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Una ayuda a la paz

Hace varias semanas la Unión Europea aprobó la ayuda destinada a los diferentes laboratorios de paz en Colombia. En Antioquia está el Laboratorio de Paz de Oriente, uno de los beneficiados y que cubre un área de 23 municipios, los más afectados por el conflicto armado. El gobernador, Eugenio Prieto, explica la importancia de la iniciativa que comenzó su antecesor Guillermo Gaviria.

Semana
3 de agosto de 2003

Guillermo Gaviria Correa y Gilberto Echeverri Mejía propusieron, lideraron y dejaron en ejecución el Plan Congruente de Paz de Antioquia, proceso de movilización social que ha tenido en el Laboratorio de Paz del Oriente Antioqueño uno de sus procesos más avanzados.

En el año 2001 los alcaldes del Oriente Antioqueño, desesperados ante el sufrimiento que el conflicto armado estaba causando en sus territorios, con creatividad y en ejercicio de la autonomía de su región, le apostaron a un proceso de desarrollo y paz, soportado en la legitimidad otorgada por la participación de los habitantes, participación que es la principal fortaleza del Laboratorio, el cual ha recibido el reconocimiento de varios organismos internacionales, tales como el Banco Mundial, el Pnud y la Unión Europea.

La Unión Europea ya ha decidido apoyar económicamente este esfuerzo. Entre septiembre y octubre en la ciudad de Bruselas se acordará el monto exacto para financiar este proceso, aunque ya están definidos 42 millones de euros para repartir entre éste laboratorio y los del Alto Patía y el Catatumbo.

La subregión del Oriente de Antioquia conformada por 23 municipios, es rica en recursos naturales, infraestructuras productivas y de servicios, y en equipamientos urbanos y rurales. Con sobrada razón ha sido denominada la despensa agrícola de Antioquia. Además, allí se produce el 35 % de la energía hidráulica del país, y es cantera de procesos políticos, institucionales y sociales de concertación que han marcado hitos históricos en Colombia.

Pero es quizás esa riqueza real y potencial, representada en capitales humanos, sociales, físicos y ambientales, la que ha generado que el Oriente Antioqueño sea uno de los principales focos de disputa entre los diferentes grupos ilegalmente armados, quienes en su indiscriminado accionar por la búsqueda del control territorial, cada vez afectan más a la población no combatiente, a la infraestructura de servicios y a los gobernantes democráticamente elegidos.

Esta situación ha motivado a su población y autoridades, a explorar alternativas viables y sostenibles para la construcción de condiciones de seguridad democrática integral, a partir de un proceso permanente de concertación de compromisos, sobre la prevalencia de los derechos políticos, económicos y sociales de todas y todos sus pobladores.

Disponer de medios concretos que permitan vivir con dignidad, seguridad social, oportunidades para mejorar, y plenas garantías y libertades, ha sido el anhelo permanente de estas comunidades. Desde esta concepción, tener condiciones de seguridad, implica disponer de mecanismos para la protección de la vida, la propiedad y las instituciones, contando con la protección de una fuerza pública regulada, legal y legitima. Dentro de este marco, observamos hoy la feliz confluencia entre la movilización de la sociedad civil del Oriente y la gestión comprometida y coordinada de sus autoridades, con el acompañamiento del gobierno departamental y del Gobierno Nacional.

El resultado de este proceso, ha ayudado a enfrentar pacíficamente las condiciones de gobernabilidad de los alcaldes, ante las amenazas de muerte de que han sido objeto por parte de grupos ilegalmente armados.

Los alcaldes y la comunidad organizada entendieron que sobre la dramática realidad de la subregión, y aprovechando el bagaje histórico de participación y de construcción de tejido social, el mejor antídoto contra la guerra era y es la participación, bajo la forma de asambleas, inicialmente comunitarias y luego constituyentes municipales, y de la Asamblea Provincial de Oriente.

El Laboratorio de Paz del Oriente se compone de tres ejes interdependientes integrados por la dualidad paz y desarrollo.

El primer eje, es la implementación de una cultura de paz, basada en el fortalecimiento del diálogo, el respeto a los derechos humanos, al Derecho Internacional Humanitario y a una vida digna. El segundo, es la gobernabilidad democrática, el fortalecimiento institucional y la participación ciudadana. Ambos ejes son la dimensión política de este laboratorio de paz, como compromiso de todos los actores del conflicto armado, de las autoridades y de la sociedad en general.

El tercer y último eje es el desarrollo productivo y sostenible, que mejore las condiciones socioeconómicas de la región, en armonía con el medio ambiente.

Fundamentados en que no existe pobreza, iniquidad ni exclusión alguna que justifiquen la violación a los derechos humanos, y sin pretender ir en contravía del Gobierno Nacional, los habitantes del Oriente Antioqueño han rechazado por igual todos los crímenes, y a la vez han persistido en mantener e incrementar la voluntad política para avanzar en la búsqueda de una salida política al conflicto armado que afecta a la región.

El compromiso y el respaldo manifiesto y efectivo del Gobierno Departamental y Nacional, y el apoyo técnico, político y económico de la comunidad internacional, permiten pensar que en el trabajo mancomunado por la convivencia y el desarrollo para la paz, está la mejor alternativa para enfrentar los profundos problemas políticos, económicos y sociales que afectan a esta importante región de Antioquia y de Colombia.

* Gobernador (e) de Antioquia

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