venezolanos: la intervención militar. El rechazo a esa iniciativa bélica no se hizo esperar y Europa no dudó en oponerse y, sin otra opción, el Grupo de Lima hizo lo propio.

Hoy los críticos le censuran a Duque el liderazgo que asumió contra el régimen chavista de la mano de Trump y su grupo de halcones. Los gringos no tienen aliados, tienen intereses y mañana, si tienen que hacerlo, nos patean el trasero.  

Y Guaidó, el político bisoño, presidente de la Asamblea Nacional, cometió un error: picó de audaz y se vino a Colombia no obstante la prohibición de abandonar su país que le impartió la justicia venezolana. Corre el riesgo, si regresa, de ir a la cárcel. ¿Ocurrirá? Aún no lo sabemos, pero de ser así perdería el espacio que había ganado en las calles y dejaría de ser la piedra en el zapato en que se le había convertido al régimen chavista. Se equivocó junto a Borges y otros líderes de la oposición al creer que detrás de la ayuda humanitaria venía el golpe militar a Maduro. Quedó claro: esa no es la salida.

Propone el expresidente Pepe Mujica elecciones libres en Venezuela, monitoreadas por Naciones Unidas y los países que se han mantenido al margen de este debate; propuesta que como demócratas avalamos quienes creemos en la salida negociada; creo que el presidente Maduro debe ponderar seriamente esta iniciativa, porque pretender desconocer que su país pasa por una difícil situación es tapar el sol con un dedo. El pueblo venezolano necesita y quiere cambios, pero lejos de las soluciones violentas.  

@jairotevi    

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