EPIGRAMA
Autor: Leandro Fernández de Moratín
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».
LOS ANIMALES SON MADRUGADORES
Autor: Miguel Ramos Carrión
Los animales son madrugadores
(sencilla observación que hace cualquiera).
Gocen ellos del sol la luz primera
y del alba, los pálidos fulgores.
Despiértense los pájaros cantores,
hijos de la florida primavera,
y vayan muy temprano a la pradera
labriegos, y gañanes, y pastores.
El hombre culto, no; siempre a tal hora
dormido ocupe el lecho todavía
disfrutando molicie seductora.
Yo sólo con placer madrugaría
por gozar los encantos de una aurora…
que es Aurora González y García.
LA PULGA
Autor: Lope de Vega
Picó atrevido un átomo viviente
los blancos pechos de Leonor hermosa,
granate en perlas, arador en rosa,
breve lunar del invisible diente.
Ella dos puntas de marfil luciente
con súbita inquietud clavó quejosa,
y torciendo una vida bulliciosa
en un castigo dos venganzas siente.
Al expirar la pulga dijo: "¡Ay triste!
¡Por tan pequeño mal dolor tan fuerte!"
—"¡Oh pulga! (dije yo): dichosa fuiste:
Detén el alma y a Leonor advierte
que me deje picar donde estuviste
y trocaré mi vida con tu muerte".
LOS VIAJES
Autor: por Juan Eugenio Hartzenbusch
Un pescador, vecino de Bilbao,
cogió, yo no sé dónde, un bacalao.
-¿Qué vas a hacer conmigo?
(el pez le preguntó con voz llorosa.)
Él respondió: Te llevaré a mi esposa:
ella con pulcritud y ligereza
te cortará del cuerpo la cabeza;
negociaré después con un amigo,
y si me da por ti maravedises,
irás con él a recorrer países.
-¡Sin cabeza! ¡Ay de mí! (gritó el pescado.)
Y replicó el discreto vascongado:
¿Por esa pequeñez te desazonas?
Pues hoy viajan así muchas personas.
EL PEOR, EL ÚLTIMO OLVIDO
Autor: Juan E. Hartzenbusch
Dió Perico Muñoz en olvidar
Hasta el comer, a veces, el dormir:
Sólo una vez se le olvidó el vivir,
Y nunca más lo pudo recordar.
Constituyente 91