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Un debate sin debate

Debo confesar que el más realista de todos me pareció Antanas Mockus. Sin el queso verde se le entiende lo que dice, lo dice bien y deja ganas de verlo gobernar

Semana
8 de abril de 2006

No había muchas esperanzas de que el debate entre los candidatos presidenciales organizado por la CNN y el Canal Caracol fuera un programazo de televisión, si el gran favorito de los candidatos no iba a hacerse presente.Pero Ángela Patricia Janiot y Darío Fernando Patiño también se vieron un poco desperdiciados frente a un formato que era una absoluta camisa de fuerza.

La verdad es que este debate en el que no hubo debate nos dejó empezados.

Las respuestas de los candidatos fueron casi todas lugares comunes soltados en tono enfático y contundente, como si se tratara de propuestas audaces y novedosas.

Nadie puede estar en desacuerdo con la bandera política de Serpa de que sería deseable vivir de otra manera, sin pobreza y sin desigualdad. ¿Y acaso hay algún colombiano que piense que Carlos Gaviria se enloqueció al proponer que en Colombia haya más democracia y menos desigualdad? La pedagogía que promueve Mockus para hacer cumplir la Constitución y la ley es una metodología que no tiene enemigos. Y hago la apuesta de que la reconciliación que propone Leyva no encuentra un solo contradictor.

Y luego están las preguntas mal planteadas, basadas en presupuestos mentirosos. A los candidatos les preguntaron: ¿usted cree que Colombia debería tener buenas relaciones, además de con Estados Unidos, con otros países? ¿A quién se le ocurre que no?

Las difíciles relaciones con Venezuela van divinamente: Uribe trata a Chávez con guantes de seda, y viceversa. Los problemas con Ecuador son incidentes fronterizos que no tienen nada que ver con el nombre de Álvaro Uribe. Las relaciones con la Comunidad Europea se reinauguraron en este gobierno. Nadie pretende hacer actos hostiles contra el Pacto Andino ni contra ningún país de la región.

Y luego vinieron las respuestas que ya todos conocíamos. No hay ningún candidato que no esté de acuerdo con el aborto en caso de violación, de peligro de la madre o de malformación del feto. Lo original sería que hubiera uno que fuera partidario del aborto sin necesidad de las anteriores circunstancias.

Y en cuanto el matrimonio homosexual, es increíble que en un país como Colombia, con pobreza extrema, guerra atroz, falta de salud y de vivienda, ese sea un tema central en una campaña presidencial. Para completar, todos están de acuerdo en los derechos patrimoniales y de cobertura social de la pareja gay, y de ahí lo único que falta para legalizar el matrimonio entre homosexuales es la fiesta.

En lo que encontré posiciones originales, gracias a la pertinencia de la pregunta, fue en el tema de la extradición. El único que la apoyó fue Mockus, y hay que reconocer que tanto en proponer abolir la figura como en defenderla se corre un gran riesgo político.

Y salvo Mockus, quien se muestra partidario del TLC pero propone amasarlo y adaptarlo con pedagogía, era absolutamente previsible que todos los demás se pronunciaran en contra, porque ya lo han hecho en innumerables oportunidades y lo usan como bandera contra el gobierno de Uribe.

Pero lo que sigo considerando ridículo es la propuesta de someterlo a un referendo. Mientras los periodistas nos la pasamos ocultando nuestra ignorancia sobre el tema, y hay congresistas que incluso están tomando a escondidas clases sobre el tratado para entenderlo, no es viable proponer que lo aprueben o lo rechacen miles de colombianos que jamás llegarán a entender ni un renglón sobre el tema. Puedo sonar muy elitista, con perdón de Jorge Eliécer Gaitán, que decía que el pueblo es superior a sus gobernantes. Pero el futuro económico del país no puede depender de la ignorancia y la incomprensión, porque eso es pura demagogia populista.

En conclusión, a este debate le hizo falta debate. La posibilidad de que los candidatos puedan estar en desacuerdo entre sí es un requisito fundamental en este tipo de encuentros.

Debo confesar que el más realista de todos me pareció Antanas Mockus. Sin el queso verde que se puso en la cabeza durante la campaña al Congreso se le entiende lo que dice, lo dice bien y deja ganas de verlo gobernar.

Ojalá lo logre algún día.

ENTRETANTO… Al único que no se le ha preguntado es al Presidente-candidato: ¿qué pensará del aborto?

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